sábado, 3 de noviembre de 2012

Cómo Dios construye la historia

Todos hemos anhelado un mundo mejor. La maldad, la pobreza y la injusticia parecen nublar nuestro juicio constantemente. La idea de un paraíso en la Tierra es una enseñanza impartida por varias religiones. Los mormones y adventistas tienen una versión de esa idea, no solo los testigos de Jehová como generalmente se cree.

El Libro de Urantia habla de que el destino de la humanidad es justamente convertirse en un Nuevo Mundo, pero la forma en que Dios lo hará es radicalmente diferente a la planteada por los movimientos religiosos que añaden la destructividad de muchos humanos.  A través de miles de años la humanidad ya ha experimentado la locura de muchas épocas de barbarie y oscuridad, y hace poco de 2 guerras mundiales con una Europa devastada, y aún así el fin destructivo del sistema jamás llegó.

Todos los años nacen millones de personas, y cada año, se añaden millones de jóvenes que interiormente tienen sed de la verdad y son llamados "merecedores". Si la predicación (tal como lo enfocan los T.J) es buscar hasta encontrar a los últimos merecedores, entonces cada año existirán nuevos merecedores que llegarán a la edad de comprensión moral y juicio propio (por ejemplo, cada año hay jóvenes que llegan a los 20 años). Esto hace que siempre cada año, existirán jóvenes con autonomía. Notamos que muy pocos se detienen a pensar en esto seriamente y se dan cuenta del argumento falaz.

Esta técnica se ha estado repitiendo desde los días de Russell y ya varias generaciones de testigos no han visto el ansiado Nuevo Mundo de la versión T.J.  Dicho Nuevo Mundo no es una ficción, pero la forma en que llegará es distinta a como se presenta.

Lo otro que algunos perciben en su fuero interno es que constantemente se construyen nuevos centros religiosos y existe crecimiento. También hay miles de personas que cambian de opinión en materia religiosa y existen miles de territorios orientales con poca penetración religiosa occidental.

Cuando meditamos en estos puntos, notamos que el objetivo de la predicación que Jesús enseñó no tenía que ver con juntar un grupo selecto de supervivientes humanos.

Según varios pasajes, Dios interviene ahora en el reino de los hombres. El Altísimo es el "gobernante en el reino de la humanidad" y "coloca y saca reyes" según el libro de Daniel. Y claramente mediante la providencia y la procesión normal de sucesos lo hizo con las potencias sucesivas y graduales de los días de Daniel. Y todo indica que él mantiene ese estilo para construir la historia.

Algunos grupos (como la W.T) comentan que en Apocalipsis se dice que Dios "pondrá su pensamiento" en los políticos actuales influyendo en ellos para que ataquen a la Ramera. Posteriormente Dios se volvería contra esos mismos políticos que él utilizó cuando estos ataquen al Pueblo de Dios.

Si reflexionamos un poco en esa argumentación, notamos como Dios puede influir en los humanos gobernantes para llevar a cabo su propósito. Y lo haría en la inminencia del fin. ¿Por qué este mismo Dios no podría seguir influyendo en los gobernantes como lo ha hecho desde los días de Daniel para evitar la aniquilación de muchos humanos?

 ¿Acaso él no desea la muerte del inicuo? ¿No hemos leído que él desea que la humanidad cambie? ¿Por qué no podría seguir influyendo positivamente en los gobernantes? ¿No es mejor la técnica de la educación paciente sobre sus hijos humanos?

Supuestamente Dios trae el fin por la irremediable conducta de los gobernantes, pero aun así no duda en controlarlos cuando él desea, incluso en la inminencia del fin.

La idea de que Dios influye para lograr cierto objetivo, para poner en contra a dos elementos del sistema humano, y luego lo deja de hacer para provocar otra situación,  transmite la idea de un caprichoso que tiene cambios de ánimo.

¿Acaso Pablo no dice que los gobernantes son "siervos públicos de Dios"? ¿No dice la Biblia que Dios los ha colocado en "sus posiciones relativas" para el bien humano?

Rutherford tuvo graves problemas para conciliar la idea anterior con el hecho de que Satanás era el gobernante del mundo, y dijo que dichas "autoridades superiores" eran Jehová y Jesús. Pero el contexto no pudo sostener esa idea en las décadas siguientes.

Satanás ha sido el gobernante nominal del mundo, pero desde los días de Jesús ha "sido echado fuera", ha perdido notablemente su influencia (la cual fué siempre relativa).

El poder del Maligno está fragmentado y su influencia es solo para quiénes directamente desean apoyarlo.  La inmensa mayoría de los problemas humanos, la degeneración y maldad son producto de las decisiones e imperfecciones de los mismos humanos que causan el mal.

El rebelde provocó que la humanidad sea más proclive a sus propias tendencias negativas, potenció negativamente las circunstancias externas de retraso para que exista un ambiente difícil, en dónde el hombre siempre enfrenta sus propias elecciones, y los frutos de dichas elecciones.

La humanidad solo enfrenta el eco del rebote de la rebelión original.

Millones de mentes humanas pasan todos los días por estados relativos de conciencia, en altibajos entre el bien y el mal. El hombre promedio tiene la misma lucha que Pablo (entre la carne y el espíritu), pero esto no hacía a Pablo un inicuo.

No olvidemos que los hombres son Hijos de Dios. Sus Ajustadores pugnan todos los días por estimular el bien en el hombre. Una lucha entre hacer lo correcto y la carne ocurre a cada instante. Y cada día nacen nuevos humanos y millones cada día llegan a la edad moral de elección.

Sería una grave injusticia que Dios aniquilara tanta posibilidad potencial para el bien. ¿Sobre que regla Dios decidiría hacerlo ahora? ¿Por qué no lo hizo en épocas más oscuras?

Hay gobernantes, siervos o auxiliares administrativos,  con excelentes capacidades y nobles propósitos en los gobiernos humanos. Es cierto que pululan entre otros que son deshonestos, pero Dios trabaja a través de sus Ajustadores residentes para avanzar en la humanidad.

Nosotros queremos ver resultados inmediatos, pero sin hacer el mayor esfuerzo, ninguna contribución. El día que despertemos y trabajemos intensamente en fomentar la hermandad entre los hombres y la Paternidad de Dios haremos la voluntad de Dios, predicaremos de forma auténtica.

Es inútil discutir sobre doctrina, intentar apuntalar interpretaciones que solo serán derribadas con los años. Tenemos dos opciones: Hacer algo ahora o caer en la pasividad y de esa forma contribuir a postergar el advenimiento del Paraíso.

El Paraíso ya lo puedes comenzar a construir, mejorando tu visión interior, y luchando por que tu entorno mejore.

Esto es difícil de aceptar por muchos formados bajo las interpretaciones teológicas convencionales. Puede incluso ser doloroso. Pero el camino verdadero del Amor involucra aprender a ver las cosas como Dios las ve, a amar como Dios ama, hasta el grado de darle la vida a todos los hombres.

Solo mediante la Revelación gradual la humanidad puede comprender todas las piezas.

Esto quizás no será para esta generación inmediata. Estoy convencido de que nuestros esfuerzos no deben ser para nosotros mismos. Tenemos que trabajar con los jóvenes y niños. Es urgente que sembremos en ellos. No seamos egoístas.  En ser egoístas se ha perdido tiempo valioso.

Nosotros debemos sembrar para la próxima generación. Ellos comenzarán a vislumbrar el renacer del mundo.

Si lo hacemos así, seremos recibidos en las moradas eternas. Nuestro trabajo de multiplicar los talentos será tomado en cuenta por el Amo.