jueves, 20 de junio de 2013

Los anunnakis y reptilianos

Actualmente miles de páginas web junto a varios personajes nos hablan de la conspiración de los anunnakis-reptilianos.  Se ha creado toda una maraña que involucra a los masones, iluminatis, realeza británica, etc. Hay cientos de miles que están convencidos de estas teorías y las creen totalmente.

Zacarías Sitchin
Fue Zacarías Sitchin quién otorgó la base para que otros crearan este constructo mental. En la década del 70  Zacarías presentó una serie de libros que interpretaban las tablillas Sumerias de una forma totalmente diferente (por cierto rechazada por la arqueología oficial). Sitchin creía que las luchas de deidades narradas por los sumerios describían realmente a eventos astronómicos, como la órbita del planeta Nibiru que causó la destrucción del cuerpo entre Júpiter y Marte, dando a origen al cinturón de asteroides.

Sin embargo, según dice Sitchin  las tablillas nos hablan también de una raza extraterrestre (los Anunnanki), que habrían creado a los humanos para que trabajaran como esclavos en sus minas de África (y en otros lugares de la tierra como América del Sur y Mesoamérica), con el fin de obtener minerales y metales, principalmente oro.

Según Sitchin la llegada de los Anunkais ("aquellos que vinieron del cielo a la tierra")  habría sido hace 400 o 450 mil años bajo el comando de Enki y lo habrían acompañado  50 de estos dioses.

Pero Sitchin jamás escribió que los Anunakis eran reptilianos. Para él, estos poseían aspecto humanoide y habrían entregado su material genético a los simios, para provocar una raza de esclavos (homo sapiens) mineros.

David Icke
Este personaje británico partió como un iluminado afirmando tener visiones y canalizaciones especiales. Luego tomó las ideas de Sitchin y agregó el elemento de una raza reptiloide que puede cambiar de forma (metamorfosis), uniendo hábilmente las teorías de conspiración de los iluminatis, masones y realeza británica.

Para Icke, los Anunakis eran realmente los reptilianos que han tenido esclava a la humanidad desde entonces. Los reptilianos controlarían a los iluminatis, y además habrían puesto su línea genética de sangre azul (literal) en la monarquía británica.

Es interesante que Sitchin rechazaba lo lejos que llegaba la idea de Icke. Pero este último insistió en crear un constructo mental, mezclando cosas reales e interesantes con el asunto de la conspiración reptiliana. Sin embargo, parece más bien que esto provoca el efecto de la intoxicación informativa, logrando que el público finalmente rechace las ideas verdaderas al estar mezcladas con las fantásticas, formando un todo inverosímil. De todas maneras, Icke tiene miles de seguidores. Y cientos de páginas han replicado y copiado textualmente dichas ideas sin un juicio crítico.

Analizando los argumentos
David Icke utiliza como base para su afirmación supuestas estatuillas con forma de seres serpiente o seres reptiloide para afirmar que ellos fueron los dioses que los hombres veneraron. Pero esta argumentación es falaz. ¿Por qué? Porque las civilizaciones antiguas utilizaban a decenas de animales como deidades. Nunca existió una preferencia por los reptiles.

Los mismos egipcios usaron al halcón, el águila, el toro, el chacal, el gato, etc. La babilonios usaban a leones y otras representaciones.  Los indios americanos tenían vinculaciones con los coyotes y los mayas con el dios jaguar, etc.

Hay cientos de representaciones de piedra de todos los animales venerados como deidades. ¿Habría que suponer entonces que los anunakis eran seres con aspecto de águilas, toros, jaguares o coyotes? En realidad cuando se suprime evidencia y se canaliza la información para llegar a conclusiones forzadas cualquiera puede montar una teoría conspirativa con decenas de elementos antiguos.












La cantidad de diversos tipos de animales usados por las culturas antiguas es inmensa. Cuando presentamos toda la evidencia, entonces la idea de una raza extraterreste dominante reptiloide se diluye. De lo contrario, sería válido hablar de una conspiración de extraterrestres halcones, toros, chacales, etc.

Lo más evidente, es que el hombre de las civilizaciones pasadas elaboró sus deidades mediante una historia de los dioses que bajan a la tierra, pero que fue distorsionada con la adición posterior del parentesco que sentía el hombre a los animales que le rodeaban.

Al respecto, los documentos L.U armonizan con estos hechos más racionales:

 "El hombre primitivo nutría un sentimiento peculiar y fraternal hacia los animales más elevados. Sus antepasados habían convivido con ellos y aún se habían apareado con ellos. En el sur de Asia primitivamente se creía que las almas de los hombres volvían a la tierra en forma animal. Esta creencia era un residuo de la práctica aún más primitiva de adorar a los animales. Los hombres primitivos reverenciaban a los animales por su fuerza y su astucia. Creían que el agudo sentido del olfato y la vista de lince de ciertas criaturas denotaba guía espiritual. Todos los animales han sido adorados por una u otra raza en uno u otro momento. Entre dichos objetos de adoración había criaturas que eran consideradas mitad humanas y mitad animales, tales como los centauros y las sirenas". Página 946

 "Apartada de las influencias de Dalamatia y Edén, la humanidad tendía a la creencia en el ascenso gradual de la raza humana. El hecho de evolución no es un descubrimiento moderno, los antiguos comprendían el carácter lento y evolucionario del progreso humano. Los griegos primitivos poseían conceptos claros al respecto a pesar de su proximidad a la Mesopotamia. Aunque las distintas razas de la tierra, lamentablemente, se enredaron en sus nociones de la evolución, no obstante, gran parte de las tribus primitivas creyeron y enseñaron que eran los descendientes de varios animales. Los pueblos primitivos solían seleccionar los animales de su presunto origen para sus «tótemes». Ciertas tribus de indios norteamericanos creyeron que descendían de castores y coyotes. Ciertas tribus africanas enseñan que son descendientes de las hienas, una tribu malaya, del lémur, un grupo neoguineo, del loro". Página 837

"se creía que las esposas sin hijos se volvían serpientes en el mundo espiritual". Página 928

El dios simio de la India
"Los hebreos adoraron a las serpientes hasta los días del rey Ezequías, y los hindúes aún tienen relaciones amistosas con sus serpientes domésticas. La adoración de los chinos por el dragón es un residuo de los cultos a la serpiente". Página 946

"Tanto en la India como en África el arco iris se considera una gigantesca serpiente celestial". Página 947

"La serpiente fue reverenciada en Palestina, especialmente por los fenicios que, juntamente con los judíos, la consideraban el vocero de los espíritus malignos. Aún muchos seres modernos creen en los poderes mágicos de los reptiles. Desde Arabia a través de la India hasta la danza de la serpiente de la tribu moqui de los hombres rojos, la serpiente ha sido reverenciada". Página 968.

"Los monos y los simios, debido a su semejanza con el hombre, entraron muy pronto a ser fetiches; más adelante, también se consideró de igual manera a las serpientes, las aves y los cerdos". Página 968

Por lo tanto, el primer elemento para la creación de las deidades animales se debe a los tiempos en que el hombre primitivo vivió con los animales, y comenzó a imitar algunas de sus características, además de entender que muchos de sus impulsos también son de naturaleza animal. Incluso las leyendas de hombres lobo tienen origen en las historias de los dioses coyotes antepasados de algunos nativos.

A esta situación se debe agregar el siguiente hecho:

"La era posrebelión en Urantia presenció muchos acontecimientos insólitos. Una gran civilización —la cultura de Dalamatia— se desmoronaba. «Había gigantes (noditas) en la tierra en aquellos días, y cuando estos hijos de los dioses se llegaron a las hijas de los hombres y les engendraron hijos, éstos fueron 'los valientes de antaño', 'los varones de renombre'». Aunque eran difícilmente «hijos de los dioses», el séquito y sus primeros descendientes fueron considerados como tales por los mortales evolucionarios de aquellos días distantes; incluso su estatura vino a ser magnificada por las versiones tradicionales. Éste, pues, es el origen del cuento folclórico casi universal de los dioses que descendieron a la tierra y ahí, con las hijas del hombre, engendraron una antigua raza de héroes"- Página 856

