miércoles, 24 de julio de 2013

La Verdadera REALIDAD

El edificio de Chicago donde se realizaron
las presentaciones de los Documentos de Urantia
Un Arcángel de Nebadon se expresa de la siguiente forma en los documentos:

(498.6) 44:0.15 Todas estas actividades de los mundos morontiales y espirituales son reales. Para los seres espirituales el mundo espiritual es una realidad. Para nosotros el mundo material es lo más irreal. Las formas de espíritus más elevadas pasan libremente a través de la mate-ria común. Los espíritus elevados no reaccionan a nada material, excepto a algunas de las energías básicas. Para los seres materiales el mundo espiritual es más o menos irreal; para los seres espirituales el mundo material es casi totalmente irreal, siendo tan sólo una sombra de la substancia de las realidades espirituales.

(498.7) 44:0.16 Yo no puedo, con visión exclusivamente espiritual, percibir el edificio en el cual esta narrativa está siendo traducida y registrada. Un Consejero Divino desde Uversa, que al azar se encuentra a mi lado, percibe aún menos de estas creaciones puramente materiales. Discernimos de qué manera se os presentan estas estructuras materiales visualizando una contraparte espiritual presentada a nuestra mente por uno de los transformadores de la energía aquí presentes. Este edificio material no es exactamente real para mí, un ser espiritual, pero es muy real y muy útil para los mortales materiales.

Estas declaraciones son asombrosas para la época en que fueron registradas. El Arcángel se refiere al edificio de Chicago donde fueron realizadas las presentaciones de los documentos. Los seres espirituales de la naturaleza más alta nos ven como irreales. Me imagino que ven las estructuras materiales como si fueran una especie de imagen "transparente", quizás como una "niebla" (?) o algo como una "sombra". Y es probable que algunos tampoco las puedan ver y las atraviesen como el aire.  De hecho, aquel Arcángel y un Consejero Divino de Uversa necesitaban de la ayuda de otros seres de naturaleza espiritual menos elevada para que les trascribieran las imágenes del edificio.

(120.4) 11:3.1 Una realidad puramente espiritual es, para un ser puramente material, aparentemente inexistente.

La ironía es que la verdadera realidad pertenece a las moradas divinas de la carrera ascendente y al mismo Paraíso. Nosotros juzgamos el cielo como algo etéreo, pero los irreales somos nosotros. Somos una sombra fugaz, una neblina de realidad pasajera e inestable en un universo material que está cambiando constantemente y que vibra a una densidad que lo hace menos estable y real que las sólidas moradas espirituales.

(154.3) 14:2.1 Los seres espirituales no habitan en el espacio nebuloso; no moran mundos etéreos; están domiciliados en esferas reales de naturaleza material, mundos tan reales como aquellos en los que viven los mortales. Los mundos de Havona son reales y literales, aunque su substancia literal difiere de la organización material de los planetas de los siete superuniversos.

Los seres espirituales no habitan en el espacio nebuloso; no moran mundos etéreos

Los mundos espirituales son sólidos, táctiles, bellos, eternos y estables. La materialidad de esos mundos es de una substancia material constituyente de más excelsa calidad que los atómos de los inestables y cambiantes mundos sujetos a la entropía del tiempo.

(154.5) 14:2.3 El material de Havona consiste en la organización de exactamente mil elementos químicos básicos y la función balanceada de las siete formas de la energía de Havona. Cada una de estas energías básicas manifiesta siete fases de excitación, de manera que los nativos de Havona responden a cuarenta y nueve estímulos sensoriales diferentes. En otras palabras, visto desde un punto de vista puramente físico, los nativos del universo central poseen cuarenta y nueve formas especializadas de sensación. Los sentidos morontiales son setenta, y las más elevadas órdenes espirituales de reacción varían según las diferentes clases de seres, de setenta a doscientos diez.

Nuestros sentidos conocidos no superan a los diez.

Esto armoniza con algunas experiencias cercanas a la muerte que narran una realidad más nítida, clara, con mayores sentidos (como el olor de los colores), etc.  Eben Alexander narró sobre su mismo caso durante una ECM:
 
"Pájaros? ¿Ángeles? Estas palabras las registré más tarde, cuando estaba escribiendo mis recuerdos. Pero ninguna de estas palabras hace justicia a estos seres, que eran, sencillamente, diferentes a todo lo que he conocido en este planeta. Eran más avanzados. Formas superiores.

Un sonido, enorme y retumbante como un canto glorioso, descendió desde lo alto, y me pregunté si los seres alados lo estaban produciendo. Nuevamente, pensando en ello más tarde, se me ocurrió que la alegría de estas criaturas mientras volaban alto era tal, que tenían que emitir este sonido, y que si la alegría no salía de ellos de esta manera entonces simplemente no serían capaces de contenerla. El sonido era palpable y casi material, como una lluvia que se puede sentir en tu piel, pero que no te moja.
 
