miércoles, 4 de junio de 2014

Fantasmas y otros fenómenos

(955.9) 86:6.4 A medida que progresó la evolución, la buena suerte se empezó a asociar con los buenos espíritus y la mala suerte con los espíritus malignos. Las dificultades de una adaptación forzada a un medio ambiente cambiante se consideraban mala suerte, la ira de los fantasmas espíritus. El hombre primitivo lentamente desarrolló la religión, partiendo de su innato impulso natural hacia la adoración y de su interpretación errónea del azar. El hombre civilizado provee esquemas de seguro para sobreponerse a estas vicisitudes del azar; la ciencia moderna ofrece un actuario de seguros basado en la matemática para reemplazar a los espíritus ficticios y dioses caprichosos.
(956.1) 86:6.5 Cada generación que pasa se ríe de las supersticiones tontas de sus antepasados, pero persiste en errores de pensamiento y de adoración que motivarán la risa de una posteridad esclarecida.
Los documentos nos señalan en varias partes que no hemos alcanzado la cúspide del pensamiento. Aún persisten en muchos de nuestros patrones mentales asociaciones erróneas en relación a ciertos fenómenos físicos que aún no comprendemos del todo, que asociamos a fenómenos sobrenaturales y que en el futuro provocarán la risa de las generaciones futuras.
Las tormentas eléctricas son un ejemplo interesante. Este fenómeno natural solo ocurre esporádicamente en algunas épocas del año. La infrecuencia del fenómeno que sacaba al hombre primitivo de su esquema mental normal al que se había aclimatado, provocaba que al ser un fenómeno antinatural (para el salvaje), este elemento sin explicación fuera asociado con fantasmas furiosos y posteriormente con dioses. Así nace el dios del rayo o la tormenta para las diversas culturas. 
(967.3) 88:1.1 El hombre primitivo siempre quería transformar todo suceso extraordinario en un fetiche; el azar dio, por consiguiente, origen a muchos fetiches.  Los volcanes, aunque no las montañas, se volvieron fetiches; los cometas, pero no las estrellas. El hombre primitivo consideraba las estrellas fugaces y los meteoros como presagios de la llegada a la tierra de espíritus especiales.

He querido comentar esto porque aún hay fenómenos no entendidos de la naturaleza que la humanidad sigue asociando con los fantasmas y espíritus. Es cierto que los Seres Intermedios rebeldes y aún Caligastia han sido seres no materiales que han sido reales y han tenido un papel en la rebelión planetaria. Ellos en la época desde Dalamatia hasta el Pentecostés hicieron muchas rarezas e incluso afectaron a las mentes débiles; y aquella memoria genética quedó impregnada en la humanidad colectiva (de igual forma que Adán y Eva impregnaron el matrimonio como conducta colectiva).

Pero los hechos del pasado en relación a los Seres Intermedios se mezcló demasiado con el fetichismo espiritista de origen puramente primitivo, y esa mezcolanza de alguna forma ha persistido hasta hoy:
(961.7) 87:4.6 Sin embargo la religión evolucionaria ha pagado un precio tremendo por el concepto del espiritismo dualista. La primitiva filosofía del hombre podía reconciliar la conherencia de los espíritus con las vicisitudes de la suerte temporal solamente mediante el postulado de dos tipos de espíritus: uno bueno y otro malo. Aunque esta creencia permitió al hombre reconciliar las variables del azar con el concepto de las fuerzas supermortales invariables, esta doctrina, desde su comienzo, ha hecho difícil para los religiosos concebir la unidad cósmica. En general los dioses de la religión evolucionaria han sido objeto de la oposición de las fuerzas de la oscuridad.
(962.1) 87:4.7 La tragedia de todo esto yace en el hecho de que, cuando estas ideas se estaban arraigando en la mente primitiva del hombre, no había en realidad espíritus malos ni desarmoniosos en el mundo entero. Dicha situación desafortunada no se desarrolló hasta después de Caligastia y tan sólo persistió hasta Pentecostés. El concepto del bien y del mal como coordenadas cósmicas está muy vivo, aún en el siglo veinte, en la filosofía humana; la mayor parte de las religiones del mundo aún llevan esta marca cultural de nacimiento de los días pasados del surgimiento de los cultos a los fantasmas.
En otras palabras, los conceptos actuales de los demonios predominantes en el pensamiento de los religiosos del siglo XX es una lamentable confusión de las ramas primitivas de los espíritus de la naturaleza que eran totalmente imaginarios e irreales, con los espíritus reales de la rebelión de Lucifer que solo predominaron hasta el Pentecostés. La revelación parcial de estos seres reales del universo, de alguna forma le volvió a dar credibilidad a los antiguos cultos a los fantasmas, pero que resurgieron como el conflicto cósmico entre los ángeles y los demonios.