"La llegada del séquito del Príncipe produjo profunda impresión. Bien que se requirieron casi mil años para difundirse las nuevas al extranjero, las enseñanzas y la conducta de los cien nuevos residentes influyeron sobremanera en las tribus próximas a la sede central mesopotámica. Y gran parte de vuestra mitología subsiguiente nació de las leyendas tergiversadas sobre estos días pasados en que estos miembros del séquito del Príncipe se repersonalizaron en Urantia como superhombres. La tendencia de los mortales a considerarlos como dioses obstaculiza gravemente la buena influencia de tales maestros extraplanetarios; pero, aparte de la técnica de su aparición en la tierra, los cien de Caligastia —cincuenta hombres y cincuenta mujeres— no recurrieron a métodos sobrenaturales ni a manipulaciones sobrehumanas". - Página 744
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El segundo elemento que apareció en escena fue la aparición del Séquito del Príncipe que llegó a la Tierra y que fueron considerados como dioses. Cuando se provocó la rebelión se crearon varios sincretismos y confusiones religiosas en las tribus circunvecinas. Entonces se mezcló la idea primitiva del parentesco con los animales junto a la aparición de los dioses. Los dioses comenzarían a tener cuerpos humanos y cabezas de animales.

(725.3) 64:6.22 Los primeros hombres azules fueron sensibles a las persuasiones de los maestros del séquito del Príncipe Caligastia, y fueron confundidos sobremanera por las subsiguientes enseñanzas depravadas de los caudillos traidores. Como otras razas primitivas, no se repusieron nunca completamente del disturbio ocasionado por la traición de Caligastia, así como tampoco pudieron sobreponerse del todo a su tendencia a pelear entre sí.

(725.4) 64:6.23 Aproximadamente quinientos años después de la caída de Caligastia se produjo un vasto renacimiento del conocimiento y la religión de índole un tanto primitiva.

(758.2) 67:4.4 Los rebeldes del séquito, privados del sustento espiritual, a la larga murieron por causa natural. Y gran parte de la idolatría subsiguiente de las razas humanas surgió del deseo de perpetuar la memoria de estos seres enaltecidos de los tiempos de Caligastia.

(1044.2) 95:2.3 Durante muchas edades los pueblos egipcios se habían dedicado a la adoración de los dioses de la naturaleza; más particularmente, cada una de las cuarenta tribus distintas tenía su propio dios especial: una adoraba al toro, otra al león, una tercera al carnero y así sucesivamente. Aun antes estas tribus adoraban su tótem muy parecido a los amerindios.

Apis
Claramente la fusión de las ideas religiosas primitivas preexistentes más la aparición de los "dioses" que bajaron a la tierra en forma humana, crearon las fusiones conceptuales de animales en cuerpos humanos.

Fusión:

Serapis
1- Apego y devoción a toda la fauna de animales y la naturaleza.

2- Veneración de los superhumanos que bajaron a la tierra.

Resultado: Una amalgama sincrética de ambas ideas: dioses antropomórficos con cuerpo humano y cabezas de animales.

Un ejemplo interesante es el caso de la deidad Apis. Los primeros egipcios lo representaban como un simple toro y siglos más tarde (incluyendo a los griegos) crearon un sincretismo que le otorgó un cuerpo humano manteniendo su cabeza de toro o cuernos (Serapis).

El error de David Icke
La idea de una raza dominante reptiliana que dejó rastros se diluye en la forma de una interpretación moderna sesgada y limitada. El error de David Icke es crear un nuevo sincretismo, y también interpretar el pasado con los lentes modernos como si fuese una pareidolia. Además dicho pasado ya estaba distorsionado.

Icke cree ver que la fusión de ideas creadas por los antiguos es un reflejo real de que ellos estaban observando a un hombre lagarto. Pero esta es una confusión psicológica llamada pareidolia (como ver figuras en las nubes). Icke se equivoca al leer el pasado (que ya está distorsionado) con sus gafas modernas de ideas preconcebidas.