sábado, 6 de abril de 2013

"Para todos mis hermanos"

“En el momento de escribir este documento, lo peor de la era materialista ha pasado; ya está empezando a despuntar el día de una mejor comprensión. Las mejores mentes del mundo científico han dejado de tener una filosofía totalmente materialista, pero la gente común y corriente se inclina todavía en esa dirección a consecuencia de las enseñanzas anteriores. Pero esta era de realismo físico sólo es un episodio transitorio en la vida del hombre en la tierra” - Urantia Book

Cuando llegaba a su década final el siglo XX, en el año 1989, mi vida atravesaba un periodo de intranquilidad espiritual y hambre de saber. Había experimentado anteriormente episodios similares pero no con tanta intensidad y virulencia. Era un sin parar de comprar libros, consumiéndolos con ávidas lecturas, en busca de información y conocimientos. Mis temas favoritos eran siempre los mismos: astrología, ciencias ocultas, parasicología, metafísica, etc. Recuerdo aún esta época con intensidad por ser una etapa de intranquilidad y de cambio de tendencias muy pronunciadas e intensas; en una semana podía pasar de hablar de espiritismo a disertar sobre masonería. Leía desde libros de astrología al libro de la Cábala, de Saint Germán y los Rosa Cruces al Libro de los Espíritus, y pasaba de la masonería a la adivinación del tarot.

Los temas eran diferentes pero la esencia era la misma. Seguía un impulso interno muy fuerte que en aquel momento no comprendía y que me estimulaba a buscar “algo”.

Este “algo” que estaba buscando, y que no entendía en aquella época, se ha hecho más claro con el transcurso de los años. Ese “algo” era la VERDAD y esta fase de vivencia marcó el inicio de la parte de mi vida en compañía de esa VERDAD.

En una ocasión y durante una de mis lecturas, me detuve en un párrafo de un capítulo que contenía muy poca información pero que se refería a otro libro y apuntaba una idea que decía algo como: “Todos los hombres que han leído este libro están convencidos de que es una revelación, y que tienen toda la verdad del universo”. Ni las palabras ni las frases son las que están en el libro, pero la idea sí que lo es y este párrafo se refería a un libro llamado Libro de Urantia. Recuerdo que cuando leí este pequeño párrafo me quede fascinado e intrigado al mismo tiempo por lo que decía de “la verdad del universo” y empecé a buscarlo inmediatamente. En aquella época, no existía Internet y la búsqueda de la información era mucho más complicada; además el Libro de Urantia, por lo que supe más tarde, no estaba editado en lengua española, ya que la primera edición española de este libro se realizó en el año 1993. Averigüe que el libro estaba editado en aquel momento en versión francesa, cosa que no representaba ningún obstáculo para mí ya que había vivido en ese país durante 19 años y entiendo y hablo perfectamente ese idioma. En aquella época yo estaba soltero, tenía 34 años y vivía solo en un piso de Barcelona, bueno “solo es un decir” ya que siempre estaba rodeado de todos mis amigos que querían compartir charlas y fiestas por todo lo alto conmigo. Aun ahora me sorprendo de las pocas quejas que recibí por parte de los vecinos y aprovecho ahora para darles las gracias por ello.

Pero volviendo nuevamente al tema del LIBRO, al no encontrarlo en Barcelona, y no poder conseguirlo rápidamente por otros medios, pensé en viajar en su búsqueda a Francia. El fin de semana siguiente, ya había organizado una excursión con mis amigos a Perpignan para buscar una librería donde poder comprarlo. Fue un fin de semana diferente, una salida en grupo para buscar el tan anhelado LIBRO, pero tampoco pudo ser. Me comentaron que conocían de su existencia pero no lo tenían allí en ese momento, no obstante cabía la posibilidad de pedirlo y así lo hice. A las pocas semanas, recibí en mi casa la versión francesa de Jacques Weis del Libro de Urantia. Al ver el paquete sentí un gran respeto por su tamaño y lo peor fue ver el gran TOCHO de libro que venía dentro, muy bien embalado. Esta fue la primera versión del Libro de Urantia que leí, y es maravillosa en comparación con la poco afortunada versión española del mismo que se editó en el año 1993.

Recuerdo perfectamente mis primeras impresiones al hojear el libro y leer su contenido; me desilusioné bastante, no lograba entender por qué en él se hablaba tanto de Dios y además que, de las cuatro partes de que se compone el mismo, una de ella estuviera enteramente dedicara a la vida de “Jesús”. También me sorprendió mucho el hecho de que tampoco hablaba de cosas ni utilizaba las palabras que hasta el momento me eran conocidas, ni usaba el vocabulario al que yo estaba acostumbrado. Como ya he comentado anteriormente había pasado ya mucho tiempo tratando de descubrir el sentido de la VIDA en lecturas que no me llenaban en absoluto y ahora que pensaba haberlo conseguido, no era así. ¡Qué mala suerte la mía!, creía tener en mis manos la verdad del universo con mi última adquisición y sin embargo me quedé totalmente decepcionado. Esa tarde fue una tarde gris, y mi humor estaba en consonancia con ella, cuando me fui a dormir, aún me duraba la desagradable sensación de haber comprado, otra vez y como en otras ocasiones, un libro más que llenaría las estanterías de mi biblioteca sin conseguir en absoluto apagar mi sed de VERDAD.

