lunes, 10 de marzo de 2014

¿Cómo puedo identificar la Verdad?


Un forma que a mi me ha resultado útil para encontrar verdades y percibir que asunto es verdadero, ha sido siempre tener presente que la Verdad está relacionada o es la Realidad.

Por ejemplo, la Realidad nos muestra tal y cómo son las cosas. La realidad la observamos, la experimentamos, la vivimos. La realidad es ciertamente verdadera y es más que una elucubración, doctrina o filosofía de la mente. Una persona que logra encontrar la verdad progresiva siempre descubre que ésta obra en armonía con la realidad. En cambio, la mentira y la distorsión de la verdad actúan como enajenaciones mentales, como modelos supuestos en la mente, pero que chocan contra la realidad evidente.

La realidad de la creación y tu alrededor
La forma más cristalina de realidad pura la observamos en nuestro entorno, en la creación y la naturaleza.  Solo basta con que salgas a mirar y sentir  la realidad de la creación y podrás ver la verdad.

La razón es que la creación te da testimonio evidente y real de lo que Dios desea, de lo que Dios ha provisto. Por lo tanto, todo libro o mensaje humano que pretenda provenir de un fuente divina NO puede chocar (entrar en conflicto) contra el testimonio de la creación, ya que Dios estaría dividido. Lo más probable entonces es que el mensaje humano que dice venir de Dios haya sido distorsionado o tal vez no sea de una fuente totalmente genuina.

Un libro perfectamente nos puede decir algo, pero ese algo puede contradecir e incluso chocar contra lo que observamos en la creación. La gran ironía es que la gente prefiere creer en una idea en vez de contrastarla con la realidad. Miremos algunos ejemplos:

El Infierno de Fuego
Por ejemplo: El dogma del infierno de fuego. Debido a una distorsión los hombres aseguran que el Infierno es real. Incluso utilizan algunos ejemplos bíblicos para justificar su postura. Pero no entraremos en esa parte, puesto que eso obedece al campo del debate interpretativo bíblico.

Solo con prestar atención a la realidad de la creación podemos intuir que el dogma del infierno es falso. La razón es que dicha creencia a pesar de intentar justificar la idea de la Justicia o un Dios disciplinador, choca contra el sentido natural del hombre y del amor. Choca contra el cariño natural humano e incluso con lo que observamos en la naturaleza.  Un padre o madre amoroso jamás dejaría quemarse a su hijo por la eternidad. Esto choca contra nuestros sentimientos internos que Dios mismo nos ha colocado como su creación hecha a su imagen.

Este solo punto, esta sola intuición nos revela la verdad. Sabemos que hay algo que se aleja de lo bueno, bello y bondadoso.  C.T. Russell una vez afirmó que las “normas de Dios serían inferiores a las de muchos hombres” si el infierno existiese. Cómo notamos, la sola percepción de esta enseñanza al colocarla de frente con la creación nos muestra la verdad. Por otra, no hay ninguna indicación en la naturaleza que nos muestre que las criaturas experimentan un sufrimiento o tortura permanente. El cese de la existencia se presenta como la realidad, pero no como una tortura eterna. El segundo trabajo posteriormente consiste ahora en verificar si las palabras del texto revelado han sido mal entendidas, torcidas o manipuladas.

La expiación
Con respecto al concepto de expiación, hay algo que claramente contradice la revelación en el mundo natural y la creación. Dios mismo crea la vida, regala la vida y ama la vida, él es un generador de la vida. La vida brota a cada instante en la Tierra. Resulta chocante que el mismo Creador de los animales demande la destrucción de dicha vida para que criaturas mortales puedan recibir expiación. Cuando miramos a un corderito sufriendo por el cuchillo en un ritual religioso claramente notamos en nuestro fuero interno que es contradictorio que el Creador y dador de la vida pida la aniquilación de ésta para aplacar una demanda de justicia. Nuevamente esto choca contra nuestros sentimientos internos que Dios mismo nos ha colocado como su creación hecha a su imagen.

Además es desconcertante que debido a la falta y pecado de dos personas, toda una humanidad por largos milenios sea condenada a pagar la deuda de los pecadores originales. Eso claramente es tan injusto y desproporcionado como si un pecador fuera condenado por los pecados de 80 años a una condena eterna.

Así que claramente la ley natural y nuestro fuero interno junto a lo que observamos en la creación nos indica que algo no está bien. Eso nos lleva a replantearnos si el dogma de la expiación (tan común en muchas religiones primitivas que usan la sangre en el rito), es producto de una distorsión provocada por factores históricos semejantes como que el mandato de expiar pecados mediante matar a una víctima es dado por seres representantes de lo Divino, pero que no eran Dios, y que los relatos apostólicos en relación al rescate son simbolismos y ejemplos que han sido mal entendidos y distorsionados al igual que tantas enseñanzas.

Todos somos Hijos de Dios
La creación y la observación natural nos muestra que todos somos únicos e irrepetibles en toda la eternidad. Si un copo de nieve es producto de una mente, la existencia de la personalidad e identidad de cada individuo no es producto del azar y fuerzas ciegas. Así claramente, la singularidad de cada persona es una evidencia de que Dios lo creó personalmente y le dio la vida y lo ama como hijo.

Por lo tanto, las declaraciones de que solo un grupo selecto son hijos de Dios deben ser revisadas, y posiblemente son malas interpretaciones bíblicas. No hay razón para creer que Dios tiene hijastros ni nada semejante o tiene criaturas de segunda. Aquí nuevamente observamos como la creación nos da testimonio de la verdad y cómo la obra humana ha distorsionado la interpretación o el entendimiento de ciertas revelaciones.

El Progreso Eterno
Aún cuando cierta declaración pretenda escapar a la verificación directa y natural de las cosas, ciertamente en la misma naturaleza hay indicios de esa verdad.

Por ejemplo el Libro de Urantia nos habla de una escala de progreso eterno que no solo abarca la Tierra sino a innumerables moradas de progresión eterna. También declara que ninguna criatura puede resucitar inmediatamente como un espíritu tras la muerte, sino que hay diferentes grados de avance en  dónde la materia es progresivamente dejada atrás en un viaje eterno.

¿Hay forma de verificar esa aseveración en el mundo natural?

En el mundo natural efectivamente si se puede verificar. Todos los seres viven y crecen desde etapas infantiles hasta transformase en adultos. Cuando éramos niños sentíamos y pensábamos como niños y teníamos otras perspectivas de la vida. Nuestros cuerpos fueron transformados, pasamos por varios cuerpos y adquirimos un estado de adultez. ¿No habría sido mejor que Dios nos hiciera adultos de forma inmediata?  Pero el Creador con una Sabiduría nos hace recorrer un camino gradual  que no terminará con esta vida. Nunca la noche llega bruscamente, el cielo primero se tiñe de distintos colores gradualmente. Siempre todo es gradual.

Esto lo observamos en todas las formas de vida, como las semillas, los capullos y los embriones, que contienen el secreto de una vida que se despliega gradualmente en una realidad ascendente.

También históricamente observamos como la humanidad ha ido progresando y cambiando, adquiriendo conocimiento, cultura, mutando, etc.

Así que el Progreso Eterno claramente aparece definido como una Ley inexorable presente en todas las cosas.

Conclusión
Para reconocer la verdad, es necesario una parte de la armonía de la Creación como revelación de Dios, puesto que Dios no está dividido contra sí mismo. Vivimos en un mundo que hace que las personas olviden la capacidad de observación y reflexión en la naturaleza. Realmente el libro de Dios está en sus cosas hechas.