viernes, 7 de marzo de 2014

La Cena del Recuerdo


Cuando analicé en la serie de entradas anteriores la cuestión de la Conmemoración dejé claro al principio que las conclusiones recogen la inquietud de algunos lectores testigos de Jehová sobre si realmente se ha de participar en la Conmemoración de la muerte de Jesús. Por lo tanto, está enfocado desde esa perspectiva interna y según la misma lógica bíblica. No analiza si realmente Jesús dijo esas palabras. Más bien, se analiza con las mismas reglas que utilizan los J.W para celebrar su conmemoración.

Las conclusiones en el universo anterior ya han quedado claras en torno a los emblemas. Sin embargo, es muy interesante analizar lo que dicen los Documentos de Urantia en torno a la Cena del Recuerdo. Después de despedir a Judas Iscariote, Jesús hizo la Conmemoración:

(1941.6) 179:5.1 Cuando le llevaron a Jesús la tercera copa de vino, la «copa de la bendición», se levantó del diván y, tomando la copa en sus manos, la bendijo, diciendo: «Tomad todos vosotros esta copa, y bebed de ella. Ésta será la copa de mi conmemoración. Ésta es la copa de la bendición de una nueva dispensación de gracia y verdad. Ésta será para vosotros el emblema del don y el ministerio del Espíritu divino de la Verdad. Yo no beberé otra vez de esta copa con vosotros hasta que la beba en forma nueva con vosotros en el reino eterno del Padre».

(1942.1) 179:5.2 Todos los apóstoles, mientras bebían de esta copa de bendición en profunda reverencia y silencio perfecto sentían que estaba pasando algo fuera de lo ordinario. La vieja Pascua conmemoraba la salida de los padres, el pasaje, del estado de esclavitud racial, a libertad individual; ahora, el Maestro instituía una nueva cena de conmemoración como símbolo de la nueva dispensación en la cual el individuo esclarecido emerge de las cadenas del ceremonialismo y del egoísmo al gozo espiritual de la hermandad y la comunidad de los hijos de la fe liberados del Dios vivo.

(1942.2) 179:5.3 Cuando terminaron de beber esta nueva copa de conmemoración, el Maestro tomó el pan y, después de dar gracias, lo rompió en pedazos y, diciéndoles que lo pa-saran, dijo: «Tomad este pan de conmemoración y comedlo. Os he dicho que yo soy el pan de la vida. Este pan de la vida es la vida unida del Padre y del Hijo en un solo don. El verbo del Padre, tal como es revelado en el Hijo, es en verdad el pan de la vida». Cuando hubieron compartido el pan de la conmemoración, el símbolo del verbo vivo de la verdad encarnado en semejanza de carne mortal, se sentaron.

Notamos que Jesús según los Documentos comienza con el emblema del vino y dice:


 «Tomad todos vosotros esta copa, y bebed de ella. Ésta será la copa de mi conmemoración. Ésta es la copa de la bendición de una nueva dispensación de gracia y verdad. Ésta será para vosotros el emblema del don y el ministerio del Espíritu divino de la Verdad. Yo no beberé otra vez de esta copa con vosotros hasta que la beba en forma nueva con vosotros en el reino eterno del Padre».


Según esta Revelación, el vino representa el Espíritu divino de la Verdad que comenzaría a ser derramado pronto. En palabras más "bíblicas", sería el "Espíritu Santo".  

Es interesante que el Evangelio de Lucas parte aparentemente con la misma secuencia del vino primero. Notemos:


17 Y, aceptando una copa, dio gracias y dijo: “Tomen esta y pásenla del uno al otro entre ustedes; 18 porque les digo: De ahora en adelante no volveré a beber del producto de la vid hasta que llegue el reino de Dios”.


19 También, tomó un pan, dio gracias, lo partió, y se lo dio a ellos, diciendo: “Esto significa mi cuerpo que ha de ser dado a favor de ustedes. Sigan haciendo esto en memoria de mí”. - Lucas 22


Sin embargo, parece que el redactor de Lucas recuerda algo, e inserta algo, una frase que se le estaba quedando olvidada con respecto al vino ya mencionado:


20 También, la copa de la misma manera después que hubieron cenado, diciendo él: “Esta copa significa el nuevo pacto en virtud de mi sangre, que ha de ser derramada a favor de ustedes. - Lucas 22


La expresión "la copa de la misma manera después que hubieron cenado" armoniza con el versículo 17 y 18, en el sentido que el emblema del vino es el primero que es utilizado (tal como lo declara L.U) tras la cena de la Pascua, y el redactor de Lucas incluye después una explicación sobre el emblema del vino que da la sensación general que el emblema del pan fué el primero.


