jueves, 2 de enero de 2014

Aclaración sobre el Libro de Urantia y la Biblia


El libro de Urantia no está basado en la Biblia, pero es consistente con muchas de sus enseñanzas espirituales.

El Libro de Urantia NO viene a rellenar las "lagunas" de la Biblia. No es una especie de "tapa goteras" de los episodios narrados en las Escrituras Hebreas o Cristianas.

El Libro de Urantia y la Biblia son dos obras diferentes.

Cada una de ellas ofrece una visión de la realidad de forma diferente (y coincidente en muchos casos), pero lo coincidente no significa que la misión del segundo sea completar al primero.

Jesús fué un personaje real que hizo cosas tangibles y reales antes de ser registrado en cualquier hoja de papel. Su existencia viviente como hombre trasciende a un texto. Por lo tanto, los textos en torno a él, solo ofrecen las vivencias de los testimonios parciales recogidos en torno a él. Y perfectamente dos obras pueden narrar los mismos hechos, pero desde ángulos diferentes y con apreciaciones distintas.

El siguiente ejemplo os ayudará:

Ocurre un accidente. Eso es un hecho. Hay una decena de testigos oculares que relatan el hecho. La decena de testigos tienen ángulos de apreciación diferentes. Algunos dirán que fué culpa del carro, otros de la persona, etc. Luego aparecen unos policías que recogen los testimonios y recrean la historia en base a los testimonios,  formulando una hipótesis general del hecho. Luego lo ponen por escrito y las generaciones futuras dan fe de ese proceso.

Pero resulta que también hay otros observadores: Varias cámaras grabaron en los distintos ángulos el hecho. Y estas filmaciones son "desclasificadas" en el futuro (por varias razones externas).

Resulta que el manifiesto de los testigos solo era medianamente claro y fidedigno de acuerdo a sus puntos de vista y momento. En cambio la filmación ofrece los hechos en crudo y con algunas sorpresas.

Los hechos históricos son los mismos. 

Un libro representa el arduo, bienintencionado pero limitado esfuerzo de recolección sobre un hecho. 

El otro afirma ser más bien una instantánea ("filmación"), cual objetivo no es encajar o no en la tesis original.


Pero incluso esa "instantánea" está sujeta al momento. No representa una verdad absoluta.  Una foto de un satélite presenta información desde otra perspectiva comparada con un mapa. Pero aún así la imagen del satélite es una foto del pasado. Un automóvil visualizado por Google Earth puede que ya no esté en el tiempo presente.

Esa es la clave para discernir. 

Ahora surge la pregunta: ¿Cómo yo a nivel personal analizo esta cuestión?

No intento creer que Urantia es un relleno de las lagunas bíblicas. No busco las contradicciones entre ambos, puesto que ese razonamiento parte de la premisa mencionada al principio de la cuestión.

Me parece objetivamente que internamente el primer manifiesto basado en la decena de testigos tiene pequeñas irregularidades y ciertas incoherencias, además de haber sido formulado por mucho tiempo tras varias personas que editaron, insertaron y suprimieron material. Este análisis objetivo del primer manifiesto hace que uno no pueda descartar el estudio del segundo.


No, no digo que el primer manifiesto está equivocado en la esencia general de las cosas. Es más, puedo perfectamente prescindir de otra información si lo deseo y la primera información me puede ayudar mucho. La segunda fuente de información solo me sirve para enriquecerme en la búsqueda personal de la verdad y no deja de ser importante su estudio.

El segundo manifiesto me parece compacto, coherente, lógico y armónico incluso con otros hechos racionales sobre las afirmaciones de otras disciplinas. Presenta un cuadro más claro y no sujeto a interpretaciones.

Y esta es una clave. En honor a la verdad la estructura de la Biblia es tan poco clara en muchas de sus sentencias que pueden generar las mil una sectas y religiones que se han construido en torno a ella. Solo basta con analizar las polémicas en torno a si Jesús es el mismo Padre, etc.

Con respecto a la doctrina de la infalibilidad de las escrituras, El libro de Urantia enseña que todas las cosas que pasan a través de las mentes y manos de los hombres llegan a ser en mayor o menor grado humanas y que ningún libro, incluido El libro de Urantia, contiene la Verdad Final.

