martes, 2 de septiembre de 2014

La llegada del Templo a la Tierra

Cuando un mundo llega a la etapa de "luz y vida" sucede este acontecimiento:

(622.1) 55:1.1 La presencia del templo morontial en la capital de un mundo habitado es el certificado de admisión de dicha esfera a las edades establecidas de luz y vida. Antes de que los Hijos Instructores abandonen un mundo, cuando concluye su misión terminal, inauguran esta época final de logro evolucionario; presiden ese día en que «el templo sagrado desciende a la tierra». Este acontecimiento, que señala los albores de la era de luz y vida, se ve siempre honrado con la presencia personal del Hijo Paradisiaco autootorgador en ese planeta, que concurre para presenciar este gran día. Ahí, en este templo de belleza incomparable, este Hijo autootorgador Paradisiaco proclama al antiguo Príncipe Planetario como el nuevo Soberano Planetario, otorgando a ese fiel Hijo Lanonandek nuevos poderes y mayor autoridad sobre los asuntos planetarios. El Soberano del Sistema también está presente y confirma estas declaraciones.
(622.3) 55:1.3 Aunque se dice que los templos planetarios «descienden de los cielos», en realidad no se transporta material real desde la sede central del sistema. La arquitectura de cada uno de ellos se prepara en miniatura en la capital del sistema, y los Supervisores del Poder Morontial posteriormente traen al planeta esos planes aprobados. Ahí, en asociación con los Controladores Físicos Decanos, se procede con la construcción del templo morontial, de acuerdo con las especificaciones.
(622.4) 55:1.4 El templo morontial promedio tiene una capacidad de alrededor de trescientos mil asientos. Estos edificios no se utilizan para la adoración, ni para la recreación ni para recibir transmisiones; están dedicados a las ceremonias especiales del planeta tales como: comunicaciones con el Soberano del Sistema o con los Altísimos, ceremonias especiales de visualización diseñadas para revelar la presencia personal de seres espirituales, y contemplación cósmica silenciosa. Las facultades de filosofía cósmica aquí celebran las ceremonias de graduación, y aquí también reciben los mortales del reino reconocimiento planetario de sus logros de elevado servicio social y otros logros destacados.
(622.5) 55:1.5 Estos templos morontiales también sirven como sitios de congregación para presenciar el traslado de los mortales vivientes a la existencia morontial. Precisamente debido al hecho de que el templo de traslado está compuesto de material morontial, no se desintegra en la gloria flameante del fuego devorador que oblitera tan completamente los cuerpos físicos de aquellos mortales que ahí experimentan la fusión final con sus Ajustadores divinos. En un mundo grande, estas llamas de traslado son casi continuas, y a medida que aumenta el número de traslados, se proveen santuarios subsidiarios de vida morontial en diferentes zonas del planeta. No hace mucho tiempo estuve en un mundo en el lejano norte en el cual funcionaban veinticinco santuarios morontiales.
(623.4) 55:2.4 Una vez que la familia, los amigos y el grupo de trabajo de dicho candidato para la fusión se han congregado en el templo morontial, se los distribuye alrededor del escenario central en el que descansan los candidatos para la fusión, quienes departen libremente con sus amigos reunidos. Se forma un círculo intermedio de personalidades celestiales para proteger a los mortales materiales de la acción de las energías que se manifiestan en el instante del «destello de vida» que libera al candidato para la ascensión de las cadenas de la carne material, haciendo de este modo para dicho mortal evolucionario todo lo que la muerte natural hace para los que así son liberados de la carne.
(623.5) 55:2.5 Se pueden congregar al mismo tiempo muchos candidatos para la fusión en el espacioso templo. ¡Qué bella ocasión cuando los mortales se reúnen así para presenciar la ascensión en llamas espirituales de sus seres queridos!, y ¡qué contraste con aquellas edades previas en las que los mortales deben entregar sus muertos al abrazo de los elementos terrestres! Las escenas de llantos y lamentos características de las épocas más primitivas de la evolución humana son reemplazadas ahora por la felicidad estática y el más sublime entusiasmo, mientras estos mortales que conocen a Dios se despiden temporalmente de sus seres queridos que al liberarse de sus asociaciones materiales mediante los fuegos espirituales de consumidora grandeza y gloria ascendente. En los mundos establecidos en luz y vida, «los funerales» son ocasiones de felicidad suprema, satisfacción profunda, y esperanza inexpresable.
(623.6) 55:2.6 Las almas de estos mortales en progreso están cada vez más pletóricas de fe, esperanza y certidumbre. El estado de ánimo que impregna a los que han reunido alrededor del santuario de traslado se asemeja al de los amigos y familiares regocijados que se congregan para la ceremonia de graduación de un integrante de su grupo, o que se congregan para presenciar el otorgamiento de un gran honor a uno de ellos. Y sería muy útil que los mortales menos avanzados pudieran aprender a visualizar la muerte natural con un poco de esta misma alegría y regocijo.
Juan el Revelador pudo observar esta etapa avanzada cuando escribió:
Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.
Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.
Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. – Apocalipsis 21