La Biblia dice que el Creador es tan inmenso que “ha tomado
las proporciones de los cielos mismos con un simple palmo” (Isaías 40:12). En
otras palabras, Dios es más grande que todos los universos. Pero, ¿puede un Ser
tan inmenso interesarse personalmente
en ti?
La
Biblia enseña que Dios personalmente se interesa en ti. De hecho, él te imagino
y diseñó tu identidad singular de forma personal.
“Porque
tú mismo produjiste mis riñones; me
tuviste cubierto en resguardo en el vientre de mi madre.
Mis
huesos no estuvieron escondidos de ti cuando fui hecho en secreto, cuando fui
tejido en las partes más bajas de la tierra.
Tus
ojos vieron hasta mi embrión, y en tu
libro todas sus partes estaban escritas, respecto a los días en que fueron
formadas y todavía no había una entre ellas”. – Salmos 139:13, 15,16
“Tal
como no te das cuenta de cuál es el camino
del espíritu en los huesos dentro del vientre de la que está encinta, de
igual manera no conoces la obra del Dios [verdadero], que hace todas las cosas”
– Eclesiastés 11:5.
“Antes de estar formándote
en el vientre, te conocí.”- Jeremías 1:5
Las citas anteriores sin
duda tienen sentido. Quiénes se dedican a buscar y explorar los copos de nieve,
jamás han encontrado dos iguales pese a que existen miles de millones. Lo
anterior nos da testimonio de un Diseñador. Y con mayor razón los seres
humanos, ya que cada persona es única, singular e irrepetible en toda la
eternidad. Cada uno de nosotros es producto del Amor de Dios al darnos la
vida y proveernos una identidad personal y exclusiva. Jesús de Nazaret dio
testimonio de este aprecio, interés y cariño de Dios por cada uno de nosotros cuando de
forma sublime dijo éstas palabras:
“¿No se venden dos
gorriones por una moneda de poco valor? Sin embargo, ni uno de ellos cae a
tierra sin el conocimiento de su Padre. Mas los mismísimos cabellos de la
cabeza de ustedes están todos contados. Por lo tanto, no tengan temor: ustedes valen más que muchos gorriones”
- Mateo 10:29-31
“Él les dijo: “¿Quién será
el hombre entre ustedes que tenga una sola oveja y, si esta hubiera de caer en
un hoyo en sábado, no habría de echarle mano y sacarla? Todo considerado,
¡de cuánto más valor es un hombre que
una oveja!” – Mateo 12:11,12
Jesús nos enseña que individualmente y personalmente Dios nos
considera valiosos. ¿Acaso no nos conmueve que un Ser tan inmenso pueda amar
tan tiernamente a seres tan pequeños? Tú has sido creado personalmente por
Dios, él se interesa en ti y eres su Hijo amado.
Dios al crear a los seres
inteligentes se ha transformado en un
Padre. El es el Padre Universal, tu Padre Celestial. La Biblia indica que
cuando los seres humanos descubrimos de forma plena y consciente éste hecho,
cuando nos reconciliamos con Dios y recobramos su amistad, es como si nuestra
condición de Hijos de Dios fuese realmente manifestada en toda su gloria.
“Porque ustedes no recibieron un
espíritu de esclavitud que ocasione temor de nuevo, sino que recibieron un
espíritu de adopción como hijos, espíritu por el cual clamamos: “¡Abba, Padre!”- Romanos 8:15
Ahora bien, digo que mientras el heredero es pequeñuelo en nada difiere del esclavo, aunque sea señor de todas las cosas, sino que está bajo hombres encargados y bajo mayordomos hasta el día señalado de antemano por su padre. Igualmente nosotros también, cuando éramos pequeñuelos, continuábamos esclavizados por las cosas elementales que pertenecen al mundo. Pero cuando llegó el límite cabal del tiempo, Dios envió a su Hijo, que vino a ser procedente de una mujer y que llegó a estar bajo ley, para que librara por compra a [los que se hallaban] bajo ley, para que nosotros, a nuestra vez, recibiéramos la adopción de hijos.