Ver y escuchar no estaban separados en este lugar donde ahora estaba. Podía escuchar la belleza visual de los cuerpos plateados de esos seres brillantes que estaban arriba, y pude ver la perfección creciente, alegre de lo que cantaban. Parecía que no se podía ver o escuchar ninguna cosa en este mundo sin volverse parte de ella, sin unirse con ello de alguna forma misteriosa. Una vez más, desde mi perspectiva presente, me permito sugerir que no se podría mirar “hacia” nada en ese mundo en absoluto, porque la palabra "hacia" en sí misma implica una separación que allí no existía. Cada cosa era distinta, pero cada cosa era también una parte de todo lo demás, al igual que los diseños ricos y entremezclados en una alfombra persa ... o en el ala de una mariposa.

Se vuelve más extraño aún. Durante la mayor parte de mi viaje, alguien más estaba conmigo. Una mujer. Ella era joven, y me acuerdo de cómo era en detalle. Tenía los pómulos altos y ojos profundamente azules. Trenzas doradas enmarcaban su hermoso rostro. (...)  Era un río de vida y color, moviéndose a través del aire. La vestimenta de la mujer era simple, como la de un campesino, pero sus colores en polvo azul, índigo y pastel de naranja-durazno tenían la misma abrumadora y súper vívida vitalidad que todo lo demás. Ella me miró con una mirada que, si la vieras durante cinco segundos, haría que tu vida entera hasta ese punto valiera la pena, sin importar lo que haya ocurrido en ella hasta ahora. No era una mirada romántica. No era una mirada de amistad. Era una mirada que de alguna manera estaba más allá de todo esto, más allá de todos los diferentes tipos de amor que tenemos aquí en la tierra. Era algo superior, que contenía todos estos tipos de amor en si mismo, mientras al mismo tiempo era mucho mayor que todos ellos". 
 Los documentos de Urantia nos narran sobre la diferencia entre el nivel de Havona (cercano a la meta final) y nuestra vida material:

(154.6) 14:2.4 Ninguno de los seres físicos del universo central sería visible a los urantianos. Tampoco suscitaría ninguno de los estímulos físicos de esos mundos remotos reacción alguna en vuestros sentidos rudimentarios. Si un mortal urantiano pudiera ser trasladado a Havona, sería allí sordo, ciego, y totalmente carente de toda otra reacción sensorial; tan sólo podría funcionar como un ser de autoconciencia limitada, privado de todo estímulo ambiental y de toda reacción al medio.

Ahora bien, hay una innumerable cantidad de mundos y seres descendentes y ascendentes que crean una cadena de eslabones transitorios de niveles de realidad.

(498.8) 44:0.17 Existen ciertos tipos de seres que son capaces de discernir la realidad de las criaturas tanto de los mundos espirituales como de los materiales. A esta clase pertenecen las así llamadas cuartas criaturas de los Servitales de Havona y las cuartas criaturas de los conciliadores. Los ángeles del tiempo y del espacio están dotados de la habilidad de discernir tanto los seres espirituales como los materiales así como también pueden hacerlo los mortales ascendentes después de liberarse de la vida en la carne. Después de lograr los niveles espirituales más elevados, los seres ascendentes son capaces de reconocer las realidades materiales, morontiales y espirituales.

Cómo notamos hay unos eslabones de criaturas entre los niveles más altos (habitantes del Paraíso y otros) y los mundos materiales. Aunque los seres más elevados prácticamente no perciben los mundos materiales, hay una enorme de red de criaturas intermedias que hacen de enlaces (criaturas que trabajan en los mundos moronciales ascendentes).

 Además se narra algo de gran importancia y que puede ser una de las razones de nuestra existencia en la materia. Los seres resucitados de origen ascendente podrán mantener la capacidad de ver a las criaturas materiales.

(498.9) 44:0.18 También se encuentra aquí conmigo un Mensajero Poderoso de Uversa, un ser ascendente fusionado con el Ajustador, mortal en el pasado, que os percibe tal como vosotros sois, y al mismo tiempo visualiza al Mensajero Solitario, a los supernafines, y a otros seres celestiales presentes. Jamás perderás, durante tu larga ascensión, el poder de reconocer a los seres con los que te has asociado en existencias anteriores. Siempre, a medida que asciendas hacia adentro en la escala de la vida, mantendrás la habilidad de reconocer a tus semejantes de niveles previos y más bajos de experiencia y de fraternizar con ellos. Cada nuevo traslado o resurrección agregará otro grupo más de seres espirituales a tu gama de visión, sin quitarte en lo más mínimo la habilidad de reconocer a tus amigos y semejantes de estados anteriores.

(498.10) 44:0.19 Todo esto está posibilitado en la experiencia de los mortales ascendentes por la acción de los Ajustadores del Pensamiento residentes. A través de su retención de los duplicados de tus enteras experiencias vitales, estás asegurado de no perder jamás ningún atributo auténtico que hayas poseído alguna vez; y estos Ajustadores viajan contigo, como parte de ti, en realidad, como tú.