miércoles, 14 de noviembre de 2012

Sobre las canalizaciones, parte 1

Los espíritus de los muertos no regresan para comunicarse con sus familiares ni con sus amigos vivos. - Libro de Urantia Página 1680
 
 Jesús explicó además a sus apóstoles que los espíritus de los seres humanos muertos no vuelven a su mundo original para comunicarse con sus semejantes vivos. Sólo después de haber pasado una época dispensacional, podría el espíritu en progreso de un hombre mortal volver a la tierra, y aun entonces, sólo en casos excepcionales y como parte de la administración espiritual del planeta. - Libro de Urantia Página 1646
 
Jesús es categórico. Los resucitados en los mundos de estancia no regresan a la Tierra a comunicarse con sus familiares. Solo tras una larga época, por ejemplo, muchos siglos después (incluso mil años), un ser resucitado elevado podría regresar, pero él ya sería un ser que atendería asuntos de la administración del planeta y no por deudas familiares ni nada semejante. Ya habrían pasado siglos y él estaría en un nivel de evolución espiritual muy avanzado. Y esto solo sería algo excepcional y aislado.
 
Las canalizaciones y fenómenos de los mediums tienen varias explicaciones. En algunas entradas intentaré comentar estas explicaciones:
 
1) Fraudes y manipulación: La inmensa mayoría de los psíquicos son charlatanes, timadores y estafadores tal como algunos investigadores lo han probado al desenmascararlos. Algunos fingen entrar en trances para provocar temor (impresionar a la gente) y sugestión al emitir falsos sonidos guturales. Otros que afirman ser más serios  realizan la "lectura en frío y en caliente" que es una técnica  para que un sujeto convenza a otro de que sabe mucho más acerca de alguien de lo que conoce realmente.Aun sin que cuente con conocimiento inicial alguno acerca de una persona, un «lector en frío» experimentado puede conseguir rápidamente una gran cantidad de información acerca de algún sujeto mediante el análisis y la observación meticulosa de su lenguaje corporal, forma de hablar, vestimenta, apariencia, sexo, edad, religión, origen étnico o nivel educativo. Algunos muy hábiles lanzan una lista de problemas comunes hasta ver, según la lectura facial, un gesto de acierto o que el mismo sujeto le indique sin percatarse. También algunos canalizadores dicen cosas tan obvias o genéricas para manipular como: "él (el fallecido) dice que te ama, que te perdona", etc. ¿Quién no tuvo alguna vez un roce con alguién que falleció? Esto unido al deseo del familiar de purgar una pena provoca que el doliente se entrege confiado al vidente.

En otros casos, el mismo vidente, psíquico, medium o canalizador entra en un autoconvencimiento sincero de que tiene ese poder. La mente humana es tan poderosa que la misma afirmación crea una realidad personal como una especie de hipnósis. El Libro de Urantia narra un incidente interesante sobre una persona así durante el ministerio de Jesús:

(1666.2) 148:8.3 Aproximadamente por esta época llegó al campamento de Betsaida un individuo que profetizaba cuando estaba en trance; provenía de Bagdad, y se llamaba Quirmet. Este supuesto profeta tenía visiones peculiares cuando estaba en trance y sueños fantásticos cuando alguien interrumpía su sueño. Creó considerable zozobra en el campamento, y Simón el Zelote opinaba que sería bueno tratar con cierta rudeza a este pretendido profeta que se engañaba a sí mismo, pero Jesús intervino y le otorgó entera libertad de acción por unos días. Todos los que escucharon su predicación, pronto se dieron cuenta de que sus enseñanzas no eran sólidas si se las juzgaba de acuerdo con el evangelio del reino. Poco después este individuo retornó a Bagdad, llevándose tan sólo a una media docena de almas inestables y erráticas. Pero antes de que Jesús intercediera por el profeta de Bagdad, David Zebedeo, asistido por un comité nombrado por él mismo, llevó a Quirmet al lago y, después de sumergirlo varias veces en el agua, le aconsejó que se fuera y construyera su propio campamento.

(1666.3) 148:8.4 Ese mismo día, Bet-Marión, una mujer fenicia, se volvió tan fanática que perdió la cabeza y casi se ahogó porque había tratado de caminar sobre el agua; sus amigos la enviaron a su casa.

En otra ocasión, una persona desequilibrada emocionalmente llegó a creer que estaba poseído por los demonios:

(1696.2) 151:6.4 Cuando Amós reconoció a Jesús, cayó a sus pies y exclamó: «Yo te conozco, Jesús, pero estoy poseído por muchos diablos, y te imploro que no me atormentes». Este hombre creía verdaderamente que su aflicción mental periódica era debida al hecho de que, en esos momentos, lo penetraban espíritus malignos o impuros que dominaban su mente y cuerpo. Pero su afección era más que nada de carácter emocional —su cerebro no estaba gravemente enfermo.

No es que algunas posesiones en los días de Jesús no fueran causadas por demonios, pero él (a diferencia de los apóstoles y compiladores de los evangelios) sabía la diferencia:

(863.7) 77:7.6 No es mera figura retórica cuando los registros manifiestan: «Y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados y lunáticos». Jesús sabía y reconocía la diferencia entre la demencia y la posesión demoníaca, aunque estos estados se confundían mucho en la mente de los que vivieron en su época y generación.

Cómo conclusión en esta primera parte, tenemos claro que la inmensa mayoría de las videncias o canalizaciones se deben a fraudes, manipulación, autoconvencimiento (o desequilibrios) y una mezcla de las anteriores.