Científicos han señalado el error de confundir la expresión "selección natural" con "supervivencia del más apto". Este último término está más bien relacionado con ideologías falsas como el nazismo e intenta crear un juicio de valor. Sin embargo, la selección natural es algo totalmente diferente que ocurre en la naturaleza constantemente. No hay motivos morales, intenciones, o juicios de valor en torno al asunto de la vida o la muerte.
El hombre busca formular juicios de valor, busca culpables a ciertas cosas que simplemente son. El hombre primitivo creo el temor supersticioso del dios del rayo, cuando un hombre murió pulverizado por simplemente estar en el lugar equivocado para su soporte vital, en el momento no adecuado para él. Así la idolotría surge al intentar aplacar las fuerzas de la naturaleza, como las erupciones volcánicas que siempre han existido en la Tierra, y crea la idea del sacrificio expiatorio para evitar el castigo divino.
Nuestra propia existencia es producto de la selección natural y de la muerte en medio de la vida. Un óvulo fecundado es producto de un solo espermatozoide que logra ingresar al óvulo. El resto de espermios (MILLONES), muere de forma inevitable. Si Dios fuera un enfermo perfecionista habría creado un mecanismo que hiciera que un solo espermatozoide saliera del varón. Sin embargo, notamos el principio de que la vida crea más de lo que finalmente sobrevive, como ocurre con las semillas, y todos los animales y seres vivientes. A menudo, los religiosos extremos no recuerdan que la vida también involucra la muerte de otros para que la vida pueda existir. Incluso la vida humana.
Puede que alguién minimice este asunto y diga que un espermio no tiene conciencia y que es igual a una céluda de uña u otra cosa. Pero ese razonamiento es pobre, porque una célula de uña no es la célula especializada para crear una vida humana, un hombre a la imagen de Dios. ¿Por qué Dios permite en el proceso la posibilidad de muerte para millones de espermios? Un espermatozoide no es una célula cualquiera. De otro espermio diferente ha aparecido tu hermano, un ser totalmente diferente, más el óvulo. Por cierto, todos los meses la mujer experimenta la pérdida de éstos. La potencialidad de un ser humano se encuentra en ese misterio.
Dios no causa la muerte, pero en el universo material, las cosas no son mecánicas, tal como lo hemos demostrado con el ejemplo de las células germinales. La posibilidad de la muerte es una realidad experencial siempre presente. El universo material es incompleto ya que aún está en progreso hacia la perfección. Aún hay explosiones de soles, galaxias en colisiones y turbulencias solares que siempre han ocurrido.
Cuando Dios dió al hombre el Edén, solo este pequeño lugar era el Jardín. El resto de la Tierra aún estaba en estado salvaje, aún explotaban volcanes y hasta el día de hoy la Tierra sigue en cambio, las placas tectónicas y la deriva continental demuestran que la Tierra aún sigue cambiando. Es una falacia argumentar que la Tierra empezó como un Paraíso global. El Paraíso global en realidad es la meta, no es el origen. El pequeño Edén era un punto en un inmenso mundo salvaje.