lunes, 6 de mayo de 2013

El verdadero Nombre de Dios

Actualmente la forma "Jehová" o "Yaveh" es aceptada por millones de personas como una transliteración del Nombre de Dios. Sin embargo, sabemos que esto es una aproximación arriesgada. En hebreo el nombre de Dios está constituido por éstas consonantes:

Pronunciando de  derecha a izquierda las consonantes hebreas, pronunciaríamos "Jod He Vav He".  Esta sería la forma técnica más aproximada de pronunciar el nombre de Dios.

Ahora bien, la forma "Jehová" o "Yavé" sería una transformación  incorporando estas vocales:


Cómo notamos, de otra palabra llamada "Adonay" (Señor) se interpolan o extraen sus vocales y se combinan en el Tetragramatón. Esto lleva a "Yehovwah" (Jehovah). Esta combinación es una interpretación intentando asociar dos elementos. Es un interpretación relativa. Por lo tanto, aunque puede ser válido utilizar "Jehová" como nombre, deberíamos ser prudentes de elevar a la categoría de dogma una interpretación con un fundamento relativo.

Algo interesante y validado por los estudiosos del hebreo primitivo es que la misma fuerza del sonido o pronunciación de las consonantes nos entregan las vocales mediante la misma pronunciación. Como sabemos, los hebreos no escribían las vocales, pero la fuerza de éstas se insertaba de alguna forma en las mismas consonantes. Observemos el siguiente diagrama en caracteres del hebreo antiguo pictográfico:

Las consonantes se traducen en las figuras de un hombre que levanta sus manos y se vincula con la respiración según varios estudiosos judíos.

Este pictograma significa “Él Asegura-Respiración” o “Él Asegura-Aliento”. Se basa en el sistema hebreo raíz-palabra, que es cómo las palabras hebreas antiguas se construyen-no de ir de izquierda a derecha en una manera lineal. Básicamente la letra E puede significar “respirar o aliento”, entonces la palabra raíz padre EE significa respiración. Entonces una U en medio de las dos letras E tenemos EUE, que es una palabra raíz hijo que significa. "asegura respiración/aliento" o "unido/conectado a la respiración/aliento".

AEIE Ashar AEIE (también conocido como Ehyeh Asher ahyeh [hebreo moderno]) significa "Yo-Trabajo-en la-Respiración que Yo-Trabajo-en la- Respiración".
 
Sí una criatura trabaja en la respiración (respira) es porque existe. Esto es de donde tenemos el “YO SOY”.  Así AEIE Ashar AEIE es una explicación hasta el nombre de I-EUE. I-EUE es un nombre de frase de dos palabras. El primer medio "Él" y el segundo (EUE) quiere decir "Asegura-respiración". MaSHE (Moisés) tenía un defecto del habla (era tartamudo) y él tenía dificultad en la respiración (que es el problema de los tartamudos), y entonces él no tenía la confianza para hablar ante el Faraón, entonces IEUE tranquilizó a MaSHE diciendo a MaSHE que IEUE "Asegura Respiración". Otras Personas en la Biblia han dicho AEIE "Yo existo" sobre ellos mismos, así sabemos que AEIE es sólo un título y no el Nombre conmemorativo de IEUE como unos creen.
 
Esta forma profunda nos hace entender que el llamado "NOMBRE" de Dios no es realmente un Nombre, sino que es un elemento que representa un aspecto de la naturaleza de Dios vinculada a nosotros. Esto es cierto, ya que los hebreos tenían otro sistema de pensamiento asociado a los nombres. Los nombres para ellos no eran una especie de marca o logo nominal. En realidad los nombres representaban a la persona en cuestión. El nombre manifestaba una cualidad que quería ser asociada a esa persona. Esto es fácilmente comprobable al buscar en la Obra Perspicacia varios nombres de personajes bíblicos. Para un hebreo antiguo, un nombre realmente definía solo una cualidad (de muchas) que se le quería atribuir a la persona.
 
Por lo tanto, Dios no se reveló realmente por un nombre, sino por un aspecto de su persona en relación a su naturaleza. Eso ha sido llamado "nombre", pero en realidad es una manifestación de una parte de su personalidad y vinculación con nosotros.  Sobre el Nombre de Dios, Urantia Book nos comenta:
 
(22.4) 1:1.1 A través de los universos, de todos los nombres por los que se conoce a Dios el Padre, los que se encuentran más frecuentemente son los que le designan como la Primera Fuente y Centro Universal. El Primer Padre se conoce por varios nombres en diferentes universos y en diferentes sectores del mismo universo. Los nombres que la criatura asigna al Creador dependen en gran medida del concepto que tiene la criatura acerca del Creador. La Primera Fuente y Centro Universal no se ha revelado nunca por su nombre, sólo por su naturaleza. Si creemos que somos los hijos de este Creador, sólo es natural que lleguemos a llamarle Padre. Pero éste es un nombre de nuestra propia elección, y parte del reconocimiento de nuestra relación personal con la Primera Fuente y Centro.

(22.5) 1:1.2 El Padre Universal nunca impone ninguna forma de reconocimiento arbitrario, de adoración formal, ni de servicio servil a las criaturas volitivas inteligentes de los universos. Los habitantes evolucionarios de los mundos del tiempo y el espacio deben por sí mismos —en su corazón— reconocerle, amarle, y voluntariamente adorarle. El Creador rehusa ejercer coerción o imponer la sumisión al libre albedrío espiritual de sus criaturas materiales. La afectuosa dedicación de la voluntad humana a hacer la voluntad del Padre es el regalo más selecto que el hombre puede hacer a Dios; en efecto, tal consagración de la voluntad de la criatura constituye la única dádiva posible de verdadero valor que puede hacer el hombre al Padre Paradisiaco. En Dios, el hombre vive, se mueve, y tiene su ser; no hay nada que el hombre pueda dar a Dios excepto esta elección de atenerse a la voluntad del Padre, y estas decisiones, efectuadas por las criaturas volitivas inteligentes de los universos, constituyen la realidad de esa adoración auténtica que es tan satisfactoria para la naturaleza del Padre Creador dominada por el amor.
 
El mismo acto de "respirar" sería la auténtica pronunciación del "Nombre" de Dios. "En El ya tenemos nuestra existencia solo al respirar y existir". Tomar conciencia de esto es lo que vuelve todo sagrado, incluso el suelo que pisamos. Rob Bell lo explica así: