jueves, 7 de agosto de 2014

Lo que la Biblia enseña: ¿Estamos en una época especial?

La respuesta posiblemente es SI. 

Pero no hemos de basar nuestra afirmación en las señales externas de un mundo siempre convulsionado y cambiante, puesto que si en los años cuarenta, mientras Londres era bombardeado, posiblemente habrías pensado que el Fin de los Tiempos era inminente. 

“Les solicitamos que no se dejen sacudir prontamente de su razón, ni se dejen excitar tampoco mediante una expresión inspirada, ni mediante un mensaje verbal, ni mediante una carta como si fuera de nosotros, en el sentido de que el día de Jehová esté aquí”. - 2 Tesalonicenses 2:1,2

El que exista un conflicto internacional sea regional o incluso mundial, a menudo es usado como propaganda para hacer creer a muchos que estamos al borde del castigo celestial final. No es que no sea posible dicha guerra global. Pero hacemos bien en no perder la cabeza asociando dos cosas diferentes: Un juicio de Dios con un evento bélico.

Ningún grupo religioso ha explicado correctamente lo que dijo Jesús en el Monte de Olivos a sus apóstoles. Al contrario, muchos religiosos a nivel individual se excitan cada vez que aparece en el horizonte algún acontecimiento global ya sea una guerra, un terremoto, o alguna epidemia. Todos se apresuran a creer que esto es la señal de la inminente llegada de Jesús o el Día de Jehová. Incluso desde antes del siglo XIX todo evento global aterrador o que convulsiona el mundo, ha sido asociado al regreso de Jesús o el fin del mundo y los sistemas.

Pero el Maestro en realidad nos quiso explicar todo lo contrario:

‘Tened cuidado de que nadie os engañe’, respondió Jesús, ‘pues muchos hombres vendrán en mi nombre diciendo “Yo soy el Cristo”, y engañarán a muchos. Ciertamente oiréis de guerras y rumores de guerras, pero no os alarméis. Estas cosas realmente tienen que suceder, pero eso no es el fin. Porque se alzará en armas una nación contra otra, y un reino contra otro, y habrá hambres y terremotos en diferentes partes del mundo. Pero todo eso es sólo el principio de los dolores de parto’. — Mateo 24:4–8, The New Testament in Modern English, por J.B.Phillips, Edición Revisada.

Una exégesis correcta de las palabras de Jesús y la introducción de su respuesta a los apóstoles (que generalmente omiten los religiosos) nos ilumina.

 ¿Debían entenderse todos estos acontecimientos como señales claras que identificarían su regreso y el fin de la edad? ¿O, por el contrario, estaba en realidad Jesús advirtiendo a sus discípulos que no se dejasen confundir por esos acontecimientos?
 
Algunos comentaristas cuidadosos y discernidores de la Biblia han señalado que Jesús en ninguna parte identifica estos acontecimientos como la “señal” de su venida, sino que más bien parece advertir a sus discípulos que no sacasen esa conclusión cuando ocurriesen los desastres o catástrofes que él mencionó.

Desde el mismo comienzo de su respuesta, su advertencia fue: “No os equivoquéis. No os aterroricéis. Estas cosas tienen que suceder, pero todavía no es el fin”.

Las palabras introductorias de Jesús deberían entenderse evidentemente como advertencias en contra de sacar falsas conclusiones. 

“Vigilad que nadie os engañe … no os alarméis”. Habría guerras, hambres, pestes, terremotos y otras aflicciones. Sus seguidores se enfrentarían a odio y persecución en el futuro, y no solamente una vez, sino muchas veces. Ellos tendrían que soportar estas cosas hasta la Parausía. Antes de eso el evangelio del Reino sería predicado en todas las naciones de la tierra.

En otras palabras los terremotos, las guerras (incluso mundiales y locales), pestes, etc; son falsas señales que son utilizadas para extraviar hablando de una Parausía (los falsos Cristos y sus advenimientos). Y esto se repetiría por muchos siglos pues durante toda la historia existirían conflictos, terremotos y pestes.

Los seguidores de Jesús no deberían dejarse extraviar por esas cosas, puesto que finalmente llevan a un nefasto desencanto de Dios y los valores verdaderos. La fe verdadera no puede basarse en expectativas que actúan como fuegos artificiales pasajeros provocando arranques oportunistas de espiritualidad basados en premios egoístas y liberaciones infantiles de los desafíos de la vida.

