viernes, 15 de noviembre de 2013

Un mensaje de buenas noticias

Jesús no deseaba que lo recordasen
de ésta forma.
Jesús no quiso que las generaciones venideras lo recordaran como un místico sufriente. El dijo:

(1766.6) 159:3.10 No describáis a vuestro Maestro como varón de dolores. Las futuras generaciones deben conocer también nuestra felicidad radiante, el entusiasmo de nuestra buena voluntad, y la inspiración de nuestro buen humor. Proclamamos un mensaje de buenas noticias, contagioso en su poder transformador. Nuestra religión late con nueva vida y nuevos significados. Los que aceptan esta enseñanza se llenan de alegría y su corazón los impulsa a regocijarse para siempre. Una felicidad en crecimiento constante es siempre la experiencia de todos los que están seguros de Dios.

(1766.8) 159:3.12 Cuando mis hijos tengan autoconciencia de la seguridad de la presencia divina, esa fe les expandirá la mente, les ennoblecerá el alma, les reforzará la personalidad, les aumentará la felicidad, les profundizará la percepción espiritual, y aumentará su capacidad para amar y ser amados.

Llegará la hora en que los hombres despertaran del letargo actual y se doblegarán ante la realidad del verdadero evangelio de Jesús de Nazaret.

El Evangelio tiene un poder transformador sobre el hijo de Dios que ha encontrado al Padre, y luego es inmensamente contagioso y transformador hacia el entorno.