 Lo extraño es que lo hace después que ya había comenzado la secuencia de los hechos como si fuera una especie de flash sobre no olvidar esta explicación sobre el vino.


Notemos la similitud entre los Documentos de Urantia y la primera frase de Lucas:


(1941.6) 179:5.1 Cuando le llevaron a Jesús la tercera copa de vino, la «copa de la bendición», se levantó del diván y, tomando la copa en sus manos, la bendijo, diciendo: «Tomad todos vosotros esta copa, y bebed de ella. Ésta será la copa de mi conmemoración. Ésta es la copa de la bendición de una nueva dispensación de gracia y verdad. Ésta será para vosotros el emblema del don y el ministerio del Espíritu divino de la Verdad. Yo no beberé otra vez de esta copa con vosotros hasta que la beba en forma nueva con vosotros en el reino eterno del Padre». - L.U


17 Y, aceptando una copa, dio gracias y dijo: “Tomen esta y pásenla del uno al otro entre ustedes; 18 porque les digo: De ahora en adelante no volveré a beber del producto de la vid hasta que llegue el reino de Dios”. - Lucas


Ya en el versículo 17 y 18 Lucas nos muestra el inicio de la Ceremonia de la Conmemoración al dar gracias y el paralelo con L.U  es notable. Luego Lucas agrega el detalle posterior de la explicación sobre el mismo al decir: "También, la copa de la misma manera después que hubieron cenado".


Por lo tanto, el emblema del vino es el primero en ser utilizado. Pablo también entrega este detalle:


25 Hizo lo mismo respecto a la copa también, después de haber cenado, al decir: “Esta copa significa el nuevo pacto en virtud de mi sangre. Sigan haciendo esto, cuantas veces la beban, en memoria de mí”. - 1 Corintios 11:25


Ahora bien, hay un detalle con respecto a las palabras de Lucas 22:19, 20:


19 También, tomó un pan, dio gracias, lo partió, y se lo dio a ellos, diciendo: “Esto significa mi cuerpo que ha de ser dado a favor de ustedes. Sigan haciendo esto en memoria de mí”. 20 También, la copa de la misma manera después que hubieron cenado, diciendo él: “Esta copa significa el nuevo pacto en virtud de mi sangre, que ha de ser derramada a favor de ustedes.


Ciertos fragmentos y papiros omiten las frases destacas en rojo: “Que ha de ser dado [...] derramada a favor de ustedes”, P75אABWVgSyh,pArm; DIt omiten estas palabras de los vv. 19, 20.


¿Podría ser una inserción el asunto de vincular la sangre derramada con la copa de vino?


No podemos descartarlo por un problema de sintaxis y el sentido de la mismas palabras. Si Jesús habla de beber de esa copa en el reino de Dios, y esa copa significa su sangre derramada, significaría que Cristo se beneficia a sí mismo de su sangre derramada, algo que no tiene sentido según la teología de la expiación. En cambio si el vino representa la comunión con el Espíritu de la Verdad, si podríamos entender que aún Jesús en su forma espiritual pueda "consumir" del Espíritu Santo.


Parece ser que Lucas redacta los acontecimientos señalando que el emblema del vino fué el primero, luego el pan, y entonces al recordar la interpretación que había recibido de Pablo, inserta nuevamente la explicación paulina sobre la sangre. Esto lo podemos comprobar con otro análisis.



La Conmemoración según Pablo de Tarso



Siempre me ha llamado la atención que se utilice en la Conmemoración de los testigos de Jehová el texto de Pablo como si contuviera el rito de forma completa en estructura, más que en los propios Evangelios:

23 Yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; 24 y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: «Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí». 25 Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: “Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebáis, en memoria de mí”. 26 Así pues, todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga. (Cor. 11:25-26)


Es cómo si Pablo tuviera más claro el procedimiento y él lo fijara, en vez de lo descrito en los otros tres evangelios que narran el hecho. Es más, da la impresión que los otros Evangelios copiaron parcialmente la información de Pablo, ya que omiten detalles importantes que da Pablo en Corintios.
22 Mientras comían, Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió y les dio, diciendo: —Tomad, esto es mi cuerpo. 23 Después tomó la copa y, habiendo dado gracias, les dio y bebieron de ella todos. 24 Y les dijo: —Esto es mi sangre del nuevo pacto que por muchos es derramada. 25 De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo en el reino de Dios. -  (Mc. 14: 22-25)
 