Los cristianos durante toda la historia han estado bajo esta trampa, y por eso el Creador ha sido difamado porque se han hablado cosas en su nombre. Jesús no quería que su Parausía estuviesa asociada a esos eventos distractores que se repetirían durante toda la historia y que son producto de los altibajos de la evolución de la humanidad.

"Entonces dijo a los discípulos: “Vendrán días en que desearán ver uno de los días del Hijo del hombre, mas no [lo] verán.  Y les dirán: ‘¡Miren allá!’, o, ‘¡Miren acá!’. No salgan ni corran tras [ellos]. Porque así como el relámpago, por su relampagueo, resplandece desde una parte debajo del cielo hasta otra parte debajo del cielo, así será el Hijo del hombre". - Lucas 17:22-24

Su Parausía sería como el relámpago, y no una prolongada presencia de largas décadas o siglos. La venida de Jesús más bien ocurriría cuando estas cosas no estuvieran en un punto alto. Por que precisamente Jesús advierte que su venida sería repentina y no estaría asociada a los acontecimientos externos (Mateo 24:4-6). 

"porque a una hora que no piensan que es, viene el Hijo del hombre" - Mateo 24:44.

Pero este punto es tan difícil de aceptar por las masas inmaduras, y no vende como el alarmismo, que es frecuentemente enterrado. Y de esta forma, la humanidad sigue estando ciega. Nadie hace una reflexión sincera sobre estos asuntos.

Sin embargo, ¿hay alguna forma de obtener información orientadora para saber si estamos en una época especial o trascendental?

Jesús señaló que sus seguidores comenzarían a ver terremotos, pestes, hambres y guerras (Mateo 24:7; Lucas 21:10,11). Pero como hemos visto, no debían asociar su retorno a estos fenómenos (Lucas 21:8,9; Mateo 24:6). La razón:

 "Todas estas cosas son principio de dolores de angustia" - Mateo 24:8

Es interesante que algunos han asociado esa expresión con "dolores de parto" (Strong): 

"Todo esto es sólo el principio [los dolores tempranos] de los espasmos del parto [de la angustia intolerable]."

Una mujer que va a dar a luz comienza a tener algunos tempranos dolores de parto, que se detienen y siguen a muchos intervalos. Hay mujeres que han excedido varios días hasta que esas contracciones aumentan y llega el parto. De la misma forma, constantemente desde la época de la destrucción de Jerusalén en el siglo I hasta nuestros días hemos estado experimentando ciclos e intervalos de estos acontecimientos mundiales, que luego se detienen y las cosas parecen mejorarse, para luego otra vez durante muchos ciclos volver a las referidas crisis. Es debido a esta razón que muchos religiosos han errado, porque han asociado el advenimiento de nuestro Señor a cada crisis o contracción que ocurre, creyendo que ese era el parto definitivo. 

Sin embargo, notamos que con la globalización, éstos dolores se han comenzado a masificar a gran escala de forma paulatina. Cuando llegue el punto de una gran crisis global simultánea que involucre dichos fenómenos, significa que el entero planeta estaría entrando en una angustia intolerable de gran tribulación global.

El principio de estas múltiples contracciones con intervalos de tranquilidad anuncia el principio de un proceso de nacimiento; el alumbramiento de una nueva humanidad:

“En aquel tiempo los justos resplandecerán tan brillantemente como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos, escuche” – Mateo 13:43

“Pero los santos del Supremo recibirán el reino, y ellos tomarán posesión del reino para tiempo indefinido, aun para tiempo indefinido sobre tiempos indefinidos” – Daniel 7: 18

“Y el reino y la gobernación y la grandeza de los reinos bajo todos los cielos fueron dados al pueblo que son los santos del Supremo. Su reino es un reino de duración indefinida, y todas las gobernaciones servirán y obedecerán aun a ellos” – Daniel 7:27

”Y los que tengan perspicacia brillarán como el resplandor de la expansión; y los que traigan a los muchos a la justicia, como las estrellas hasta tiempo indefinido, aun para siempre” – Daniel 12:3

“Porque la expectación anhelante de la creación aguarda la revelación de los hijos de Dios” – Romanos 8:19.

