domingo, 11 de mayo de 2014

Ser un indolente espiritual

Esta pregunta con sus muchos matices es muy interesante y creo que nunca la había desarrollado tal como será planteada en esta entrada. 

Preguntas: ¿Qué sucede si no escojo la iniquidad, pero quiero ser indolente, no deseo contribuir a generar más talentos para el reino? ¿Qué sucede si soy un flojo que quiero mantener mi visión pequeña y cómoda de la vida? ¿Qué me pasará si prefiero vivir como un ignorante que no le hace mal a nadie, pero prefiere esconder el talento y no contribuir a la transformación del planeta? Tengo entendido que se nos llama a rendir cuentas, ¿en que consiste eso?

En el pasado hemos explicado que los seres humanos que se identifican con la iniquidad entran en una senda de disolución cósmica de la personalidad y extinción de la criatura. Ciertamente nadie se vuelve inicuo de la noche a la mañana y la indolencia espiritual potencialmente podría llevar a la persona por las seductoras vías de la autogratificación hedonista hasta que el pecado se transforme en iniquidad, y aquello lleve a la muerte eterna.

Pero supongamos que no queremos caminar por la senda del servicio planetario para ayudar a transformar a la humanidad con el verdadero evangelio. Supongamos que queremos ser parte de la masa de creyentes que solo hacen la primera milla de esfuerzo superficial mientras que no desean complicarse la vida, y solo pueden hacerse cargo de una rutina mecánica, sin mayormente despertar a otras responsabilidades fraternales. ¿Provocaría el pasar por esta vida a ciegas la imposibilidad de mi resurrección? ¿Qué tal si no deseo saber nada de esto y solo quiero vivir mi metro cuadrado sin hacerle daño a nadie? ¿Por qué no puedo ser un ignorante más, uno entre millones?

Para responder a estas interesantes preguntas primero debemos comprender porque estamos aquí en la Tierra.


(559.1) 49:0.1 TODOS los mundos que habitan los seres mortales son de origen y naturaleza evolucionarios. Estas esferas son el terreno de desove, la cuna evolucionaria, de las razas mortales del tiempo y del espacio. Cada unidad de la vida ascendente es una auténtica escuela de capacitación para la etapa de la existencia que le sigue, y así es en cada etapa de la ascensión progresiva del hombre hacia el Paraíso; es igualmente verdad con respecto a la experiencia mortal inicial en un planeta evolucionario, como a la escuela universal final en la sede central de los Melquisedek, una facultad a la cual no asisten los mortales ascendentes hasta antes de su traslado al régimen del superuniverso y el logro de la existencia de los espíritus de primera etapa.

Primero debemos comprender que todos los que nacemos en la Tierra estamos en una escuela de capacitación que nos llevará a una segunda, tercera, etc,  escuela ascendente. La vida misma en la tierra nos ayuda a adquirir experiencias y aprendizajes que serán esenciales para nuestra graduación como seres ascendentes que prosiguen metas espirituales de logro cósmico.


(1918.1) 176:3.8 En el próximo mundo se os pedirá que deis cuenta de los dones y mayordomías de este mundo. Sean los talentos inherentes pocos o muchos, es necesario enfrentarse con una rendición de cuenta justa y misericordiosa. Si los dones se usan tan sólo en empresas egoístas y no se presta atención alguna a los deberes más altos de obtener mayores frutos del espíritu, tal como se manifiestan en el servicio de los hombres cada vez más extenso y en la adoración de Dios, tales mayordomos egoístas deben aceptar las consecuencias de su elección deliberada.

¿A que rendición de cuentas se refería Jesús? ¿Se refería a una disciplina que deben obtener aquellos mortales que han rehusado multiplicar los talentos del reino?

En los documentos se nos señala que los mortales de este tipo generalmente resucitan tras una dispensación milenaria y son incluidos en el régimen moroncial. En determinada etapa todos somos confrontados con los archivos de nuestras acciones que al ser revisadas y analizadas son el llamado "Juicio" de los resucitados. Todos analizamos lo que adquirimos y no adquirimos en la Tierra. Esto es un análisis del examen que rendimos en nuestro primer mundo material. Si nos privamos de adquirir cierta sabiduría experencial por las circunstancias o acción deliberada, deberemos "rendir servicio" inevitablemente en dichos mundos superiores y asignaciones encomendadas en estos, para adquirir esa sabiduría no adquirida en la Tierra.