Marcos toma de Pablo su descripción de la cena y recoge la misma idea del nuevo pacto de la sangre redentora de Jesús. Esto se dice en el evangelio de Marcos, probablemente escrito entre el año 68 y 73.  Marcos no incluye la orden para que se repita la cena como recordatorio de la muerte de Jesús, y se aparta del pan como el cuerpo de Cristo en más detalles, prefiriendo en su lugar enfatizar la copa como símbolo de la sangre del mártir que se derrama “por vosotros”. Su descripción de la cena no tiene el objetivo de instaurar el rito recordatorio. Y notamos como asocia esa copa con que Jesús la bebería en el reino, algo que veremos que Mateo también hace.
 
Posteriormente, el Evangelio de Mateo, reescrito entre la década 80 y 90 de la era cristiana, tomando en parte de Marcos y Pablo, o quizás sufriendo la interpolación de algún escriba que deseaba contrarrestar el docetismo (la doctrina de que Cristo no tenía un cuerpo real o material), dice:
.
26 Mientras comían, tomó Jesús el pan, lo bendijo, lo partió y dio a sus discípulos, diciendo:—Tomad, comed; esto es mi cuerpo. 27 Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: —Bebed de ella todos, 28 porque esto es mi sangre del nuevo pacto que por muchos es derramada para perdón de los pecados. 29 Os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre- Mateo. 
 
Y aquí Marcos y Mateo nos da la razón en cuanto a lo que habíamos comentado más arriba en torno a Lucas, de que la copa es la misma copa que él asocia con beber en el reino. ¿Cómo teologicamente es posible esto si la expiación era para otros y no para él?

(Al respecto y dada esta información entregada por Mateo y Marcos, recuerdo un debate entre testigos sobre si el Maestro había participado de los emblemas en la conmemoración).

Y el evangelio de Lucas ya comentado, es escrito por el médico acompañante de Pablo a quien se atribuye este evangelio, y los Hechos de los Apóstoles, también delinea la santa cena en términos muy parecidos a los de Pablo:

15 Y les dijo: —¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta Pascua antes que padezca!, 16 porque os digo que no la comeré más hasta que se cumpla en el reino de Dios. 17 Tomando la copa, dio gracias y dijo: —Tomad esto y repartidlo entre vosotros, 18 porque os digo que no beberé más del fruto de la vid hasta que el reino de Dios venga. 19 También tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: —Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. 20 De igual manera, después de haber cenado, tomó la copa, diciendo: —Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama. (Lucas. 22:15-20). 
Es como si Lucas decide al final no olvidar la enseñanza que había recibido de Pablo sobre la expiación. El Catedrático Antonio Piñero concuerda en que los Evangelios se estructuran finalmente en la visión de Pablo de Tarso.
Juan no comenta nada de nada sobre la Conmemoración, salvo la mención a que Cristo es el "pan de la vida" (que curiosamente recoge Urantia en su descripción de la Cena), aunque Juan sitúa dichas frases de Jesús en otro contexto y a lo menos un año antes.
 Notamos entonces y se hace evidente que Pablo era el que tenía más claro los detalles del evento, cuando él mismo no fué parte de los íntimos y no estuvo en la última cena. Por lo tanto, parece evidente que es la interpretación de Pablo descrita en los Corintios el molde original para que las ediciones posteriores y finales de Marcos, Lucas y Mateo incluyan su comentario. Lucas intenta hacer una narrativa cronológica recogiendo los hechos según algunos testigos, pero finalmente inserta el sacramento según Pablo. Y no olvidemos que Mateo sufrió una edición final en décadas posteriores a Pablo y se nota un cambio de fraseología que demuestra que Mateo no lo terminó de escribir, sino otro personaje. Juan Marcos se basa en las ideas de Pablo, y Lucas (el compañero de Pablo) evidentemente en la información que otorga Pablo.
¿Qué pudo haber motivado a Pablo a realizar una "adaptación" en el molde original en la carta a los Corintios?
Efectivamente, además de en la Primera Epístola a los Corintios, la institución de la santa cena solo se menciona en los evangelios sinópticos. Juan no la menciona. Hagamos, pues, un estudio de las razones de este relato de Pablo, indudablemente el fundador del concepto de expiación, y que luego se inserta en los evangelios posteriores.
Para los judíos Dios no podía ser apaciguado a no ser que fuese por sacrificio de sangre. Esta idea también era compartida por los paganos y gentiles. Cómo he analizado antes en otros post, Pablo conserva el concepto de sacrificio ceremonial y expiación mediante compararlo con la muerte de Jesús, pero lo hace en la forma de un símil para lograr estos efectos:

1- Ayudar a los conversos judíos en tierras gentiles a romper con el sistema de la ley y los ritos de los sacrificios animales. Los judíos exiliados tenían un sentimiento de no estar cumpliendo todas las exigencias de Dios al estar lejos de Jerusalén y el Templo, no participando plenamente del sistema de sacrificios. Ahora, si Jesús se había sacrificado para siempre, ya era la hora de terminar con el apego a la ley.

2- Explicar la muerte en ignominia de Cristo. Esto era para ayudar a los conversos judíos a reconocer que Jesús era el Mesías y que cumplía un papel en el propósito de Dios, rompiendo con la idea clásica judía de un Cristo material y triunfante que no moriría y que se sentaría en la Jerusalén terrestre. Ahora Pablo les presenta a un Cristo sacrificado con un significado mucho más trascendental y explicaba la aparente muerte humillante de Jesús.

3- Acercar a los gentiles y paganos al carpintero Jesús de una remota aldea de Israel llamada Nazaret. Los gentiles conocían la leyenda de la vida de un dios que ofrece su muerte en sacrificio. Algunas deidades de los paganos en su mitología habían sido sacrificadas.  Y la martiriología griega describía la "muerte noble". Esto también haría desistir a los paganos conversos de seguir realizando sacrificios a sus dioses.

El concepto del sacrificio era fuerte entre los paganos y judíos, y Pablo intenta hacer una transferencia a una visión más evolucionada, pero con el riesgo comentado de que se creara una doctrina a raíz de una visión teológica personal, que era simplemente un método didáctico y no un dogma oficial.


¿Era posible que Pablo se atreviera a insertar semejante interpretación? 


Sabemos que el audaz y atrevido apóstol lo hizo con el dios griego "desconocido" cuando lo vincula al Dios verdadero (Hechos 17). O cuando entrega una visión más simbólica del Día Sábado (Hebreos 4). También cuando cita de los poetas griegos (Hechos 17:28; 1 Corintios 15:33; Tito 1:12).


No olvidemos que la explicación de la Conmemoración según la versión de Pablo está precisamente destinada al público gentil y judíos esparcidos.


El mismo explica su afán por adaptar el mensaje o vestirlo de ropaje al punto de rozar con el sincretismo, que podría generarse en el futuro sin que ésta fuese su intención:



19 Porque, aunque soy libre respecto de toda persona, me he hecho el esclavo de todos, para ganar el mayor número de personas. 20 Y por eso a los judíos me hice como judío, para ganar a judíos; a los que están bajo ley me hice como bajo ley, aunque yo mismo no estoy bajo ley, para ganar a los que están bajo ley. 21 A los que están sin ley me hice como sin ley, aunque yo no estoy sin ley para con Dios, sino bajo ley para con Cristo, para ganar a los que están sin ley. 22 A los débiles me hice débil, para ganar a los débiles. Me he hecho toda cosa a gente de toda clase, para que de todos modos salve a algunos. 23 Pero hago todas las cosas por causa de las buenas nuevas, para hacerme partícipe de ellas con [otros]. - 1 Corintios 9

Cómo hemos visto, Pablo fué quién utilizando ejemplos e ilustraciones abrió las posibilidades para que los griegos aceptaran el cristianismo. Pero eso llevó implícito que hicieran su propia interpretación de la salvación. Algo similar ocurre con el público judío.

Jesús de Nazaret había muerto y resucitado y desaparecido de la Tierra, de forma muy diferente a la visión judaíca del Mesías Libertador. El profesor y catedrático Antonio Piñero escribe:


"Y este fue el caso de Jesús. Esto supuso una mutación notable en las creencias de los seguidores de Jesús respecto al judaísmo en general" ya que "creer que el mesías tenía que morir y resucitar"  era "algo insólito en el judaísmo"- Antonio Piñero.

La muerte en ignominia de Jesús chocaba contra la visión del Mesías triunfante y era difícil de digerir para los judíos esparcidos en el mundo. A Pablo (al igual que la idea del "dios desconocido") se le ocurrió utilizar con excesivo énfasis la comparación de Jesús con un animal sacrificado. Esto otorgaría a la muerte de Jesús una explicación más aceptable y los judíos (acostumbrados al ritual de expiación) solo harían una transferencia teológica más "digerible" para reconocer a Jesús.


