lunes, 2 de septiembre de 2013

Tiempo crucial de evolución

(1490.3) 134:5.17 Con el progreso científico, las guerras serán cada vez más devastadoras, hasta volverse prácticamente un suicidio racial. ¿Cuántas guerras mundiales habrán de librarse, cuántas ligas de naciones habrán de fracasar, para que el hombre esté dispuesto a establecer el gobierno de la humanidad, y empiece a disfrutar de las bendiciones de la paz permanente, y a recoger los frutos de la tranquilidad de la buena voluntad entre sí mismos —la buena voluntad mundial—?

A diferencia de las acciones pasadas de EEUU hoy observamos una mayor mesura del Presidente de Estados Unidos a la hora de tomar la decisión de atacar a Siria. Ha pedido la consulta del Congreso pese a tener la autoridad para lanzar una ofensiva.  Esto sin duda manifiesta un peldaño en la evolución de las acciones de las potencias. La situación en Siria parece ser un ejercicio, una prueba de madurez que la humanidad tiene que superar a la hora de resolver estos complejos problemas. Por ejemplo, el Congreso de Inglaterra ya ha vetado una acción militar. Solo queda Francia y USA. Sea que se apruebe o no el ataque de EEUU, el como se están planteando los asuntos nos muestra algo diferente. Pero estaremos atentos a como se desarrolla este conflicto.

 (1489.2) 134:5.11 A medida que disminuye el número de las naciones verdaderamente soberanas (grandes potencias), aumenta tanto la posibilidad como la necesidad del gobierno de la humanidad. Cuando existan tan sólo unas pocas (grandes) potencias realmente soberanas, éstas tendrán que embarcarse en una lucha a muerte por la supremacía nacional (imperial) o, mediante la renuncia voluntaria a ciertas prerrogativas de la soberanía, crearán el núcleo esencial de la potencia supernacional que marcará el comienzo de la verdadera soberanía de toda la humanidad.

Actualmente las Naciones Unidas están bloqueadas precisamente por la acción de las pocas grandes potencias que quedan en el mundo: EEUU, Gran Bretaña, Francia, Rusia, China.

Según los Documentos, las pocas grandes potencias que quedan tienen dos opciones:

1) Embarcarse a lucha a muerte por la supremacía.

2) Renuncia a ciertas prerrogativas de la soberanía.

Uno de esos caminos puede llevar a una nueva guerra mundial. El otro será un salto evolutivo para la humanidad. Oremos para que los gobernantes tomen una acción sabia.