(551.2) 48:5.7 Aquellas cosas que podrías haber aprendido en la tierra pero no aprendiste, deben ser adquiridas bajo el tutelaje de estos maestros fieles y pacientes. No existen caminos reales, atajos ni senderos fáciles al Paraíso. Sean cuales fueren las variaciones de cada itinerario, debes aprender las lecciones de una esfera antes de proceder a la siguiente; por lo menos esto es así, una vez que abandonas el mundo de tu natividad.

(551.3) 48:5.8 Uno de los propósitos de la carrera morontial es efectuar la erradicación permanente de los vestigios animales en los sobrevivientes mortales, tales como la postergación, la ambigüedad, la falta de sinceridad, el evitar los problemas, la injusticia, y la búsqueda de lo fácil. La vida en los mundos de estancia enseña muy pronto a los jóvenes pupilos morontiales que posponer no significa en ningún sentido evitar. Después de la vida en la carne, ya no se dispone del tiempo como técnica para evitar situaciones o evadir obligaciones desagradables.

Para más información:

Aprendices en el viaje hacia la eternidad

http://estudiosdelasescrituras.blogspot.com/2013/10/aprendices-en-el-viaje-hacia-la.html

Y se nos advierte también:


(846.4) 75:8.5 Jamás en tu ascenso al Paraíso, te ganarás nada intentando impacientemente eludir el designio divino establecido mediante atajos, invenciones personales u otros artificios para facilitar el avance en el camino de la perfección, para la perfección y hacia la perfección eterna.

Una de las disciplinas que reciben los pupilos moronciales que en la vida no adquirieron el valor de la responsabilidad cósmica y fraternal para ayudar a un mundo ya sea por privación circunstancial (como por ejemplo haber nacido en una era establecida de luz y vida) o deliberadamente haberla evitado, deben recibirla en asignaciones inevitables:


(625.10) 55:3.11  Están destinados, antes de lograr el sector menor, a recibir algún tipo de asignación transitoria en un planeta que está pasando por etapas más primitivas de la evolución.

Los cien de Caligastia que vinieron a la Tierra a ayudar a las razas primitivas hace miles de años en un ambiente más hostil y retrasado que el actual eran ciudadanos ascendentes de otros planetas que seguramente no habían adquirido la responsabilidad del servicio espiritual y social planetario a sus hermanos materiales. Lamentablemente en esta segunda oportunidad muchos de los cien materializados fracasaron y quizás sufrieron la muerte eterna, mientras que Van siguió progresando en el peregrinaje eterno.

Lucifer protestó por este método de capacitación universal para que las criaturas aprendiesen por la experiencia aquellas virtudes esenciales:

(604.1) 53:3.6 El ataque contra el plan universal de capacitación de los mortales ascendentes. Lucifer sostenía que se gastaba demasiado tiempo y energía en el esquema de capacitar en forma tan completa a los mortales ascendentes sobre los principios de la administración del universo, principios que según él, eran poco éticos pero irracionales. Burlonamente señaló que los finalistas habían encontrado un destino no más glorioso que el de volver a las humildes esferas similares a las de su propio origen. 

Pero la protesta de Lucifer era injustificada. Jesús mismo como Soberano de su Universo experimentó la capacitación en la carne para obtener el punto de vista de la criatura y tener sabiduría completa. Los documentos incluso nos señalan que hasta aquellos que no han tenido hijos en la carne, obtienen dichas experiencias en la Sede del Sistema y en la guardería probatoria. Se nos dice que para comprender al Padre Universal, el hombre debe experimentar en alguna etapa existencial la paternidad.

No podemos escapar a la capacitación. Si deseamos pasar a ciegas por esta vida lo podemos hacer, pero no podremos evitar recibir una disciplina que seguramente nos colocará en aquellas situaciones que aquí quisimos  evitar.

Por lo tanto, te animo a que no te prives de la experiencia de proclamar el evangelio y en luchar por la transformación del mundo en armonía con el deseo de Jesús, sin duda llegarás a los mundos de estancia con una valiosa lección ya aprendida y esto te habrá hecho adelantar en el viaje al Padre Universal.

Puedes decidir reprobar y repetir de curso vez tras vez como cuando eras un escolar, solo que habrás perdido el tiempo y la valiosa oportunidad que tienes de capacitarte ahora. 

 De hecho, si no lo haces quizás seas enviado en servicio a un planeta más hostil y primitivo que la era actual en la que vivimos hoy.