El investigador y Filólogo A. F. Sanchez Escobar nos comenta:

"En su Primera Carta a los Corintios (15, 3-5), Pablo refleja ese sentido de Jesús como víctima sacrificial, basado en la martirología griega (concepto de “muerte noble”) y judía (Ver 2 Mac. 7:11, 14, 23, 29, 36). El mismo Pablo parece hacer referencia a los mártires macabeos en Hebreos 11,35 “Unos fueron torturados, rehusando la liberación por conseguir una resurrección mejor”. Por otro lado, la idea del “nuevo pacto”, tomado de Jeremías (31, 31-34), y de Jesús como “cordero pascual” fueron sus propias elaboraciones teológicas para enlazar las bases conceptuales de su predicación a los gentiles con las escrituras hebreas y, al mismo tiempo, contrarrestar a apóstoles misioneros judaizantes, a los que llama “grandes apóstoles” (2 Cor. 11,5), que parecían amenazar su ministerio en Corinto (Burton L. Mack, Who Wrote the New Testament?, 75-80, 136-137). Veamos este pasaje de 2 Corintios:

Pero en lo que otro sea atrevido (hablo con locura), también yo lo sea. 22 ¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? También yo. 23 ¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos, más abundante; en azotes, sin número; en cárceles, más; en peligros de muerte, muchas veces. (2 Cor. 11, 22-23)" - Sanchez Escobar
.

El mensaje de Pablo principalmente intenta abarcar a los judíos esparcidos en las tierras gentiles y a los gentiles que conocían parte de las escrituras hebreas.


También notamos que Pablo lucha contra los judaizantes y quizás contra los gnósticos que empiezan a infiltrar a las iglesias gentiles, y que se negaban a creer que Jesús había nacido como hombre. Qué más potente entonces que recalcar que él realmente había sacrificado su cuerpo humano (Hebreos 10:5-10). El apóstol Juan también se une a la teología de Pablo y enfatiza que Cristo vino en "la carne" (1 Juan 4:2,3). Esto con el fin de detener las creencias gnósticas.



La sorprendente Didaché

Mientras Pablo predicaba y utilizaba ilustraciones para convencer a los gentiles y judíos esparcidos en la diáspora en tierras remotas, en Jerusalén las comunidades cristianas judías tenían una visión teológica muy diferente a los discursos de Pablo.

La  Didaché o La doctrina de los doce Apóstoles, texto “no canónico” descubierto en el siglo XIX, es cercano a las convicciones religiosas de la comunidad de Jerusalén, y está datado entre el año 50 y 90 de la era cristiana. En sus capítulos 9 y 10 tenemos una versión de la Eucaristía sin referencia a la necesidad del derramamiento de sangre para expiar los pecados del mundo. Esto se dice en el Capitulo IX en dónde se comenta el procedimiento que los cristianos de Jerusalén tenían para celebrar la conmemoración:

"En lo concerniente a la eucaristía, dad gracias de esta manera. Al tomar la copa, decid:

«Te damos gracias, oh Padre nuestro, por la santa viña de David, tu siervo, que nos ha dado a conocer por Jesús, tu servidor. A tí sea la gloria por los siglos de los siglos.»

Y después del partimiento del pan, decid: 

«¡Padre nuestro! Te damos gracias por la vida y por el conocimiento que nos has revelado por tu siervo, Jesús. ¡A Tí sea la gloria por los siglos de los siglos! De la misma manera que este pan que partimos, estaba esparcido por las altas colinas, y ha sido juntado, te suplicamos, que de todas las extremidades de la tierra, reúnas a tu Iglesia en tu reino, porque te pertenece la gloria y el poder (que ejerces) por Jesucristo, en los  siglos de los siglos.»

 Se puede decir que hay una total falta de paralelismo entre el Didaché y Pablo (1 Cor.11, 23-30), en cuanto a la descripción de la Conmemoración. En el Didaché, como he mencionado, no hay absolutamente ninguna referencia a la carne ni a la sangre, sólo al vino, en primer lugar y luego al pan. Como hemos visto, algunos piensan que el rito eucarístico de Pablo tiene influencias helenizantes o quizás algunas interpolaciones teológicas sobre la tradición apostólica. En mi opinión y tal como he declarado antes, Pablo hizo una interpretación  simbólica y la incluyó en lo concerniente a los emblemas. De hecho, la Didaché en la fraseología es en parte un poco parecida a lo declarado en el L.U sobre las auténticas palabras de Jesús. También aquí notamos que se inicia con el emblema del vino.

