sábado, 1 de diciembre de 2012

Nuestra filiación con Dios

En esta serie de artículos se entregarán varios puntos importantes destinados a hacer reflexionar a personas individuales sobre nuestra relación con Dios. También  serán útiles  a líderes religiosos para que generen un autoanálisis doctrinal sobre esta importante realidad.
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Introducción

Wilson A. Bentley, pasó más de cuarenta años examinando y fotografiando copos de nieve a través de un microscopio y jamás encontró dos exactamente iguales. Su diseño singular, geométrico y complejo nos dejan extasiados. Y aunque los científicos dicen que ninguna ley de la naturaleza impide su repetición, nunca se han encontrado dos idénticos.

Sencillamente el azar no gobierna la Creación. El amor, el propósito y la unidad proveniente de un amoroso Creador impregna mediante su espíritu todos los rincones del universo.

Entonces observamos claramente una Mente maestra detrás de ese milagro. Pero debemos meditar en un hecho que no debemos olvidar: Cada copo de nieve es singular, es único. El azar no puede explicar su existencia. Vemos claramente diseño deliberado al observarlos. Esto significa que hay una Mente Maestra que diseña cada copo de Nieve. Solo miremos el diseño de cada copo. ¡Y hay millones de millones! Qué esto sea una realidad que supere a nuestro entendimiento no debería mermar en lo más mínimo nuestra fe o aceptación de este hecho.

Pero alguien podría preguntar, ¿acaso Dios ya dejó de crear al finalizar su día séptimo? En realidad Dios dejó de trabajar en hacer prototipos (los primeros tipos) de las formas de vida para la Tierra. El ha seguido trabajando en las series posteriores de estos prototipos. Pensemos en el ser humano.

La creación y la observación natural nos muestra que todos somos únicos e irrepetibles en toda la eternidad. Si un copo de nieve es producto de una mente, la existencia de la personalidad e identidad de cada individuo no es producto del azar y fuerzas ciegas. Así claramente, la singularidad de cada persona es una evidencia de que Dios lo creó personalmente y le dio la vida y lo ama como hijo.

Por lo tanto, las declaraciones de que solo un grupo selecto son hijos de Dios deben ser revisadas, y posiblemente son malas interpretaciones bíblicas que deben volver a examinarse. Una persona que logra encontrar la verdad progresiva siempre descubre que ésta obra en armonía con la realidad, con la misma creación y la evidencia que ésta nos otorga. Por lo tanto, si la realidad de las cosas y la singularidad humana nos muestra un diseño personal de la identidad, ciertamente toda declaración doctrinal en algún libro sagrado debe armonizar con ese hecho.


 No hay razón para creer que Dios tiene hijastros ni nada semejante o tiene criaturas de segunda. Aquí nuevamente observamos como la creación nos da testimonio de la verdad y cómo el entendimiento humano ha distorsionado el mensaje de ciertas revelaciones.

La maravilla de la singularidad humana

Cada ser humano es único e irrepetible en toda la eternidad. ¿Es una casualidad cada persona que nace? ¿Somos un accidente? ¿Es nuestra vida un accidente o un regalo deliberado de Dios? Si Dios se preocupa de diseñar un copo de Nieve, ¿acaso no lo hará con la maravilla que somos? Ciertamente cada uno de nosotros es más valioso para los ojos de Dios de lo que podemos imaginar.

Nuestra identidad, nuestro valor personal para Dios indica este hecho. Somos fruto del amor de Dios. De hecho, él te imagino personalmente. ¿Puede existir amor más grande? Eres su hijo, su propósito, su promesa y una esperanza. Esto significa que puedes tener una relación personal con tu propio Creador. Búscalo y lo hallarás.

Puede que preguntes: Pero soy tan imperfecto..., ¿cómo Dios pudo haber pensado en mí? No confundamos las cosas por falta de perspectiva. Nuestro cuerpo imperfecto sea gordo, flaco o enfermo y limitado es la herencia de nuestros padres terrestres. Tu personalidad, identidad y persona interior es tan única en toda la eternidad como lo es tu huella digital y tu ADN. Eres único y valioso en toda la eternidad, hasta el grado que Dios envió a su Hijo por ti.

No creamos las mentiras de aquellos que dicen que no somos valiosos para Dios. Esas enseñanzas no provienen de Dios y pretenden que creas que no le importas a Dios y que tienes que buscar tu propio camino egoísta. Durante toda la historia el Diablo ha luchado por separar al hombre de su Creador.