Y esa impregnación a nivel de memoria genética del hombre actual hace que ciertos fenómenos naturales aún desconocidos para el hombre sean asociados a priori con los demonios. Esto causa un lastre de superstición camuflada que encadena a las religiones. Porque cada cosa extraña que se salga del orden normal de la mente humana y aún no explicada por la ciencia, aún es una entidad fantasmal en nuestras mentes. No somos totalmente diferentes de aquellos que creían en el dios del rayo, pero que no entendían la electricidad.

(472.12) 42:4.1 La luz, el calor, la electricidad, el magnetismo, la acción química, la energía y la materia son —en su origen, naturaleza y destino— la misma cosa, juntamente con otras realidades materiales que aún no se han descubierto en Urantia.

(474.5) 42:5.1 En el superuniverso de Orvonton existen cien octavas de energía en ondas. De estos grupos de cien manifestaciones de la energía, en Urantia se reconocen total o parcialmente sesenta y cuatro. Los rayos del sol constituyen cuatro octavas en la escala superuniversal, comprendiendo los rayos visibles una sola octava, la número cuarenta y seis en esta serie. El grupo ultravioleta es el siguiente mientras que diez octavas hacia arriba están los rayos X, seguidos por los rayos gamma de radio. Treinta y dos octavas por encima de la luz visible del sol están los rayos de energía del espacio exterior tan frecuentemente mezclados con partículas diminutas de materia altamente energizadas. Hacia abajo, a partir de la luz solar visible, aparecen los rayos infrarrojos, y treinta octavas por más abajo está el grupo de trasmisión de radio.

Hay una serie de fenómenos como la Reflectividad que existen en el universo y que aún no comprendemos totalmente:

(105.1) 9:7.1 El Actor Conjunto puede coordinar todos los niveles de la actualidad universal de tal manera que hace posible el reconocimiento simultáneo de lo mental, lo material y lo espiritual. Éste es el fenómeno de la reflectividad universal, ese poder singular e inexplicable de ver, oír, sentir y saber todas las cosas según ocurren en todas partes de un superuniverso, y enfocar, mediante la reflectividad toda esta información y conocimiento en cualquier punto deseado. La acción de la reflectividad se muestra a la perfección en cada uno de los mundos sede central de los siete superuniversos. Opera también a través de todos los sectores de los superuniversos y dentro de los límites de los universos locales. La reflectividad queda enfocada finalmente en el Paraíso.
(105.4) 9:7.4 La relación entre la mente cósmica finita y la mente absoluta divina parece estar evolucionando en la mente experiencial del Supremo. Se nos ha enseñado que, en los albores del tiempo el Espíritu Infinito, otorgó esta mente experiencial al Supremo y conjeturamos que ciertos rasgos del fenómeno de la reflectividad pueden explicarse tan sólo postulando la actividad de la Mente Suprema. Si el Supremo no se ocupa de la reflectividad, no podemos explicar las intrincadas transacciones y las operaciones infalibles de esta conciencia del cosmos.
(105.5) 9:7.5 La reflectividad parece ser omniciencia dentro de los límites de lo finito experiencial y puede representar la aparición de la presencia-conciencia del Ser Supremo. Si esta suposición es cierta, entonces la utilización de la reflectividad en cualquiera de sus fases equivale a un contacto parcial con la conciencia del Supremo.
 Esto, ligado a otras manifestaciones de energía y otras realidades materiales aún no descubiertas, provocan que muchas de las llamadas manifestaciones sobrenaturales sean en realidad confusiones de fenómenos naturales como ciertos desplazamientos o dislocaciones en el espacio tiempo. De hecho, hay apariciones "fantasmales" hasta de ejércitos completos registrados en la historia, trenes y aviones, además de mascotas ya fallecidas. Es como una especie de "registro" en el "disco duro" del universo y con el cual en ocasiones puntuales cuando se dan las condiciones (como las tormentas eléctricas), que se provocan las llamadas apariciones o casos de poltergeist, y que luego son achacados a la explicación simplista.