Ahora bien, porque ustedes son hijos, Dios ha enviado el espíritu de su Hijo a nuestros corazones, y este clama: “¡Abba, Padre!”. Así es que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero, gracias a Dios”.- Gálatas 4: 1-7
Ahora bien, digo que mientras el heredero es pequeñuelo en nada difiere del esclavo, aunque sea señor de todas las cosas, sino que está bajo hombres encargados y bajo mayordomos hasta el día señalado de antemano por su padre. Igualmente nosotros también, cuando éramos pequeñuelos, continuábamos esclavizados por las cosas elementales que pertenecen al mundo. Pero cuando llegó el límite cabal del tiempo, Dios envió a su Hijo, que vino a ser procedente de una mujer y que llegó a estar bajo ley, para que librara por compra a [los que se hallaban] bajo ley, para que nosotros, a nuestra vez, recibiéramos la adopción de hijos.
Ahora bien, porque ustedes son hijos, Dios ha enviado el espíritu de su Hijo a nuestros corazones, y este clama: “¡Abba, Padre!”. Así es que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero, gracias a Dios”.- Gálatas 4: 1-7
La frase “adopción como hijos” utilizada más
arriba es la traducción de una palabra griega, la palabra: “υιοθεσία”
(uiothesia). Esta palabra a su vez está compuesta por la palabra
“uios” que significa hijo y la palabra “thesis” que significa ubicación.
“Uiothesia” por lo cual significa “ubicación como hijos”. Para entender
mejor su significado en Gálatas 4, veamos el contexto. Gálatas 3:23-4:4 habla
de hijos que están bajo tutores. Hijos que fueron destinados a heredar,
pero no eran diferentes que los esclavos, al principio, debido a la costumbre.
Algunos grupos religiosos han causado el primer problema con el entendimiento de la palabra “adopción”. Se ha realizado una aplicación de éstos textos basándonos en el concepto actual de la adopción. ¿Cuál es? El no adoptado está conectado por nacimiento y por sangre a su padre y a su madre, mientras que el adoptado mediante el acto de adopción. El hijo adoptado (actualmente) es aquel que no es el Hijo natural.
Algunos grupos religiosos han causado el primer problema con el entendimiento de la palabra “adopción”. Se ha realizado una aplicación de éstos textos basándonos en el concepto actual de la adopción. ¿Cuál es? El no adoptado está conectado por nacimiento y por sangre a su padre y a su madre, mientras que el adoptado mediante el acto de adopción. El hijo adoptado (actualmente) es aquel que no es el Hijo natural.
Pero
éste es el concepto actual en el mundo occidental. Pablo de ninguna forma estaba pensando en eso. Él hablaba de la palabra
oriental que tenía otro significado: (ui·o·the·sí·a). La Obra Perspicacia
para Comprender las Escrituras reconoce: “La palabra griega
traducida “adopción” (hui·o·the·sí·a) es un tecnicismo legal que significa
literalmente “colocación como hijo”. En otras palabras, el contexto de Gálatas
nos habla claramente de hijos naturales de carne y sangre que eran custodiados
por mayordomos y que se les colocaba al nivel de los niños de los esclavos. Se
les juntaba en una especie de “guardería” a ambos pequeños. Los hijos naturales
y los de los siervos o esclavos. Esto sucedía en el mundo antiguo con clases
sociales con más recursos y Pablo aludía a esto como ejemplo. Y los hijos
naturales eran custodiados por los mayordomos hasta que el joven a cierta edad
recibía “la colocación como hijo” (era recibido como Hijo
ya existente más mayor). Y ésta palabra ha sido traducida como
“adopción”, pero ha sido interpretada de acuerdo a nuestro entendimiento actual
distinto, creyendo que los hijos adoptados no eran hijos naturales sin hijos de
los esclavos, confundiendo el pasaje, y creando la idea errónea de que los
hijos de Dios no son hijos por derecho natural.
