viernes, 6 de septiembre de 2013

Parausía, llegada, venida

Desde el año 2008 este sitio ha publicado pruebas concretas de que la Parausía de Cristo es un en evento futuro. También se que otros han señalado que dicho suceso ocurre realmente en la gran tribulación (siguiendo la línea narrativa de Mateo 24). Este fin de semana muchas congregaciones de la organización testigos de Jehová analizarán una publicación que se acerca muchísimo a lo ya expuesto por muchos estudiantes sinceros, lo cual es un notable avance.

En dicha revista (Atalaya) se reconoce  que la llegada o venida de Jesús aún es algo futuro.  Por ejemplo citan que hay unas ocho referencias a su venida o llegada en el Evangelio de Mateo. Y se acepta que dichas expresiones ya no corresponden a 1914, 1918 o 1919, sino al periodo futuro de la gran tribulación.

De alguna forma, esto ha reivindicado el llamado Advenimiento de Jesús (expresión usada por los Adventistas) puesto que se reconoce que la Venida es un suceso terminal final. Durante muchas décadas la expresión venida de Cristo fue opacada por la expresión Parausía. Hoy sin embargo, se avisora algo que en el futuro la organización W.T tendrá inevitablemente que reconocer. Que Parausía y Venida se refieren a lo mismo. De forma interesante, en los artículos evaden analizar el término Parausía. La razón es que aún la idea de 1914 es mantenida, pero la llamada "nueva luz" en el fondo debilita aún más dicha idea.

El Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento (de W. E. Vine, 1984, vol. 1, pág. 50) dice: “PAROUSIA [...] denota tanto una llegada como una consiguiente presencia. Por ejemplo, en una carta sobre papiro [escrita en griego] una dama habla de la necesidad de su parousia en un lugar a fin de [atender] unos asuntos relacionados con su propiedad allí.”. El Diccionario de la Biblia (edición de Serafín de Ausejo, Barcelona, Herder, 1981, col. 1451) explica que “en el mundo helenístico de oriente se halla la palabra [pa·rou·sí·a] [...] como término clásico para designar la visita oficial del rey o del emperador”. (Véase también Mt 24:3, BJ, nota.)

Notamos que llegada, venida o presencia son términos intercambiables (o muy asociados) y la Biblia con mucha sencillez no fracciona dicha venida en fases o etapas. El concepto es claro: La llegada o venida señala el comienzo de la presencia, puesto que al llegar, la persona se hace presente.

La presencia de Jesús implica forzosamente su llegada al lugar donde estará presente, y traducir pa·rou·sí·a por “venida” coloca el énfasis en la llegada pero no oscurece su subsiguiente presencia.

La llegada o venida señala el comienzo de la presencia, puesto que al llegar, la persona se hace presente. No puede alguien estar presente si antes no ha llegado.

Notemos como Pablo asoció la Presencia de Jesús con el Día de Jehová:

 “ Sin embargo, hermanos, tocante a la presencia de nuestro Señor Jesucristo y el ser nosotros reunidos a él, (...) , en el sentido de que el día de Jehová esté aquí..”(2 Tes. 2:1,2).

"y la segunda vez que aparece será aparte del pecado y a los que lo están esperando con intenso anhelo para [la] salvación [de ellos]"(Hebreos 9:28).

Hay muchos otros ejemplos que señalan que la Presencia es realmente un evento futuro, tal como la Atalaya lo explica con el verbo venir.

Lo que la Atalaya tendrá que explicar en el futuro cercano es que la Parausía realmente no ocurrió en 1914 sino que es un evento futuro, armonizando con su nueva aclaración en relación a venida y llegada.

 Al analizar cómo se emplea este término (Parausia) en la Biblia, C.T Russell explicó correctamente: “La palabra griega que por lo general se emplea para referirse al segundo advenimiento —parousia, traducida a menudo por venida— siempre significa presencia personal, como si ya hubiera venido, llegado, y nunca tiene el sentido de estar decamino, como usamos la palabra venida”.