Hoy se dirige una batalla para enfermar a la humanidad de forma mental y espiritual. Se bombardea a la gente con pensamientos de miedo, temor, preocupación, inferioridad, depresión, etc. De esa forma se hunde a la humanidad y se le hace gobernable. Luego se le entregan formas de evasión como vicios, placer y ambiciones. De esa forma se ha sometido y esclavizado a la humanidad durante siglos.

Cada vez que seamos víctimas de la preocupación descontrolada pensemos en el Creador del universo. Meditemos en aquel que nos imaginó y creó personalmente. ¿Acaso Aquel que controla las galaxias y los mundos, no podrá ayudarnos a soportar nuestras pruebas? El es nuestro mejor amigo y nuestra Plaza Fuerte. Cada día fortalezcamos esa relación con él.
 
“Se venden cinco gorriones por dos monedas de poco valor, ¿no es verdad? Sin embargo, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios. Pero hasta los cabellos de la cabeza de ustedes están todos contados. No tengan temor; ustedes valen más que muchos gorriones”. (Lucas 12:6,7)
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.Sigan, pues, buscando primero el reino y la justicia de [Dios], y todas estas [otras] cosas les serán añadidas. Por lo tanto, nunca se inquieten acerca del día siguiente, porque el día siguiente tendrá sus propias inquietudes. Suficiente para cada día es su propia maldad. (Mateo 6:33,34)
 
 Estas verdades deben grabarse a fuego en nuestro corazón. Solo al comprender la verdadera realidad, nuestra auténtica naturaleza y relación con Dios, evitará que caigamos en la trampa del temor y la desesperación que domina a muchas personas. Entonces el mundo se maravillará ante vuestra templanza y fuerza interior. Mantendremos la serenidad y el valor porque nos sentiremos seguros en la manos del Creador de un inmenso universo. Nada nos hará retroceder. Jehová lo transformará a usted en un gigante. Desde ahora ensaye ponerse en las manos del Todopoderoso y hacer su voluntad.
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Aunque Dios odia el pecado y el mal porque causa daño, el Padre ama a los seres humanos. Comprender también que Dios ama a cada ser humano nos hace mantener en alto la predicación. Que Dios se preocupe de cada ser humano a nivel individual nos recuerda que él no quiere que "nadie sea destruido" (2 Pedro 3:9). La razón es que cada hombre y mujer es único e irrepetible en toda la eternidad. Jamás habrá otro hombre igual a otro. Si una persona escoge el camino de la muerte eterna es una tragedia terrible en el universo. ¿Comprendemos ahora por que es tan importante la predicación?
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Mientras tanto, hagamos lo que podamos para reconciliar a la gente con su Creador. Cuando te encuentres con gente desconocida y conocida en tu servicio u otra faceta mira más allá de las apariencias superficiales y prejuicios mentales que nos estorban. Mira su rostro y ve la historia única detrás de esos ojos. Quizás hay tragedias, victorias, sueños y esperanzas. Te darás cuenta de cuan únicos son y los comenzarás amar de verdad. Ya no lo harás por un sentido de deber, sino por que lo sentirás de corazón. Te acercarás a como ama de verdad el Padre Celestial.
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Con el tiempo, muchas características negativas que nos desagradan del prójimo las veremos como infantiles y ya no nos ofenderán tanto. El amor y la compasión superaran a nuestros prejuicios y los trataremos con sabiduría, prudencia y paciencia.
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Nunca olvidemos nuestra herencia y maravilloso futuro. Al nacer cada bebé sobre la Tierra, Dios quiere que tenga un lugar en su Paraíso. Cada bebé es una promesa.  Dependerá de él o sus padres lograr eso. Dios ciertamente tiene un propósito para usted por toda la eternidad. Un propósito que excederá cuanto nos hemos imaginado. ¿Podemos imaginar mayor amor?

En la Tierra restaurada  cada habitante podrá desarrollar sus potencialidades. El hombre es un diamante en bruto que por estar esclavizado a este sistema no puede desarrollar todo su ser y brillar en esplendor. No cambiemos esa perspectiva eterna. Nuestras vidas serán maravillosas en el futuro. Pero aún hoy día podemos ser mucho más felices si comprendemos la anchura y profundidad de nuestra relación con Dios al descubrir que somos su hijos. Desde ya hagámonos amigos íntimos de nuestro amado Creador.

Estamos en las manos de un Padre que nos ama, dirige y sostiene, y ni siquiera nos damos cuenta.