Hay distintos grados de degradación por el fenómeno del tiempo. Entre más antiguo sea el elemento revelado y mientras por más generaciones, traductores y editores pase, los hechos narrados tienden a ser simplificados, resumidos, retocados, y editados.

Aunque que parezca pintoresco hay un caso con el mismo Libro de Urantia. Juan José Benítez en su saga “Caballo de Troya” ha sido uno de los primeros en novelizar varios elementos del texto sobre la vida de Jesús que aparecen en Urantia. Benítez, en un afán reciente por marcar diferencia con Urantia Book, intencionadamente ha cambiado varios elementos narrados en el Libro de Urantia. Benítez también discrepa de algunas enseñanzas del Libro. En resumen ha provocado uno de los primeros textos basados en los Documentos, pero con varias alteraciones.

Si este fenómeno se ha dado en pocas décadas, ¿qué podemos esperar de los sucesos ocurridos hace miles de años? La Biblia misma se fue construyendo a pulso en base a la inserción y adición de relatos inspirados genuinos, pero combinados con otros textos que poseían bastante épica judía, y literatura apocalíptica.

Luego, la Biblia pasó por compiladores, editores y auténticos concilios para llegar a la forma final, y en ese largo camino, varios libros fueron suprimidos por los comités editoriales.

Deberíamos honrar las escrituras sagradas de todas las religiones y centrarnos en sus partes más exquisitas centradas en la verdad, belleza y bondad. Las Sagradas Escrituras son magníficas obras, pero siempre debemos tener presente que son obras principalmente de contenido espiritual y no tratados científicos ni históricos.

Es más. Las religiones harían más bien si en vez de gastar energía en debates contra la ciencia y la historia para validar a la Biblia como autoridad casi fetiche, se centrasen más en las enseñanzas inspiradoras de las Escrituras. Principalmente en las de Jesús de Nazaret. 


(1767.6) 159:4.4 «Muchos de estos libros no fueron escritos por las personas cuyos nombres llevan, pero eso no disminuye de ninguna manera el valor de las verdades que contienen. Aunque la historia de Jonás no fuera un hecho, aun si Jonás no hubiera existido, la profunda verdad de este relato, el amor de Dios por Nínive y los así llamados paganos, no sería menos preciosa a los ojos de todos aquellos que aman a sus semejantes. Las Escrituras son sagradas porque presentan los pensamientos y acciones de los hombres que buscaban a Dios, y que nos dejaron en estos escritos sus más elevados conceptos de rectitud, verdad y santidad.

¿Qué será más valioso para las generaciones futuras? ¿Gastar ríos de tinta en demostrar que un pez pudo haberse tragado a Jonás, o en la lección moral y sublime del relato? A medida que las generaciones avancen a la par de la ciencia y los hechos, de la lógica y la realidad, los educadores de la Biblia comenzarán a centrarse más en estos aspectos que en proveer una explicación para cada relato épico bíblico.

Así, relatos que en la antigüedad se tomaban como literales al pie de la letra como los "días creativos", o "el movimiento del Sol en el horizonte", hoy son puestos en un lugar más secundario, otorgando el énfasis en lo esencial. Así también los pasajes crueles de las batallas de Israel, o los consejos personales de Pablo que rayan en la ofensa, hoy no suelen comentarse por las religiones evolutivas. Sin embargo, en el pasado fueron ampliamente usados como mecanismos de dominación hacia los feligreses.  

El gran error es de crear una cuasi-idolatría de las Escrituras, volviéndolas objeto virtual de adoración; algo que Dios nunca intentó hacer. Dios es la fuente de la verdad, no lo es un libro, la tinta sobre el papel, ya sea la Biblia, El libro de Urantia o cualquier otro escrito. Las realidades pueden ser hechas vivas en la medida que tienen conciencia en nuestra mente. Un libro puede ser una fiel representación de las más alta realidad, pero él no es la realidad misma; de otra manera, la verdad no puede ser un libro. El mapa de ruta no es el camino.