Estas personas llamadas santos e hijos de Dios son los que como lumbreras en el mundo serán utilizados por Dios para sacar al mundo de la oscuridad y presentarlo ante la futura venida del Maestro.

Ahora bien, hemos de resaltar un detalle en la narrativa del evangelio:


Y en contestación, Jesús les dijo: “Cuidado que nadie los extravíe; porque muchos vendrán sobre la base de mi nombre, diciendo: ‘Yo soy el Cristo’, y extraviarán a muchos.  Ustedes van a oír de guerras e informes de guerras; vean que no se aterroricen. Porque estas cosas tienen que suceder, mas todavía no es el fin” – Mateo 24:4,5.

La expresión “mas todavía no es el fin” significa “el fin consumado; fin completado” lo que nos indica que estos fenómenos son el proceso en marcha hacia el término. Después de comentarnos sobre éstos sucesos, Jesús pasa a entregar la clave que indica cuando termina el proceso en un fin completado:

"Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin" - Mateo 24:14

Es la proclamación simultánea del mensaje de Jesús de Nazaret (véase capítulo sobre el "reino de Dios") y no los sucesos globales, lo que indica que el telón de fondo se cierra en un fin o  “fin consumado; fin completado; final” (télos). 

Y surge la pregunta: ¿qué significa dicha predicación? ¿Que debe predicarse en cada país? ¿O a cada persona? ¿Han estado las religiones proclamando el mensaje que trajo Cristo en torno al Reino de Dios, el cual consiste en la filiación con Dios y la hermandad entre los hombres?

Al respecto es fundamental analizar estas instrucciones:


“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” – Marcos 16:15

“Porque, aunque soy libre respecto de toda persona, me he hecho el esclavo de todos, para ganar el mayor número de personas” – 1 Corintios 9:19 (Ver Hechos 20:26).

¿Han tenido oportunidad de conocer al Padre Viviente los millones que viven en India, China y los países árabes?

Pues bien, hay un lío con este asunto en la mente de muchos. Por lo general se entiende que tras una masiva campaña de predicación vendrá el fin del sistema como algo abrupto. Pero no, el fin del sistema (y recordad el capítulo anterior) ya comenzó, ya estamos viviendo el fin del mundo, estamos en ese proceso. Ese fin del sistema o "mundo" empezó realmente en el primer siglo. 

Por esa razón Jesús advirtió y dijo que “mas todavía no es el fin” o “más todavía no es el fin consumado; fin completado”, y finalmente dice que el fin o télos es “fin consumado; fin completado; final” cuando su auténtico mensaje haya sido proclamado en la Tierra.

Es por esa razón que la expresión "conclusión del sistema de cosas" significa realmente  “el fin conjunto; el fin en combinación”. De la misma forma como la piedra de Daniel gradualmente se transformaba en montaña en un proceso, el fin del mundo es un proceso de conclusión que empieza desde el I siglo en adelante. No debemos centrarnos en el fin como término, porque ya estamos viviendo ese fin. Más bien debemos pensar en el concepto que este fin que ya vivimos se "habrá completado o cerrado" en el futuro.

Por lo tanto, las guerras por doquier, las pestes y epidemias, los terremotos y hambrunas, las escenas espantosas tras los desastres y las señales en los cielos (éstas últimas quizás no se han manifestado plenamente) narradas en Mateo 24:7 y Lucas 21:10,11 no son indicadores de la cercanía del fin, porque en realidad son dolores de parto del proceso del mismo fin ya aconteciendo desde el I siglo (cuando se dijeron a los apóstoles estas cosas; que incluyen la persecusión a los cristianos (Mateo 24:9) que se ha dado junto a estos fenómenos durante los últimos casi 2000 años, además de los falsos profetas y organizaciones que pregonan constantemente (Mateo 24:11; Lucas 21:8) la venida de Cristo y que el "tiempo se ha acercado").

