lunes, 26 de noviembre de 2012

Plan de acción

Para colaborar en la construcción de un mundo mejor, el seguidor de Jesús debe tener clara su misión. Si aún la persona se debate en dudas internas, en lios mentales y cuestiones teológicas secundarias que consumen su tiempo y energías al transformarlo en un pusilánime, es mejor que se de un tiempo para un reordenamiento interior. Es mejor que espere.

La misión es sumamente sencilla y grandiosa, pero los hombres temerosos la esquivan, y se complican, titubean y vacilan,  por que significa una confrontación directa con su actitud ante la vida.

Es esencial que uno renazca del Espíritu, que descubra su Filiación con el Padre Universal, que tenga claro la realidad del hermandad del hombre mediante la experiencia personal e íntima. Al lograr un estado auténtico de consagración a la voluntad del Abba, el ser humano renacido no podrá estar inmóvil. Deberá transmitir su mensaje, no tanto por sus palabras, sino por sus acciones y frutos espirituales en la vida diaria. Esto lo hará ser la "sal de la tierra", la "luz del mundo".

Pero sin duda deseamos contribuir en acelerar los cambios. La humanidad necesita con urgencia orientación y quiénes tienen "talentos" deben esforzarse por trabajarlos y tener dividendos. Solo entonces, el Amo regresará para "ajustar cuentas" con nosotros.

Hemos analizado en las entradas anteriores la urgencia por predicar el verdadero mensaje de la Paternidad de Dios y la Hermandad entre los hombres a personas con cargos políticos y públicos. El testimonio no debe ser iniciado en base a doctrinas religiosas. El testimonio debe encontrar un punto en común con ellos, el "servicio público" para mejorar el medio ambiente social y material humano. Es esencial dignificar y cambiar el concepto mental interno de ellos mismos sobre su trabajo.

Diseña  una lista con organizaciones vecinales, municipios, diputados y políticos.  Más adelante intentaré crear una especie de tratado para que puedas abordarlos. Luego puedes crear seminarios o disertaciones gratuitas destinadas a que comprendan su importante labor y la responsabilidad que tienen.

En la medida en que sembremos ideales inspiradores (sin entrar en el terreno doctrinal), incluso en las religiones organizadas y en todo tipo de seres humanos, ayudaremos a provocar un movimiento que activará en los hombres el anhelo por escuchar a sus Guías interiores, sus Ajustadores residentes.

Es un trabajo enorme, que muchos deben emprender.

Ya basta de divagar, basta de fantasear con evasiones de la realidad, basta de chistar, basta de buscar culpables. Es hora de actuar, de generar talentos para el Maestro.