Esto es verdad, tal como hemos visto, pero es evidente que para que exista una  "presencia personal, como si ya hubiera venido, llegado" el sujeto antes tiene que venir.

La  Obra Perspicacia refuerza ésto al decir: "La palabra griega pa·rou·sí·a, que suele traducirse por “presencia”, se forma con pa·rá (junto a) y ou·sí·a (derivada de ei·mí, “ser” o “estar”). Por consiguiente, pa·rou·sí·a significa literalmente la “acción de estar junto a [algo]”, es decir, “presencia”. En las Escrituras Griegas Cristianas se usa esa palabra 24 veces, la mayoría de ellas con relación a la presencia de Cristo en conexión con su Reino mesiánico. (Mt 24:3; véase apéndice de NM, pág. 1576.)-Perspicacia

 El Apéndice de la TNM (Traducción del Nuevo Mundo)  añade algo no menos importante: " Acerca del significado de esta palabra, Israel P. Warren, D.D., escribió en su obra The Parousia, Portland, Maine (1879), pp. 12-15: “Nosotros con frecuencia hablamos del ‘segundo advenimiento’, la ‘segunda venida’, etc., pero las Escrituras nunca hablan de una ‘segunda Parusía’. Fuera lo que hubiera de ser su naturaleza, era algo particular, que nunca antes había sucedido, y nunca habría de suceder de nuevo. Habría de ser una presencia que diferiría de toda otra manifestación de sí mismo a los hombres, y sería superior, de modo que su designación debería propiamente quedar por sí sola, sin más modificador que el artículo: LA PRESENCIA.
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Venida’ y ‘advenimiento’ comunican muy prominentemente el concepto de un acercamiento a nosotros, moción hacia nosotros; ‘parusía’, el de estar con nosotros –T.NM

Y repasemos nuevamente el diccionario de Vine:

El Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento (de W. E. Vine, 1984, vol. 1, pág. 50) dice: “PAROUSIA [...] denota tanto una llegada como una consiguiente presencia con. Por ejemplo, en una carta sobre papiro [escrita en griego] una dama habla de la necesidad de su parousia en un lugar a fin de [atender] unos asuntos relacionados con su propiedad allí. [...] Cuando se usa del retorno de Cristo, en el Arrebatamiento de la Iglesia, significa no meramente Su llegada momentánea a por Sus santos, sino su presencia con ellos desde aquel momento hasta Su revelación y manifestación al mundo”. El Diccionario dela Biblia (edición de Serafín de Ausejo, Barcelona, Herder, 1981, col. 1451) explica que “en el mundo helenístico de oriente se halla la palabra [pa·rou·sí·a] [...] como término clásico para designar la visita oficial del rey o del emperador”. (Véase también Mt 24:3, BJ, nota.)

 
Estas citas demoledoras señalan que la Parausía se origina después de la venida o llegada y no antes de ésta.

 
¿Una presencia que no es presencia?

 Cómo observamos, nadie discute el significado de Parausía. A la luz de lo expuesto por los doctos en lenguaje ya citados, PRESENCIA es claramente eso, presencia, más que una venida. Como Russell definió correctamente: "siempre significa presencia personal, como si ya hubiera venido". El significado es indiscutible: la “acción de estar junto a [algo]”, es decir, “presencia”. Asi de simple. El ejemplo de Vine sobre "una dama habla de la necesidad de su parousia en un lugar a fin de [atender] unos asuntos relacionados con su propiedad allí" es aún más determinante.
 
 Sin embargo, ésta misma explicación tan clara que se ha repetido en muchas publicaciones, derrumba incluso la de idea de una Parausía desde 1914. ¿Cómo?, dirá usted. Sí, uno de los peores escollos paradójicamente ha sido puesto por la propia Sociedad, incluso la última revista refuerza aún más estas investigaciones. Pasé años intentando solucionar éste dilema y nunca pude armonizar los hechos. 

En uno de los intentos por colocar un asunto se realizó un profundo auto-golpe que muy pocos han podido discernir. ¿A qué me refiero?
 

