Pero esto en absoluto tiene que ver con las prácticas místicas o el yoga. Es cierto que un grado de silencio y paz hace proclive la recepción de las comunicaciones con el Ajustador, pero es para precisamente llenarnos de sus indicaciones que son pensamientos de gran seguridad interna y poder.
Pero no debemos confundir la comunicación con el Ajustador con visiones y experiencias místicas de trance. Esas manifestaciones obedecen más bien al reino del subconciente subjetivo y muchas veces errado. En realidad, contactamos con el Ajustador mediante pensamientos altruistas y coherentes que obtenemos, de sensatez y compasión, no para evadirnos de la vida en visiones mórbidas, sino para hacer frente a la misma vida con un nuevo sentido.
Pero no debemos confundir la comunicación con el Ajustador con visiones y experiencias místicas de trance. Esas manifestaciones obedecen más bien al reino del subconciente subjetivo y muchas veces errado. En realidad, contactamos con el Ajustador mediante pensamientos altruistas y coherentes que obtenemos, de sensatez y compasión, no para evadirnos de la vida en visiones mórbidas, sino para hacer frente a la misma vida con un nuevo sentido.
La voluntad del Padre es
bastante simple. Implica compasión y valentía. El Ajustador comienza a
trabajar dentro de la mente humana y continuamente golpea la mente humana con
pensamientos repetitivos (primero como un eco distante; luego más fuerte),
hasta que la mente comienza a citar estos pensamientos, comienza a oír los
pensamientos, comienza a estar conciente en su conciencia de los pensamientos.
Pero el Ajustador jamás se impone a tu propia voluntad. Tu mente finalmente
rechaza o se deja moldear y ajustar por la voluntad de Dios.
Las acciones del Ajustador
acercarán a medida que el hombre utilice las posibilidades de elección que se
le presentan, que el hombre comience a ver a través de los ojos del alma un
sentimiento de compasión por sus compañeros y compañeras, compasión por toda la
vida de este planeta. La pregunta es; Al estar cada vez más concientes de
esta compasión ¿tendrá el hombre la valentía para elegir actuar de una forma
compasiva hacia sus hermanos?
Cuando nos dejamos guiar
por esa visión que implica un grado de experimentación de amor a cada persona,
más allá de las etiquetas externas, nuestra mente se espiritualiza, es como si
Dios mismo fluyera mediante nosotros derramándose. Obtenemos gran seguridad y
poder y esa “voz” nos dice que estamos haciendo la voluntad del Padre,
manifestando su compasión en la Tierra. Este grado de comunicación nos acerca
mucho al Ajustador del Pensamiento.
El fenómeno del Ajustador del Pensamiento es la capacidad de los hombres para ver un sentido de ideal, a medida que el hombre comience a experimentar y aprender de manera que cambie sus ideales, de manera que sus prioridades se comiencen a ordenar por si solas. Allí les espera un maravilloso viaje a la persona para que viajen con el espíritu del Ajustador, con las alas del alma de los hombres. Los Ajustadores son ancestrales (son quiénes nos estimulan a pensamientos de la cordura y sabiduría), son primordiales desde antes del tiempo. Su calidad es inigualable de cualquier personalidad en el universo. Son solo igualables al Padre Mismo, ya que son un fragmento de él.
Aunque el hombre tenga acceso a la persona de Dios, a la mente de Dios a través del Ajustador, el Ajustador no es la mente total de Dios, el Padre, la Primera Fuente; el Ajustador es un aspecto pre-personal de Dios adaptado para habitar en las personas. La responsabilidad del Ajustador es trabajar específicamente con el humano de su morada.
El fenómeno del Ajustador del Pensamiento es la capacidad de los hombres para ver un sentido de ideal, a medida que el hombre comience a experimentar y aprender de manera que cambie sus ideales, de manera que sus prioridades se comiencen a ordenar por si solas. Allí les espera un maravilloso viaje a la persona para que viajen con el espíritu del Ajustador, con las alas del alma de los hombres. Los Ajustadores son ancestrales (son quiénes nos estimulan a pensamientos de la cordura y sabiduría), son primordiales desde antes del tiempo. Su calidad es inigualable de cualquier personalidad en el universo. Son solo igualables al Padre Mismo, ya que son un fragmento de él.
Aunque el hombre tenga acceso a la persona de Dios, a la mente de Dios a través del Ajustador, el Ajustador no es la mente total de Dios, el Padre, la Primera Fuente; el Ajustador es un aspecto pre-personal de Dios adaptado para habitar en las personas. La responsabilidad del Ajustador es trabajar específicamente con el humano de su morada.
Pablo sabía de esto cuando
escribió que tenemos el testimonio del Espíritu de que somos Hijos de Dios.
De pronto, caemos en la
cuenta del privilegio que tenemos, del tipo de relación tan estrecha que
podemos tener con el Padre Universal, el creador de todos los universos. ¿Puedes comprender lo que significa tener una porción del mismo Padre Universal en nuestro interior?
El te dice a tu interior: "Yo estoy contigo, no tengas miedo".
El te dice a tu interior: "Yo estoy contigo, no tengas miedo".
Cuando hacemos ese acto de fe y confianza, de rendición a la voluntad del Padre, cuando soltamos, caemos en
la cuenta de ese descubrimiento, y en nuestro interior ¡saltan chispas! Y esto provoca
en nosotros que “nazcamos otra vez” al dejarnos guiar por la voluntad amorosa
del Padre. Y aquello cambia nuestra vida para siempre. Es un viaje sin retorno.
Entonces, con el tiempo
(después de entrenar y ejercitar nuestro contacto con el Padre), decidimos hacer una “consagración”
y nos confiamos totalmente a sus manos, nuestros pensamientos y voluntad
empiezan a hacerse uno solo con los del Padre, y un torrente desde lo alto nos
inunda de poder y amor. Todo a nuestro a alrededor comienza a ser transformado
y tocado por esa fuerza arrolladora, y toda la creación suavemente parece
ponerse a nuestro servicio para lograr la voluntad del Padre. Es difícil de
explicar, pero es tan real como la alegría o la ternura.
Esta experimentación de
Dios nos transforma en Hijos liberados y ya nada es igual. Todo adquiere un
nuevo sentido. La vida se vuelve pletórica y feliz. Y transformamos nuestro
entorno. Somos el Reino de Dios expandiéndose en la Tierra.