domingo, 20 de enero de 2013

Comentarios sobre la expiación y Pablo de Tarso

La Didaché
Cómo hemos visto, Pablo fué quién utilizando ejemplos e ilustraciones abrió las posibilidades para que los griegos aceptaran el cristianismo. Pero eso llevó implícito que hicieran su propia interpretación de la salvación. Algo similar ocurre con el público judío.

Jesús de Nazaret había muerto y resucitado y desaparecido de la Tierra, de forma muy diferente a la visión judaíca del Mesías Libertador. "Y este fue el caso de Jesús. Esto supuso una mutación notable en las creencias de los seguidores de Jesús respecto al judaísmo en general" ya que "creer que el mesías tenía que morir y resucitar"  era "algo insólito en el judaísmo"- Antonio Piñero.

La muerte en ignominia de Jesús chocaba contra la visión del Mesías triunfante y era difícil de digerir para los judíos esparcidos en el mundo. Pablo al igual que la idea del "dios desconocido" se le ocurrió utilizar con excesivo énfasis la comparación de Jesús con un animal sacrificado. Esto otorgaría a la muerte de Jesús una explicación más aceptable y los judíos (acostumbrados al ritual de expiación) solo harían una transferencia teológica más aceptable para reconocer a Jesús.

En su Primera Carta a los Corintios (15, 3-5), Pablo refleja ese sentido de Jesús como víctima sacrificial, basado en la martirología griega (concepto de “muerte noble”) y judía (Ver 2 Mac. 7:11, 14, 23, 29, 36). El mismo Pablo parece hacer referencia a los mártires macabeos en Hebreos 11,35 “Unos fueron torturados, rehusando la liberación por conseguir una resurrección mejor”. Por otro lado, la idea del “nuevo pacto”, tomado de Jeremías (31, 31-34), y de Jesús como “cordero pascual” fueron sus propias elaboraciones teológicas para enlazar las bases conceptuales de su predicación a los gentiles con las escrituras hebreas y, al mismo tiempo, contrarrestar a apóstoles misioneros judaizantes, a los que llama “grandes apóstoles” (2 Cor. 11,5), que parecían amenazar su ministerio en Corinto (Burton L. Mack, Who Wrote the New Testament?, 75-80, 136-137). Veamos este pasaje de 2 Corintios:

Pero en lo que otro sea atrevido (hablo con locura), también yo lo sea. 22 ¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? También yo. 23 ¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos, más abundante; en azotes, sin número; en cárceles, más; en peligros de muerte, muchas veces. (2 Cor. 11, 22-23) - Sanchez-Escobar.

El mensaje de Pablo principalmente intenta abarcar a los judíos esparcidos en las tierras gentiles y a los gentiles que conocían parte de las escrituras hebreas.

La sorprendente Didaché
Mientras Pablo predicaba y utilizaba ilustraciones para convencer a los gentiles y judíos esparcidos en la diáspora en tierras remotas, en Jerusalén las comunidades cristianas judías tenían una visión teológica muy diferente a los discursos de Pablo.

La  Didaché o La doctrina de los doce Apóstoles, texto “no canónico” descubierto en el siglo XIX, es cercano a las convicciones religiosas de la comunidad de Jerusalén, y está datado entre el año 50 and 90 de la era cristiana. En sus capítulos 9 y 10 tenemos una versión de la Eucaristía sin referencia a la necesidad del derramamiento de sangre para expiar los pecados del mundo. Esto se dice en el Capitulo IX en dónde se comenta el procedimiento que los cristianos de Jerusalén tenían para celebrar la conmemoración:

"En lo concerniente a la eucaristía, dad gracias de esta manera. Al tomar la copa, decid:


 



«Te damos gracias, oh Padre nuestro, por la santa viña de David, tu siervo, que nos ha dado a conocer por Jesús, tu servidor. A tí sea la gloria por los siglos de los siglos.»
Y después del partimiento del pan, decid:
«¡Padre nuestro! Te damos gracias por la vida y por el conocimiento que nos has revelado por tu siervo, Jesús. ¡A Tí sea la gloria por los siglos de los siglos! De la misma manera que este pan que partimos, estaba esparcido por las altas colinas, y ha sido juntado, te suplicamos, que de todas las extremidades de la tierra, reunas a ti Iglesia en tu reino, porque te pertenece la gloria y el poder (que ejerces) por Jesucristo, en los iglos de los siglos.»