Desde Dalamatia hasta Pentecostés los Seres Intermedios rebeldes tuvieron gran libertad de acción para hacer travesuras y utilizar a sujetos con debilidad mental para manipularlos hasta cierto grado limitado. Pero la venida de Miguel derrotó su influencia física en la Tierra. Sin embargo, la memoria cultural siguió transmitiendo de generación tras generación estos hechos mezclándolos con las causas netamente naturales y desconocidas.


Por qué la influencia de Satanás quedó en la tierra no en burdas manifestaciones en las cuales se mueven los platos de una cocina o las puertas de una casa para meter miedo morboso y tonto a los asustadizos humanos.  La auténtica influencia espiritual del mal en la actualidad es mediante la filosofía lucifernina de la Libertad y los Derechos de los grupos. De la misma forma como Adán y Eva sembraron en la memoria cultural humana la figura de la Familia, así en Dalamatia los maestros de Caligastia sembraron en la memoria cultural la adoración de la libertad nefasta. Esta forma de hacer las cosas es la que se ha heredado generación tras generación y es lo que auténticamente puede tener repercusiones de muerte eterna, y no una tonta manifestación para meter miedo.


Es posible que toda una generación no pueda abrirse a estos conceptos liberadores y como Hijos de Dios entender que no hay un poder que pueda poner en jaque a Dios. Aún la humanidad no ha alcanzado la cúspide del pensamiento mental y espiritual. Por ahora hemos de cargar con el lastre de la superstición y fetichismo disfrazado de religión o nuevo paganismo que intenta hablar de "vibras", "demonios" o "diablos tentadores" que evaden al hombre de su responsabilidad de "nacer otra vez".
(972.7) 88:6.7 Gradualmente la ciencia está eliminando de la vida el elemento del juego de azar. Pero si los métodos modernos de educación fracasan, habrá una reversión casi inmediata a las creencias primitivas en la magia. Estas supersticiones aún habitan la mente de muchos pueblos así llamados civilizados. El idioma contiene muchos fósiles que atestiguan que la raza por mucho tiempo ha estado impregnada de la superstición mágica, palabras como hechizado, malaventurado, posesiones, inspiración, quitarle a uno el espíritu, ingenio, embelesador, estupefacto y asombrado. Los seres humanos inteligentes aún creen en la buena suerte, el mal de ojo y la astrología.
(973.1) 88:6.8 La magia antigua fue el capullo de la ciencia moderna, indispensable en su tiempo pero ya no útil. Así los fantasmas de la superstición ignorante agitaron las mentes primitivas de los hombres hasta que pudieran nacer los conceptos de la ciencia. Hoy en día, Urantia está en los albores de su evolución intelectual. Una mitad del mundo busca ansiosamente la luz de la verdad y los hechos del descubrimiento científico, mientras que la otra mitad languidece en los brazos de la superstición antigua y de la magia sólo ligeramente disfrazada.