El significado esencial de PARAUSÍA (tal como se ha observado en las citas anteriores) ES UNA PRESENCIA PERSONAL. Significa que SI Cristo  ha estado presente desde 1914, ¡él tiene que estar (aunque invisiblemente) en algún punto de la Tierra, ya sea en la atmosfera, la vecindad del planeta, etc!
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Al principio, los estudiantes de la Biblia tenían esto claro porque eso realmente era lo que transmitía "Parausía". Y ¡es verdad! Eso transmite la Biblia. Y con justicia creían que la Gran Tribulación empezaría en 1914. Aquí solamente el error era asociar una fecha por sobre el entendimiento correcto.
 
Con el paso de los años (muchos años) desde 1914 era evidente que Jesús no estaba en la vecindad de la Tierra, ni en la Tierra misma (aunque él fuese invisible), puesto que Satanás como gobernante de la "autoridad del aire" en la vecindad de la Tierra lo hacía evidente junto a la gobernación política humana aún en pie.

Ésto lo reconoce el libro Proclamadores:  "También llegaron a entender (mucho después de 1914)  que fue en 1914 cuando comenzó la presencia invisible de Cristo y que esta no consistía en que él regresara personalmente (aunque de manera invisible) a la vecindad de la Tierra, sino en que dirigiera su atención a la Tierra como Rey en funciones".

¿Dirigiera su atención?

¿Eso signfica realmente "Parausía"? ¿Dirigir su atención sin estar presente? ¿Una presencia que no es presencia? Observamos el atrevimiento de explicar la expresión "Parausía" con algo totalmente contrario a su mismo significado, violando todas las mismas citas para diferenciarla de "venida". ¿Capta usted el problema?

Ahora era necesario crear una expresión no biblica para salvar el dilema de la Parausía. Se tuvo que inventar la expresión: " Cristo dirigía (desde los cielos) su atención a la Tierra  como Rey en funciones".
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Una publicación lo resumió así: "Entonces, ¿debería uno pensar que Jesús está invisiblemente presente en la atmósfera de la Tierra? Cuando la Biblia habla de la vuelta de Jesús, de ninguna manera se desprende de esto forzosamente que para que él esté presente tenga que abandonar su morada en los cielos.
Como poderosa persona espíritu, ‘la representación exacta del mismo ser de Dios,’ todo lo que Cristo tendría que hacer es dirigir su atención a la Tierra". – Atalaya 1970 1/1

Como usted puede observar la explicación de la Atalaya ¡estaba violando el significado real de PARAUSIA!  

No puede existir una Parusía que no signifique efectivamente que si está presente: ‘parusía’, el de estar con nosotros, la “acción de estar junto a [algo]”, es decir, “presencia”, etc. todo era aniquilado con la expresión "dirigir su atención a la Tierra" sin moverse de su trono. En definitiva, y tal como lo he dicho: "Una Presencia que finalmente no es una Presencia". 
 
Para "salvar" éste terrible auto atentado se ha tratado de explicar que aunque Cristo no está presente de forma efectiva e invisible en la Tierra, su acción sería comparable a la de Jehová cuando "bajó a la Tierra" sin salir de los cielos (Como el ‘bajar’ de Jehová en Miqueas 1:3; 2 Samuel 22:10.). Pero aún así es una explicación coja, porque efectivamente representantes celestiales si bajaron a la Tierra. Además, nos alejamos de lo que decía la misma TNM (Traducción del Nuevo Mundo) que Parausía es:
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"algo particular, que nunca antes había sucedido, y nunca habría de suceder de nuevo. Habría de ser una presencia que diferiría de toda otra manifestación de sí mismo a los hombres, y sería superior, de modo que su designación debería propiamente quedar por sí sola, sin más modificador que el artículo: LA PRESENCIA".
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Por lo tanto, estimados lectores, la lógica desmorona una Parusía de Cristo desde 1914. Si fuese así, realmente no sería Parausía, y se habría escogido otra palabra más adecuada para ese suceso singular.
 
 Ahora bien, los artículos de las últimas revistas han entrado en la senda correcta y positiva del entendimiento más acertado, un árido camino del cual nosotros ya sabemos el final.
 
Bendiciones.