El fin será completado cuando las buenas nuevas del Reino hayan sido predicadas en toda la Tierra (Mateo 24:14). Y una pista, la expresión "predicar" significa “proclamar como heraldo; ser heraldo; oficiar de heraldo; proclamar (victorioso)” Otro sustantivo relacionado es k·ryg·ma, cuyo significado es “proclamación del heraldo; pregón; anuncio (de victoria en los juegos); mandato; convocatoria” y si sumamos que lo que se proclama en victoria es “una buena noticia”, ¿a que conclusión llegamos? Que la proclamación global es realmente la anunciación cuando los enemigos de la verdad han sido derrotados, cuando el mensaje del Maestro ha triunfado sobre la humanidad.

Tras el caos de los sistemas materialistas que se desploman por su propio peso, los líderes o heraldos victoriosos del Maestro conducirán a una humillada humanidad a doblar su rodilla ante el mensaje de Jesús. Entonces ellos exhortarán:


Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. Límpiense las manos, pecadores, y purifiquen su corazón, indecisos.  Dense a la desdicha, y laméntense, y lloren. Que su risa se torne en lamento, y [su] gozo en desaliento.  Humíllense a los ojos de Jehová, y él los ensalzará” – Santiago 4:8-10.

En el capítulo anterior aprendimos que la “destrucción” es realmente una “transformación” tras la prueba del “fuego” simbólico. Y por esa razón Mateo dice que antes de la venida de Jesús:

Y entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre, y entonces todas las tribus de la tierra se golpearán en lamento, y verán al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria” – Mateo 24:30#

# Nota: Parece que la señal antecede a que vean al Hijo de Hombre, el cual se manifestaría después de ésta educación global.

Pero "la señal" es la victoria de Jesús con su mensaje, tal como en una batalla se alza la señal enhiesta (y recordemos que "predicar" es pregonar una victoria):

"Sobre una montaña de rocas peladas levanten una señal enhiesta. Alcen la voz a ellos, agiten la mano, para que ellos entren en las entradas de los nobles. Yo mismo he dado la orden a mis santificados." - Isaías 13:2

"Todos ustedes los habitantes de la tierra productiva y ustedes los residentes de la tierra, verán una escena tal como cuando hay levantamiento de una señal enhiesta sobre las montañas, y oirán un sonido tal como cuando hay toque de un cuerno" - Isaías 18:3

 "Mil temblarán a causa de la reprensión de uno solo; a causa de la reprensión de cinco ustedes huirán hasta que hayan quedado como un mástil en la cima de una montaña, y como una señal enhiesta en una colina. Y por lo tanto Jehová se mantendrá en expectación de mostrarles favor a ustedes, y por lo tanto se levantará para mostrarles misericordia" - Isaías 30:17,18. 

No dice Jesús que las tribus de la tierra serán muertas, sino que se lamentarán, lo cual puede indicar tal como hemos visto en Santiago 4:8-10 que el proceso simbólico de “destrucción” significa un cambio en los esquemas mentales humanos que al ser humillados tras el fracaso de una vieja civilización se dejan enseñar y se les muestra misericordia. Uno solo podrá corregir a mil como declara Isaías y se reunirán en torno a la señal, la proclamación de victoria del Hijo del Hombre.

Los hijos de Dios como lumbreras  “traerán a los muchos a la justicia" (Dan 12:3) y serán verdaderos Maestros portavoces de las enseñanzas crísticas:

“Y él realmente hablará paz a las naciones; y su gobernación será de mar a mar y desde el Río hasta los cabos de [la] tierra” – Zacarías 9:10.

Estos santos serán los líderes que guiarán a las naciones y reinos:

“Su reino es un reino de duración indefinida, y todas las gobernaciones servirán y obedecerán aun a ellos” – Daniel 7:27

Ellos patrocinarán un programa de educación global a todas las naciones de la Tierra, y este será el resultado:

“Y muchos pueblos ciertamente irán y dirán: “Vengan, y subamos a la montaña de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y él nos instruirá acerca de sus caminos, y ciertamente andaremos en sus sendas”. Porque de Sión saldrá ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.  Y él ciertamente dictará el fallo entre las naciones y enderezará los asuntos respecto a muchos pueblos. Y tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación, ni aprenderán más la guerra” – Isaías 2:3,4.