El concepto de Jesús como víctima propiciatoria no estaba en las primeras comunidades surgidas de las enseñanzas de Jesús en Jerusalén, como la de las tres columnas de la iglesia de Jerusalén o la comunidad de la que partió el evangelio perdido Q, del que tomaron Mateo o Lucas para sus respectivos evangelios, sino de otra comunidad, denominada “cristiana” por los gentiles, que se desarrolló a partir de éstas y que transformó sus ideales religiosos. Dicha comunidad cristiana, con la que entró en contacto Pablo, que comenzó, fuera ya de los límites de Palestina, en algún lugar del norte de Siria, probablemente en la ciudad de Antioquia, se extendió a través de Asia Menor a Grecia, y se formó bajo la visión del martirio, muerte y resurrección de Jesús. 


Esto contrastaba marcadamente con la visión de las comunidades palestinas —que podríamos llamar “cristianos judíos”— que veían a Jesús como maestro, que a través de sus enseñanzas instaba a la transformación personal y a formar parte del Reino de Dios. 


Había pues dos tradiciones diferentes en el panorama religioso del siglo primero: una de cristianos judíos, con ideas tomadas de los presupuestos apostólicos pero aún atados a parte de la Ley, y, la otra, de cristianos “paulinos” más relacionados con la interpretación simbólica de Pablo, que posteriormente fué cristalizada en doctrina por las generaciones siguientes.


Tenemos entonces la versión judía más orientada a la esperanza de un Mesías descendiente de David, la "viña de David", según la Didaché. Y la otra versión paulina más orientada al concepto expiatorio.

Ambas recogen parcialmente parte de la verdad, y claramente son enfoques destinados al público preciso.


Para concluir, es interesante que quizás Pablo supo de la ilustración de que el Vino representa al Espíritu Santo. 


  No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,  hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones. - Efesios 5:18,19


Pablo habla de llenarse o embriagarse con el Espíritu, y producir los frutos espirituales. Siguiendo el contexto, podríamos parafrasear: “Beban del Espíritu Santo; embriáguense con el Espíritu”, como si fuese un contenido, una bebida a tomar.


También nos acordamos que en el día de Pentecostés, se dijo de quiénes estaban extasiados por el Espíritu:



12 Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto? 13 Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de vino. - Hechos 2

«Tomad todos vosotros esta copa, y bebed de ella. Ésta será la copa de mi conmemoración. Ésta es la copa de la bendición de una nueva dispensación de gracia y verdad. Ésta será para vosotros el emblema del don y el ministerio del Espíritu divino de la Verdad. Yo no beberé otra vez de esta copa con vosotros hasta que la beba en forma nueva con vosotros en el reino eterno del Padre». - L.U

El emblema del vino representaría la morada y el derramamiento, no de sangre, sino el derramamiento del Espíritu de la Verdad que permite en nosotros unirnos al Maestro, ya que el Espíritu lo reemplaza en su ausencia. De esa forma, fraternizamos con Jesús mediante ese Espíritu. Y claramente Jesús podía ser lleno del Espíritu en la región espiritual al fraternizar directamente con esa fuerza, más no podría hacer eso en la región de los espíritus con su sangre derramada.

Y también entonces entendemos que tras el regreso de Miguel, ya no será necesaria la Cena del Recuerdo, porque el Espíritu lo reemplaza en su ausencia.

Cuando terminaron de beber esta nueva copa de conmemoración, el Maestro tomó el pan y, después de dar gracias, lo rompió en pedazos y, diciéndoles que lo pa-saran, dijo: «Tomad este pan de conmemoración y comedlo. Os he dicho que yo soy el pan de la vida. Este pan de la vida es la vida unida del Padre y del Hijo en un solo don. El verbo del Padre, tal como es revelado en el Hijo, es en verdad el pan de la vida». Cuando hubieron compartido el pan de la conmemoración, el símbolo del verbo vivo de la verdad encarnado en semejanza de carne mortal, se sentaron.
Comemos del Pan de la Vida al nutrirnos de la vida humana de Jesús en la Tierra, de su vida inspiradora como hombre y de sus enseñanzas dadoras de vida. Eso es comer realmente de su carne. Y agradecemos profundamente al Padre por darnos ese don en la forma de su Hijo nacido como humano.

Bendiciones.