viernes, 11 de enero de 2013

La religión de Jesús triunfará

La verdad trepa por las grietas de los siglos
 
(2060.6) 194:2.1 Jesús vivió en la tierra y enseñó un evangelio que redimía al hombre de la superstición de que él era hijo del mal y lo elevaba a la dignidad de ser hijo de Dios por la fe. El mensaje de Jesús, tal como él lo predicó y lo vivió en su época, fue una solución eficaz a las dificultades espirituales del hombre, en la época en que se lo propuso. Y ahora, puesto que él como persona se ha ido del mundo, envía en su lugar a su Espíritu de la Verdad, destinado a vivir en el hombre y, para cada nueva generación, formular de nuevo el mensaje de Jesús para que cada nuevo grupo de mortales que aparezca sobre la superficie de la tierra tenga una versión nueva y actualizada del evangelio, un esclarecimiento personal y una guía colectiva que sea una solución eficaz a las siempre cambiantes y variadas dificultades espirituales del hombre.
 
(2060.7) 194:2.2 La primera misión de este espíritu es, por supuesto, fomentar y personalizar la verdad, puesto que la comprensión de la verdad es lo que constituye la forma más elevada de libertad humana. En segundo lugar es propósito de este espíritu destruir la sensación de orfandad del creyente. Siendo que Jesús estuvo entre los hombres, todos los creyentes experimentarían una sensación de soledad de no ser por el advenimiento del Espíritu de la Verdad, destinado a morar en el corazón de los hombres.

(2061.2)
194:2.4 No cometas el error de esperar que tendrás intelectualmente una poderosa conciencia del Espíritu de la Verdad derramado. El espíritu no crea nunca una conciencia de sí mismo, sino tan sólo una conciencia de Micael, el Hijo. Desde el principio, Jesús enseñó que el espíritu no hablaría de sí mismo. La prueba, por lo tanto, de tu asociación con el Espíritu de la Verdad no se puede encontrar en tu conciencia de este espíritu sino más bien en tu experiencia de una asociación enaltecida con Micael.

(2061.3)
194:2.5 El espíritu también vino para ayudar a los hombres a recordar y comprender las palabras del Maestro, así como también para iluminar y volver a interpretar su vida en la tierra.

(2061.4)
194:2.6 También, el Espíritu de la Verdad vino para ayudar al creyente a atestiguar las realidades de las enseñanzas de Jesús y de su vida tal como la vivió en la carne, y tal como él ahora nuevamente la vive otra vez en cada creyente de cada generación de hijos de Dios llenados del espíritu.
 
Nota: Aunque el Evangelio se centró en la figura de Jesús, este conlleva la semilla de su mensaje y enseñanzas. No importa el ropaje doctrinal religioso elaborado en las eras posteriores al cristianismo. Creyentes individuales de todos los credos por generaciones llevarían en una bolsa las enseñanzas primordiales de Jesús detrás de su figura, hasta el mismo siglo XX, de la misma forma como una enredadera se abre paso en medio de las piedras y llega hasta las alturas.

194:2.8 Jesús vivió una vida que es una revelación del hombre sometido a la voluntad del Padre, no un ejemplo que cada hombre deba intentar seguir al pie de la letra. Su vida en la carne, juntamente con su muerte en la cruz y subsiguiente resurrección, terminaron por transformarse en un nuevo evangelio del rescate pagado como precio para liberar al hombre de las garras del malvado —de la condenación de un Dios ofendido. Sin embargo, aunque el evangelio fue grandemente distorsionado, sigue siendo un hecho que este nuevo mensaje sobre Jesús conllevaba muchas de las verdades y enseñanzas fundamentales de su previo evangelio del reino. Tarde o temprano, estas verdades ocultas de la paternidad de Dios y de la hermandad de los hombres emergerán para transformar eficazmente las civilizaciones de la humanidad entera.

Nota: La verdad como la luz del sol emergerá. Es una fuerza imparable. Las enseñanzas de Jesús por sobre las religiones construídas en torno a su figura, su gran mensaje, saldrán en las alturas de las piedras que la aprietan para brotar como un árbol que transformará el mundo.

La verdad como enredaderas que trepan una muralla, finalmente emergerá después de vencer la inercia de los siglos.


La figura simbólica y dramatizada de que el Reino "triturará a todos los reinos" (Daniel 2:44) simboliza la conquista espiritual que el mensaje de la Paternidad de Dios y la hermandad entre los hombres (El Reino que crece) logrará en la Tierra.