lunes, 11 de agosto de 2014

Lo que la Biblia enseña: Apéndice

Cómo abordar el estudio de las Escrituras

Hay grupos que consideran que todas las declaraciones de los libros bíblicos deben considerarse realidades inamovibles. No obstante, si aplicásemos este concepto de forma imparcial, los seguidores de Jesús de todas las denominaciones deberían observar todos los aspectos de la Ley Mosaica como indicaciones celestiales, y las acciones "bélicas" de Dios en la antigüedad podrían utilizarse como ejemplos válidos modernos.

Por esa razón cada religión ha querido apoyarse en determinados pasajes bíblicos dándole igual peso que al resto de las revelaciones para sus determinados fines. Es así como la Iglesia Católica durante la Edad Media utilizó los relatos alusivos a las guerras bíblicas de Israel para justificar sus cruzadas religiosas como "guerras santas". 

Evidentemente el Antiguo Testamento no puede equipararse y colocarse al "mismo nivel" que el Nuevo Testamento en cuanto a muchos asuntos, incluyendo la presentación que se hace de Dios y el propósito del Creador hacia la humanidad.

"Esta se nos dio con relación a Cristo Jesús antes de tiempos de larga duración,  pero ahora se ha hecho claramente patente mediante la manifestación de nuestro Salvador, Cristo Jesús, que ha abolido la muerte, pero ha arrojado luz sobre la vida y la incorrupción mediante las buenas nuevas" - 2 Timoteo 1:9,10

"Porque la Ley fue dada por medio de Moisés, la bondad inmerecida y la verdad vinieron a ser por medio de Jesucristo" - Juan 1:17.

 "Jesús le dijo: “Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí" - Juan 14:6

Hay muchos pasajes semejantes que indican que es a través de Jesús y su mensaje, como se revela la verdadera naturaleza del Padre Celestial a la humanidad. Antes de la venida del Salvador, la revelación de Dios era incompleta. 

Asumir, por ejemplo, que los dos primeros capítulos del Génesis contienen la revelación completa del propósito eterno de Dios para la humanidad o del universo físico, como si eso estuviera eternamente fijado por Dios sin posibilidad de una revelación posterior que amplíe el cuadro y el alcance de Su propósito y que haga evidente ciertos aspectos desconocidos que no se indicaron previamente, es sin duda injustificado y sectario. Dios indicó a Adán y Eva cuál sería su destino si desobedecían. No trató su futuro eterno si obedecían. Pasa con demasiada frecuencia que el razonamiento deductivo puede quedar influenciado por ideas subjetivas o suposiciones. En lugar de eso, más bien que asignar una limitación deductiva a Dios y a su propósito, parece que sería más respetuoso y razonable ver estos capítulos como una representación de la expresión de Su voluntad y propósito en aquel momento de la historia del hombre y para las circunstancias que existía entonces.

Algunos argumentan que una resurrección terrestre masiva de miles de millones de muertos más los relativamente pocos sobrevivientes de un Armagedón es la única forma en que se cumpliría el mandato del Génesis. Pero, ¿acaso el mandato para el planeta no era "háganse muchos y fructifiquen"? Llenar la Tierra según el mandato involucra llenarla con el acto reproductivo, no con un acto resurrectivo masivo. (Véase Gén. 1:28). Notamos esto en como hasta las especies animales recibieron ese mandato, pero eso no implica que los individuos de dichas especies no morirían (Gén. 1:22). ¿Que idea, por lo tanto, se aleja del propósito original de Dios para la Tierra?

En lugar de cimentar nuestro entendimiento y esperanza en la suposición de que los dos primeros capítulos del Génesis de algún modo son definitivos en cuanto a Dios y el destino humano, deberíamos permitir que otros textos equilibraran y moderaran nuestro pensar, como es el caso de las palabras de Pablo en Efesios 1:3-6 y 3:6-12, donde él relaciona libremente el "propósito eterno" de Dios con las buenas nuevas que resultan de la vida, muerte y resurrección de Cristo, y cómo se extienden sus promesas a los que forman parte de los seguidores de las enseñanzas de Jesús.

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, porque nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en unión con Cristo, así como nos escogió en unión con él antes de la fundación del mundo” – Efesios 1:3,4

Notamos que las cartas apostólicas amplifican la revelación del propósito de Dios para los hombres que conocen a Dios.

En realidad, suponer que la llamada caída de Adán y Eva supuso una modificación en el propósito de Dios con la aparición de una clase pequeña de personas con esperanza celestial; Aquello es realmente  lo que se alejaría del propósito original de Dios, porque incluye algo que al parecer él no tenía considerado al principio. 

Más bien, las Escrituras Griegas cristianas nos dan a entender que “el secreto sagrado” antes de  la "fundación del mundo" es la revelación posterior dada al hombre que arroja luz sobre la vida después de la muerte para los que buscan a Dios (Véase 1 Corintios 15:35-37, 42-44).  

También sería extraño que Dios publicitara un libro al cual tiene acceso casi toda la humanidad, y sin embargo, que un porcentaje no despreciable de la esperanza declarada expresamente en ese libro, no sea aplicable a la mayoría de la humanidad. Aquello sería semejante a enviar una carta a toda una ciudad ofreciendo una esperanza, pero luego aparezcan quiénes argumenten que la carta es solo aplicable a una ínfima cantidad de la población de la ciudad. Esto sucede cuando se dice que la llamada esperanza celestial solo es aplicable a una ínfima cantidad de seres humanos.

El Libro de Apocalipsis es sumamente simbólico y quiénes creen que la cantidad de los 144.000 es literal, también deberían aceptar que el número de 12.000 sellados de cada tribu también es una cantidad literal, y que más aún, cada tribu es literal (Revelación 7:4-8). Pero esto último arbitrariamente es separado del primer razonamiento. Y un estudio de las llamadas “otras ovejas” (Juan 10:16) indica que Jesús se refería en realidad a los creyentes gentiles (Romanos 11:25,26). Es más, la Biblia declara que hay una sola esperanza para el individuo que conoce a Dios (Efesios 4:4).

Siempre tomad, por lo tanto, las declaraciones directas explícitas y claras de los Evangelios y las Cartas Apostólicas como guiadores y controladores de las otras declaraciones como las del Antiguo Testamento, y también de las visiones simbólicas y proféticas. Estas recomendaciones son esenciales para no perder el rumbo en la investigación bíblica personal.

Abrazos y Bendiciones en Abba Padre.