Las gobernaciones enseñadas y obedientes ya no aprenderán las guerras. La proclamación del Reino victorioso se habrá completado y habrá triunfado. Esta será la culminación verdadera de la batalla simbólica de Armagedón (Rev. 16:16). Entonces se completará el cierre de la era, el fin estará completo. Una nueva Era gloriosa iniciará después.

Hoy estamos en una época singular. Miles están como la levadura silenciosa escondidos en la masa de la humanidad listos para ser activados como los educadores de los hombres:

 “El reino de los cielos es semejante a la levadura, que una mujer tomó y escondió en tres grandes medidas de harina, hasta que toda la masa quedó fermentada” – Mateo 13:33

La gran mayoría de las personas no son malvadas, más bien están desorientados y viven como ovejas sin rumbo. Jesús vino a llamar a estas personas a la conversión misericordiosa (Marcos 2:17). 

Solo unos pocos son los opresores que como enemigos de la verdad, han montado un sistema materialista, que será desplomado. Ellos serán derrotados y perderán su dominio sobre el resto de los humanos. Con el tiempo serán extinguidos y no tendrán continuadores de su mundo viejo (Salmo 37:1-4). El Reino de Dios verdaderamente liberará a los hombres.

La fuerza de nuestro mensaje radica en armas poderosas las cuales son la manifestación de la “intervención de Dios”:

“Porque las armas de nuestro guerrear no son carnales, sino poderosas por Dios para derrumbar cosas fuertemente atrincheradas.  Porque estamos derrumbando razonamientos y toda cosa encumbrada que se levanta contra el conocimiento de Dios; y ponemos bajo cautiverio todo pensamiento para hacerlo obediente al Cristo;  y nos mantenemos listos para infligir castigo por toda desobediencia, tan pronto como la propia obediencia de ustedes haya sido plenamente llevada a cabo” – 2 Corintios 10:4-6.

Ya podemos someter a las personas al gran mensaje de Jesús, y este entrenamiento nos prepara para nuestras posiciones futuras como “castigadores” de Dios al corregir a la humanidad. En Mateo 25:14-30 se nos recuerda que hemos recibido los talentos o dones en proporción a nuestra capacidad. Pero no debemos estar quietos en los asuntos del Padre. Independiente de los sucesos globales, ya debemos estar evangelizando el mundo. Esa es nuestra tarea heroica, pero apoyada por Dios mismo. Esta época es especial, porque por fin estamos comenzando a salir del velo de los años antiguos. Por fin, la comprensión de la verdad seguirá masificándose y se hará abundante (Daniel 12:4).

Estimado lector, al concluir esta publicación, puedes tener la seguridad que cuando nazcas otra vez (Juan 3:3-8), podrás comprender plenamente el significado de éstos asuntos, y tu vida como luz del mundo, ayudará a transformar a la humanidad.


Preguntas del capítulo: ¿Por qué no debemos asociar los acontecimientos terribles del mundo a un fin del mundo? ¿Qué proceso implica realmente el fin del mundo? ¿Cómo se derrotará a los enemigos de la verdad?

Nota final: Mas que un "fin del mundo" Jesús habló en realidad de una época que se desarrollaría desde el I siglo y que tendría una serie de características: Terremotos, pestes, guerras, y otros fenómenos. Incluiría persecución a los fieles seguidores de Jesús y la aparición de falsos Cristos (iglesias que lo representan). Todos estos hechos han ocurrido durante casi los últimos dos mil años con intervalos de calma y agitación. Esa época tendría un fin consumado o completado cuando el Evangelio del Maestro sea predicado en toda la Tierra habitada. La parábola del trigo y la mala hierba (Mateo 13) indica que dicha predicación no ocurriría durante esos casi dos mil años, sino que los seguidores verdaderos de Jesús (los que viven la religión del espíritu) estarían escondidos entre mala hierba e incluso serían perseguidos. Una proclamación triunfante estaría suspendida. Solo en la Siega, en la inminencia  de la consumación o término de la época, los seguidores de Jesús brillarían como el sol (Mateo 13:43) tras el desplome de los sistemas caducos que simbólicamente serían desmenuzados por el fuego, arrancados como mala hierba. Solo entonces sería posible la proclamación de las buenas nuevas a escala global y los seguidores de Jesús serían identificados “llevando a los muchos a la justicia" (Dan 12:3). Entonces vendría el término o fin de la época.