miércoles, 16 de octubre de 2013

Modificar nuestra visión sobre el Padre Universal

(60.1) 4:5.2 Una de las fuentes principales de confusión en Urantia respecto a la naturaleza de Dios proviene de que vuestros libros sagrados no fueron capaces de distinguir claramente entre las personalidades de la Trinidad del Paraíso y entre la Deidad Paradisiaca y los creadores y administradores del universo local. Durante las pasadas dispensaciones de comprensión parcial, vuestros sacerdotes y profetas fueron incapaces de distinguir entre los Príncipes Planetarios, los Soberanos de Sistemas, los Padres de Constelaciones, los Hijos Creadores, los Gobernantes de los Superuniversos, el Ser Supremo, y el Padre Universal. Muchos de los mensajes de personalidades subordinadas, tales como los Portadores de Vida y varias órdenes de ángeles, aparecen en vuestros registros como procedentes de Dios mismo. El pensamiento religioso en Urantia aún confunde las personalidades asociadas de la Deidad con el propio Padre Universal, de manera que se incluyen todos bajo un solo apelativo.

Esto es muy cierto. Los escribas del Génesis hacían enmiendas del Tetragramatón cuando el ángel llamado Jehová hablaba con Abrahán, y pasaron siglos para que Pablo aclarase que la Ley fue dada por medio de ángeles y no por el Ser Supremo. Y cuando Job nos habla de las asambleas celestiales adonde concurría Satanás representando a la Tierra, realmente se refería al Padre de la Constelación y no al Padre Universal.

(60.2) 4:5.3 El pueblo de Urantia sigue padeciendo la influencia de los conceptos primitivos de Dios. Los dioses desencadenados en la tormenta; que hacen temblar la tierra en su cólera, y destruyen a los hombres en su ira; que manifiestan su descontento con carestías e inundaciones —éstos son los dioses de la religión primitiva; no son los Dioses que viven y rigen los universos. Estos conceptos son una reliquia de los tiempos en que los hombres suponían que el universo estaba sujeto a los caprichos y al dominio de estos dioses imaginarios. Pero el hombre mortal está comenzando a darse cuenta que vive en un dominio de relativa ley y orden en lo concerniente a las directrices administrativas y a la conducta de los Creadores Supremos y de los Controladores Supremos.

Aún existe la reliquia del Dios castigador destruyendo a los inicuos en un súbito acto de cólera que interrumpe la historia del hombre pequeño. Un Dios que usa "fuego y azufre", "temblores" y el "azote". Residuos de antiguas religiones primitivas. Nuestro papel como verdaderos vindicadores de Dios es mostrar el auténtico carácter del Padre Universal a los hombres. Millones de personas aún tienen esas ideas erradas sobre Dios. Las religiones han gastado demasiados recursos dando énfasis en el castigo de Dios como motivador, más que destacar el Amor a Dios por su carácter bondadoso, misericordioso y positivo.

(60.3) 4:5.4 La idea bárbara de apaciguar a un Dios airado, de propiciar a un Señor ofendido, de ganar el favor de la Deidad mediante sacrificios y penitencias e incluso por el derramamiento de sangre, representa una religión completamente pueril y primitiva, una filosofía indigna de una época esclarecida de ciencia y verdad. Tales creencias son absolutamente repulsivas a los seres celestiales y a los mandatarios divinos que sirven y reinan en los universos. Es una afrenta a Dios creer, sostener o enseñar que debe derramarse sangre inocente a fin de ganar su favor o conjurar la ficticia ira divina.

Lo he tratado algunas veces. El concepto de la sangre y muerte de un inocente es netamente pagana y parte de las religiones primitivas. Jesús de Nazaret nos explicó que el amor del Padre universal y el deseo de encontrarlo en una relación filial por la Fe constituye la verdadera salvación.

(60.6) 4:5.7 Pero los habitantes de Urantia han de llegar a liberarse de estos antiguos errores y de estas supersticiones paganas respecto de la naturaleza del Padre Universal. La revelación de la verdad acerca de Dios está comenzando a aparecer, y la raza humana está destinada a conocer al Padre Universal en toda esa belleza de carácter y hermosura de atributos que tan magistralmente describió el Hijo Creador que residió en Urantia como el Hijo del Hombre y el Hijo de Dios.

El verdadero desafío para los predicadores y maestros del futuro es volver a proclamar al Dios de Amor. Y las ideas de un Dios iracundo, destructor y que necesita el sacrificio deberán ser desterradas de los hombres religiosos. El proceso ya se ha iniciado. Depende de las voluntades de cada uno adelantar esta proclamación en la Tierra.