Después de la primera impresión, y superado el respeto que provoca la hojeada inicial a un ejemplar tan voluminoso y complejo como aquél, me decidí a emprender su lectura, aunque solamente fuera por amortizar su coste. Sorprendentemente la lectura del mismo me certificó brutalmente y de una forma rotunda lo sumamente equivocado que estaba en principio. Recuerdo esa etapa con mucho cariño, porque fue para mí el despertar a la realidad de la vida, el dejar la sobrecarga de la ignorancia, el inicio hacia un camino que me ha llevado a poseer en estos momentos un bagaje de sensaciones, emociones y de conocimientos, de los que estoy en deuda con el LIBRO, del que me siento profundamente agradecido por cambiar, a partir de ese momento, el sentido a mi vida.

Con el Libro de Urantia, me ocurrió algo que no me había sucedido jamás con ningún otro. Desde el inicio de su lectura hasta la última hoja, no lo dejé nunca. Todos los días leía casi un capítulo y a pesar de ello tardé cerca de un año en acabarlo. En ese momento no podía leer nada más o, mejor dicho, no tenía la necesidad de leer otra cosa. Estaba asombrado y esto me pasó desde el primer día en que empecé a leerlo. Esta revelación apagaba de tal manera la sed de saber y conocer la VERDAD que durante tanto tiempo había buscado que, con su lectura, conseguí realmente alcanzar la plenitud que necesitaba. Me resulta muy difícil describir la multitud de sensaciones que he sentido a lo largo de estos años. A lo largo del tiempo el libro, por sí mismo, daba una explicación a mis dudas de una manera asombrosamente clara y me expresaba conceptos, valores y significados de una forma deliciosamente entendible. Explica cómo son los distintos universos, la materia, la energía, de una forma lógica; nos presenta a nuestro Padre y a toda su creación de una manera rotunda, por la fuerza de su verdad y la belleza de su exposición. Esta revelación nos habla del amor de Dios hacia cada uno de nosotros, del trato de Dios para con la humanidad, y de cuál es nuestro lugar en su plan eterno; nos habla también del fin real de nuestra existencia.

Este libro, como ya he dicho antes, desde su primera lectura me atrapó, y no ha dejado de fascinarme desde entonces. Tengo varias versiones del Libro de Urantia, una en francés, y otras dos ediciones más en español (años 1993 y 1999), y las he leído todas ellas varias veces. Alternaba por años para dar una pasada a las diferentes traducciones (son la misma versión pero al traducirla a otro idioma desafortunadamente pierde bastante la edición española de 1993). He de confesar que en estos años yo ya estaba en compañía, así que en muchas ocasiones mi mujer me reprochaba alguna vez la cantidad de horas que empleaba en las múltiples lecturas del LIBRO. La entiendo perfectamente porque desde que lo encontré hasta este momento lo habré leído de principio a fin siete u ocho veces, y algunas de sus partes muchas veces más, sin llegar a cansarme y seguiré haciéndolo ya que, en cada lectura, sigo sintiendo cómo mi mente se agranda y entiende más todos los conceptos que nos quiere transmitir, así como el motivo de mi propia vida aquí y la de mi entorno. Cada lectura me prepara más para convivir mejor con todos mis hermanos, me ayuda a entenderlos, a quererlos, y me hace sentir más real.

En los comienzos de la lectura de este libro, quise en repetidas ocasiones hablar con personas de mi entorno del descubrimiento que creía haber alcanzado con este gran LIBRO y su maravillosa revelación; sentía la necesidad de compartir este saber con todos ellos, pero no lo pude comunicar ya que parecía no interesarles. La verdad es que he llegado a entenderlos pues verdaderamente se necesita paciencia, voluntad y mucho interés en el tema para conseguir leer el Libro de Urantia. Es un libro muy extenso, denso con muchas páginas y tiene demasiados conceptos nuevos a asimilar para la mayoría de las personas, y normalmente desisten solo con el hecho de verlo. No obstante, y a pesar de todo lo expuesto, sigo teniendo esta necesidad imperiosa de compartirlo con todos vosotros (mis hermanos), y por ello he realizado este modesto trabajo escribiendo este libro para todos y que pretende ser una pequeña muestra de esta gran REVELACION. Sé que muchos hombres y mujeres de todo el mundo tienen hambre de sabiduría y sed de verdad. He disfrutado mucho realizando este trabajo para vosotros y espero que más adelante podáis gozar de las maravillas que nos enseña EL LIBRO DE URANTIA. Me gustaría que esta pequeña muestra de la verdad que os quiero trasmitir os permita entrever un poco del extraordinario plan donde nos encontramos, e incluso desearía poderos trasmitir las mismas ganas de leer esa asombrosa revelación que tengo yo desde que llegó a mis manos Mi esperanza está depositada en conseguir acercaros a la verdad, la belleza y la bondad que nos detalla el mismo, a los valores que nos muestra, a la sabiduría que nos dibuja y al amor que nos enseña a dar.

A ti, hermano y hermana de todas las naciones, razas y religiones, que te encuentras perdido, ansioso, desapacible, temeroso, inseguro e inestable como lo he estado yo en muchas ocasiones de mi vida, cuando mi hambre y mi sed de verdad espiritual no se apagaban nunca, deseo obsequiarte, con todo mi amor, esta herramienta para que te ayude en el camino por el que transitas en esta tierra y te sirva de una “pequeña entrada” para el estudio profundo de la GRAN REVELACIÓN que nos da el LIBRO, es decir, un pequeño pero sabroso aperitivo antes de una copiosa y maravillosa comida de exquisitos alimentos espirituales que te ofrecerá. Solo deseo que con esta lectura encuentres ayuda para que tu vida a partir de ahora esté más llena de significado y que te sientas más feliz. - Gonzálo Vilar