 Se puede decir que hay una total falta de paralelismo entre el Didaché y Pablo (1 Cor.11, 23-30), en cuanto a la descripción de la Conmemoración. En el Didaché, como he mencionado, no hay absolutamente ninguna referencia a la carne ni a la sangre, sólo al vino, en primer lugar y luego al pan. Algunos críticos piensan que el rito eucarístico de Pablo tiene influencias helenizantes o quizás algunas interpolaciones teológicas sobre la tradición apostólica. En mi opinión y tal como he declarado antes, Pablo hizo una interpretación  simbólica y la incluyó en lo concerniente a los emblemas. De hecho, la Didaché en la fraseología es en parte un poco parecida a lo declarado en el L.U sobre las auténticas palabras de Jesús.

El concepto de Jesús como víctima propiciatoria no estaba en las primeras comunidades surgidas de las enseñanzas de Jesús en Jerusalén, como la de las tres columnas de la iglesia de Jerusalén o la comunidad de la que partió el evangelio perdido Q, del que tomaron Mateos o Lucas para sus respectivos evangelios, sino de otra comunidad, denominada “cristiana” por los gentiles, que se desarrolló a partir de éstas y que transformó sus ideales religiosos. Dicha comunidad cristiana, con la que entró en contacto Pablo, que comenzó, fuera ya de los límites de Palestina, en algún lugar del norte de Siria, probablemente en la ciudad de Antioquia, se extendió a través de Asia Menor a Grecia, y se formó bajo la visión del martirio, muerte y resurrección de Jesús. Esto contrastaba marcadamente con la visión de las comunidades palestinas —que podríamos llamar “cristianos judíos”— que veían a Jesús como maestro, que a través de sus enseñanzas instaba a la transformación personal y a formar parte del Reino de Dios. Había pues dos tradiciones diferentes en el panorama religioso del siglo primero: una de cristianos judíos, con ideas tomadas los presupuestos apostólicos pero aún atados a parte de la Ley, y, la otra, de cristianos “paulinos” más relacionados con la interpretación simbólica de Pablo, que posteriormente fué cristalizada en doctrina por las generaciones siguientes.

Cuando Pablo vuelve a Jerusalén tras años de predicación en tierras gentiles, ocurre este hecho:
20 Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley.

21 Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres.

22 ¿Qué hay, pues? La multitud se reunirá de cierto, porque oirán que has venido.

23 Haz, pues, esto que te decimos: Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen obligación de cumplir voto.

24 Tómalos contigo, purifícate con ellos, y paga sus gastos para que se rasuren la cabeza; y todos comprenderán que no hay nada de lo que se les informó acerca de ti, sino que tú también andas ordenadamente, guardando la ley.

25 Pero en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito determinando que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación.

26 Entonces Pablo tomó consigo a aquellos hombres, y al día siguiente, habiéndose purificado con ellos, entró en el templo, para anunciar el cumplimiento de los días de la purificación, cuando había de presentarse la ofrenda por cada uno de ellos. - Hechos 21: 20-26

Esto  confirma que muchos cristianos judíos seguian atados a las costumbres judaicas, incluyendo la cuestión de los votos y las ofrendas. Y aunque estaban equivocados en estos asuntos, posiblemente ellos conservaban de forma menos distorsionada lo que Jesús dijo realmente en la Conmemoración, y esto era considerado por ellos como un argumento a favor de autoridad para no hacer sustición de los modelos de sacrificios y ritos de la ley  a cambio de un nuevo simbolismo que predicaba Pablo.

De ahí viene la confrontación de Pablo, que posiblemente en sus cartas a los judíos esparcidos y gentiles realiza una interpolación o paráfrasis en las palabras de Jesús con respecto a la Conmemoración. Y tanto las redacciones, inserciones y modificaciones de Lucas, Marcos y Mateo incluyen finalmente el punto de vista de Pablo.

La destrucción de Jerusalén en 70 E.C finalmente inclina la balanza a la dirección de Pablo y sus interpretaciones sobre Jesús. Y estas son las que se imponen en la historia de la religión cristiana.