lunes, 13 de abril de 2015

"Use discernimiento el lector"


A diferencia de la tradición aceptada, todo indica que Marcos fue el primer Evangelio Oficial. Esto incluso aparece sorprendentemente en su introducción:

El principio de las buenas nuevas acerca de Jesucristo” – Marcos 1:1

No hay otro Evangelio con esa declaración de apertura. Ahora bien, en lo que nos concierne al tema es interesante la famosa frase de Mateo 24:15:

"Por tanto, cuando veáis la abominación de la desolación, de que se habló por medio del profeta Daniel, colocada en el lugar santo (el que lea, que entienda)"

Consulté con el Profesor Antonio Piñero sobre la existencia real del paréntesis y esto me comentó:

“Naturalmente que este paréntesis se halla en el texto griego y sin variantes de importancia. Los manuscritos son unánimes casi. El paréntesis está tomado de Marcos por Mateo sin variación sustancial”.

Sin embargo, el profesor deja claro que el paréntesis obviamente no fue dicho por Jesús, porque habla del lector.

Tenemos claro que Marcos y luego Mateo usaron el lenguaje cifrado de la “abominación desoladora” o “cosa repugnante que causa desolación” y luego colocan el paréntesis para que los lectores “pongan ojo”. ¿Por qué razón?

Lucas en cambio, no utiliza ese lenguaje cifrado ni usa el paréntesis. Habla directamente de los ejércitos romanos y tampoco habla del lugar “santo” ni hace alusión al profeta Daniel:

”Además, cuando vean a Jerusalén cercada de ejércitos acampados, entonces sepan que la desolación de ella se ha acercado.  Entonces los que estén en Judea echen a huir a las montañas, y los que estén en medio de [Jerusalén] retírense, y los que estén en los lugares rurales no entren en ella”; - Lucas 21:20,21

La clave es que los autores de Marcos y Mateo se concentran en lectores judíos. Entonces ellos utilizan una especie de lenguaje en clave para referirse a los romanos como ejecutores sin despertar un antagonismo directo hacia ellos. Es como cuando en algunas publicaciones se usa el lenguaje ambiguo para referirse a una potencia política y no generar problemas innecesarios creyendo que se hacía propaganda contra el Imperio. Los lectores que usaran discernimiento lo relacionarían con una acción similar a la de Antioco cuando profanó el Templo en la época de los Macabeos. Entonces percibirían que la Bestia Romana era el agresor.

El hecho de que Marcos y Mateo consideren a Jerusalén y el Templo el lugar Santo cuando ya había sido rechazado Jesús demuestra que las comunidades cristianas de Judea aún estaban atadas a los preceptos de la Ley y esperaban una restitución mesiánica en la Tierra (Véase Hechos 21:20-25).

En cambio Lucas no tiene estas ataduras y habla sin tapujos de los ejércitos acampados y tampoco considera a Jerusalén “un lugar Santo” ni habla de Daniel el profeta. Todo indica que su público no eran los judeocristianos.

Lo anterior nos hace surgir dudas sobre las palabras exactas de Jesús al referirse al sitio romano de 66-70. Sabemos que el paréntesis no fue pronunciado por Jesús, y por lo tanto y por lógica, no existió la frase de la “Abominación Desoladora” y “Lugar Santo”, el "Profeta Daniel", etc.  Estas serían expresiones fuertemente judeocristianas utilizadas por redactores de ideas judías más que reflejos exactos de los dichos de Jesús. 

La idea del "use discernimiento el lector" es más bien un aviso al lector judeocristiano que capte el lenguaje que el Escritor tuvo que utilizar forzosamente al referirse a los ejércitos romanos, pero no necesariamente representa el dicho exacto de Cristo.

Según los Documentos de Urantia Jesús dijo:

(1913.3) 176:1.4 Entonces preguntó Andrés: «Pero, Maestro, si la ciudad santa y el templo han de ser destruidos, y si tú no estarás aquí para guiarnos, ¿cuándo debemos abandonar Jerusalén?» Dijo Jesús: «Podéis permanecer en la ciudad después que yo me haya ido, aun a través de estos tiempos de congoja y persecución amarga, pero cuando veáis que Jerusalén está siendo rodeada por los ejércitos romanos después de la revuelta de los falsos profetas, entonces sabréis que su desolación está por llegar; entonces debéis huir a las montañas. Que nadie de los que están en la ciudad y a su alrededor se quede para tomar nada, y que nadie de los que están afuera se atreva a entrar. Habrá gran tribulación porque esos serán los días de la venganza gentil. Una vez que vosotros hayáis abandonado la ciudad, este pueblo desobediente caerá por la espada y será cautivo de todas las naciones; así destruirán los gentiles la ciudad de Jerusalén. Mientras tanto, os advierto, no os engañéis. Si alguien viene a vosotros diciendo: ‘Mirad, aquí está el Libertador', o ‘Mirad, allí está él', no le creáis, porque surgirán muchos falsos maestros y muchos serán conducidos por el camino erróneo; pero vosotros no debéis engañaros porque os he dicho esto por adelantado».