En otras palabras, la
palabra “uiothesia” que es usada en Gálatas 4 y que se traduce como “adopción”
de hijos sería mejor que se tradujera como “la posición de hijos”. Hijos
ya existentes que descubren por la fe su origen y su glorioso destino. Cuando
la persona realiza ese descubrimiento es “colocada como Hijo”, o “adoptada”. Esta
palabra no se usa para decirnos que Dios es nuestro padre adoptivo, como la
traducción parece decir, sino que nosotros con la venida del Señor Jesucristo,
con la venida de la fe, cambiamos nuestra posición y de ser esclavos (al pecado y error) ahora
somos hijos, porque se nos revela que no éramos de los esclavos. Descubrimos
que ya éramos hijos.
Jesús trajo un mensaje que
nos reconcilia con Dios, ya que descubrimos que somos Hijos de Dios al ejercer
Fe (seguridad y confianza) en esta verdad sublime. Y si los hombres somos Hijos
de Dios, todos somos literalmente hermanos. Lamentablemente muy pocas
personas saben de ésta sublime realidad y languidecen en problemas como el hijo
pródigo que se alejó de su Padre sin apreciar todo lo que tenía (Lucas
15:11-32), y nosotros estamos invitados a declarar estas Buenas Noticias para
que ellos también descubran la filiación con Dios y la hermandad entre los
hombres.
Descubrir que Dios nos ama
individualmente como Hijos amados nos transforma la vida, le da sentido a la
misma y comenzamos a dar frutos espirituales en nuestra vida.
La Biblia enseña que el
Padre Universal envía a sus Hijos lo que conocemos como “Espíritu de Dios” o
“Espíritu Santo”, el cual es una manifestación del mismo Padre Universal que
mora en nosotros. De la misma forma como un Televisor puede “proyectar a
distancia” a una persona que se encuentra en un Set de Televisión y estar
presente en miles de hogares, así mismo el Espíritu de Dios nos comunica
directamente con nuestro propio Padre, el cual mediante el Espíritu llega a
morar en nosotros. Veamos éstos pasajes:
“Si ascendiera
al cielo —continuó—,
allí estarías; y si tendiera mi lecho en el Sepulcro, ¡mira!, tú estarías allí. Si tomara las alas del alba, para poder residir en el mar más remoto, allí, también, tu propia mano me guiaría y tu diestra me asiría.” - Salmo 139:7-10
“El espíritu mismo da
testimonio con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios”. – Romanos 8:16
“En unión con él, ustedes,
también, están siendo edificados juntamente para [ser] lugar donde habite Dios
por espíritu” – Efesios 2:22.
“¿No saben que ustedes son el templo de Dios, y que
el espíritu de Dios mora en ustedes?” – 1 Corintios 3:16
“¡Qué! ¿No saben que el
cuerpo que ustedes son es [el] templo del espíritu santo que está en ustedes,
el cual tienen de Dios? Además, no se pertenecen a sí mismos” – 1 Corintios
6:19
¡Qué privilegio descubrir
estas cosas! Cuando tomamos conciencia de que Dios es nuestro Padre, como Hijos
obedientes deseamos que él nos comience a guiar por la vida. También queremos
imitarle a él en sus tratos de bondad con otras personas.
“Por lo tanto, háganse
imitadores de Dios, como hijos amados, y sigan andando en amor” – Efesios
5:1,2
Cuando queremos ser
amorosos como nuestro Padre Celestial, su Espíritu que mora en nosotros produce
frutos que se notan en nuestra vida diaria:
“Por
otra parte, el fruto del espíritu es: amor, gozo, paz, gran paciencia,
benignidad, bondad, fe, apacibilidad, autodominio. Contra tales cosas no
hay ley”. – Gálatas 5:22,23
Independiente
de nuestras circunstancias, podemos dejarnos guiar por el Padre
Celestial y ser personas compasivas que dan estos frutos espirituales en
nuestra vida personal, lo cual le comenzará a dar sentido y significado, además de beneficiar a las personas que nos rodean.
En
los otros capítulos seguiremos contestando otras preguntas que pueden surgir al
descubrir estas verdades. Pero nunca deje que nadie lo separe del amor de Dios,
de esa relación que usted puede cultivar como su Hijo amado.
Preguntas
del capítulo: ¿Qué enseña la Biblia sobre nuestra relación con Dios? ¿Qué
significa ser “adoptado” como Hijo de Dios? ¿Cómo manifestamos en nuestra vida
que el Espíritu de Dios mora en nosotros?