viernes, 11 de octubre de 2013

El reino de los cielos es semejante a ...


Es interesante que Jesús nunca intentó definir el Reino de Dios como "un gobierno" tal como suele entenderse o transmitirse a los cuatro vientos. Es más, nunca expresó dicho término para dar una definición de ese Reino. Como se ha declarado en entradas anteriores, Jesús hizo uso de la expresión "Reino" porque los judíos ya la utilizaban. Pero Cristo quiso darle un significado más trascendental y profundo. Un significado alejado del mesianismo judío que se centraba en el castigo sobre las naciones dominadoras gentiles que oprimían a Israel. Por esa razón las definiciones de Jesús sobre lo que él pensaba sobre el Reino las detectamos en algunas parábolas:

Otra ilustración les propuso, diciendo: "El reino de los cielos ha llegado a ser semejante a un hombre que sembró semilla excelente en su campo". - Mat. 13:24 

Encuentro muy interesante que se diga que "el reino ha llegado a ser semejante". Esto muestra que para Jesús el Reino ya era una realidad. También la ilustración nos indica que la siembra de los cristianos como semillas fue realizada por Jesús en el siglo I. Si el Reino hubiese sido establecido en una futura época como a principios del siglo XX (como 1914) la siembra de cristianos recién habría partido desde esa fecha. Esta reflexión es suficiente para demostrar que el Reino no ha sido establecido en el siglo XX sino que es algo más sublime.  


La parábola en cambio nos dice que el Reino ya ha llegado a ser semejante a toda esa actividad de enseñanza de Jesús que provoca un renacimiento en el corazón de sus primeros cristianos, como semillas sembradas en la humanidad que generarían un crecimiento gradual en las eras venideras. Notemos también que este reino es sembrado en el campo. Y más adelante se nos dice que el campo "es el mundo", la humanidad. Notamos que el reino como enseñanza dada por Jesús opera realmente entre los hombres.

Otra ilustración les propuso, diciendo: "El reino de los cielos es semejante a un grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; la cual es, de hecho, la más pequeña de todas las semillas, pero cuando ha crecido es la más grande de todas las legumbres, y se hace un árbol, de modo que vienen las aves del cielo y hallan albergue entre sus ramas". - Mat. 13:31,32


Se nos dice que el reino parte como algo insignificante sembrado en la humanidad, entre los hombres. Comienza como algo pequeño y luego crece hasta transformarse en un árbol que da refugio a otros seres vivientes, un beneficio para todos. Esto nos muestra que el Reino es algo que crece gradualmente en la humanidad y beneficia finalmente a todos los seres humanos. Un "gobierno" establecido no cuadra con ésta descripción que más bien nos habla de un crecimiento gradual, algo viviente y transformador de la humanidad.

Otra ilustración les habló: "El reino de los cielos es semejante a la levadura, que una mujer tomó y escondió en tres grandes medidas de harina, hasta que toda la masa quedó fermentada". - Mat. 13:33
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Nuevamente se nos dice que el reino es algo que crece gradualmente. Aquí se enfatiza que está escondido en la masa, pero que tiene tal poder transformador, tal potencial,  que logra la fermentación de toda la masa. Y he aquí que el reino está en aquellos practicantes vivientes del mensaje de Jesús, aquellos que lo han encontrado,  repartidos silenciosamente como levadura en toda la masa de la humanidad. Estos hombres y mujeres son la  clave para la activación de la venidera y gloriosa transformación de la humanidad por venir. ¿Eres tú uno de ellos?


"El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo, que un hombre halló y escondió; y por el gozo que tiene, va y vende cuantas cosas tiene, y compra aquel campo"- Mat. 13:44.

Y aquí Jesús toca el asunto del reino a nivel del creyente individual renacido. Nos muestra  lo que es el reino en nosotros. Cuando hayamos el reino al descubrir al Padre en nuestro interior, entramos en una fase de experiencia personal íntima. Aquel encuentro nos catapulta hasta lo alto, pero primero lo guardamos, lo maduramos. No hacemos estridencia de ese renacer. Es como "esconder" ese tesoro. Es algo tan bello e íntimo que lo cuidamos en nuestro corazón. Pero luego eso nos mueve a acción, dejamos muchas cosas y compramos el campo de nuestra vida y corazón al consagrarnos a la misión de nuestra vida. ¡Qué forma más bella de Jesús para describir nuestra experiencia viviente de filiación y como obra en nosotros!

"Otra vez: el reino de los cielos es semejante a un comerciante viajero que buscaba perlas excelentes.  Al hallar una perla de gran valor, se fue y prontamente vendió todas las cosas que tenía, y la compró" - Mat. 13:45,46.

Nuevamente el reino se nos presenta como una experiencia personal de búsqueda y descubrimiento. Solo los buscadores de perlas excelentes, los aventureros de Dios, los sedientos del espíritu como tú estimado lector, a fuerza de buscar perlas, encuentran finalmente la perla de gran valor. Y al hallar la perla como lo más valioso,  la emoción lo hace dejar las cosas innecesarias y consagrarse al Padre en esa experiencia viviente. Cuando "tocamos" a Dios, cuando lo encuentras en tu corazón, tu vida cambia, y entonces esa experiencia viviente te mueve a ser un agente para beneficio del mundo. ¡Que sencillez y profundidad combinada en estas parábolas para destacar la verdadera religión del espíritu y la experiencia personal con el reino!

En las primeras ilustraciones notamos que se habla del Reino como algo que crece en la fuerza de sus seguidores hasta poder transformar el mundo entero. Y en las últimas apuntadas observamos como Jesús da énfasis en la clave personal de hallar el reino.

 Algo que comienza como una transformación personal, que finalmente en la suma de los Hijos renacidos de Dios,  logra la transformación global.