viernes, 1 de marzo de 2013

"En el principio..." - parte 4

Cómo hemos notado en las entradas pasadas parece una contradicción aparente el que Dios haya estado "descansando" durante su séptimo día cuando en realidad significa que está trabajando en lograr la culminación o cese (desistir) de toda su obra. La expresión correcta sería:

"Y Dios procedió a bendecir el día séptimo y a hacerlo sagrado, porque en él ha estado llevando a su culminación  toda su obra que Dios ha creado con el propósito de hacer".

De forma muy iluminadora  y acertada la revista la Atalaya del 15 de julio del 2011 pudo vincular el Día de Descanso de Dios con la progresión continúa de su Propósito para su creación. Esto se acerca mucho a lo expuesto en las entradas anteriores.

Hay dos razones que nos permiten afirmar que, en el siglo primero, el séptimo día aún seguía en curso. La primera se desprende de la respuesta que Jesús les dio a quienes lo acusaron de no respetar el sábado. Según ellos, hacer curaciones milagrosas equivalía a trabajar, algo que la Ley mosaica prohibía hacer ese día. Notemos cómo les contestó el Señor: “Mi Padre ha seguido trabajando hasta ahora, y yo sigo trabajando” (Juan 5:16, 17). Al afirmar: “Mi Padre ha seguido trabajando”, se defendió de su acusación. Es como si hubiera dicho: “Mi Padre y yo estamos realizando el mismo tipo de trabajo. Él está trabajando durante su sábado, que ya ha durado miles de años, así que no tiene nada de malo que yo también trabaje en sábado”. Por consiguiente, Jesús dio a entender que, en lo que respecta a la Tierra, en aquel entonces seguía en curso el gran día sabático de Dios, o sea, su día de descanso.*

* Nota: Jesús explicó que los sacerdotes y los levitas no eran culpables de ningún delito por trabajar en el templo los sábados. De modo que Jesús, el Sumo Sacerdote del gran templo espiritual de Dios, tampoco violaba la ley del sábado al cumplir la labor que su Padre le había asignado (Mat. 12:5, 6).
 
La segunda razón la encontramos en un argumento que Pablo utilizó por inspiración divina. Hablando sobre el descanso de Dios y justo antes de citar de Génesis 2:2, el apóstol escribió: “Nosotros los que hemos ejercido fe sí entramos en el descanso (Heb. 4:3, 4, 6, 9). Estas palabras dejan claro que, en aquella época, el séptimo día no había terminado. Ahora bien, ¿hasta cuándo duraría el día de descanso?
 
Para saber cuándo termina el séptimo día, debemos tener claro el motivo por el que Dios lo estableció. Génesis 2:3 lo revela al indicar que el Creador “procedió a bendecir el día séptimo y a hacerlo sagrado”. Jehová hizo santo ese día al separarlo para un fin especial: llevar a cabo su propósito para la Tierra. ¿Y cuál es ese propósito? Llenar el planeta de seres humanos obedientes que cuiden de él y de todos los seres vivos (Gén. 1:28). Ese es el objetivo con el que han “seguido trabajando hasta ahora” tanto Jehová como Jesucristo, a quien la Biblia llama “Señor del sábado” (Mat. 12:8). Así pues, el gran día de descanso continuará hasta que el propósito de Dios para la Tierra quede cumplido por completo.  - Atalaya del 15 de julio del 2011

El acierto de la Atalaya es de destacarse. Sin embargo, como hemos visto antes,  el Propósito o la búsqueda de la perfección de Dios para sus criaturas está directamente vinculado con su obra creativa. El Padre Universal persigue la culminación de su Obra en todo sentido. Esta visión amplifica mucho más lo que comenta correctamente la Atalaya.

Ahora bien, esto podría entenderse de mejor forma si la expresión "descanso" se tradujera por "culminación", "cese" o "desistir". Y si se interpola en el tiempo imperfecto tal como lo hace la T.N.M obtendríamos el cuadro más completo: Una búsqueda del término de la obra de Dios:

"Y Dios procedió a bendecir el día séptimo y a hacerlo sagrado, porque en él ha estado llevando a su culminación toda su obra que Dios ha creado con el propósito de hacer".