A diferencia de la tradición
aceptada, todo indica que Marcos fue el primer Evangelio Oficial. Esto incluso
aparece sorprendentemente en su introducción:
“El
principio de las buenas nuevas acerca de Jesucristo” – Marcos 1:1
No
hay otro Evangelio con esa declaración de apertura. Ahora bien, en lo que nos concierne
al tema es interesante la famosa frase de Mateo 24:15:
"Por tanto,
cuando veáis la abominación de la desolación, de que se habló por medio del
profeta Daniel, colocada en el lugar santo (el que lea, que entienda)"
Consulté con el Profesor
Antonio Piñero sobre la existencia real del paréntesis y esto me comentó:
“Naturalmente que
este paréntesis se halla en el texto griego y sin variantes de importancia. Los
manuscritos son unánimes casi. El paréntesis está tomado de Marcos por Mateo
sin variación sustancial”.
Sin embargo, el profesor deja claro
que el paréntesis obviamente no fue dicho por Jesús, porque habla del lector.
Tenemos claro que Marcos y luego
Mateo usaron el lenguaje cifrado de la “abominación desoladora” o “cosa
repugnante que causa desolación” y luego colocan el paréntesis para que los
lectores “pongan ojo”. ¿Por qué razón?
Lucas en cambio, no
utiliza ese lenguaje cifrado ni usa el paréntesis. Habla directamente de los ejércitos
romanos y tampoco habla del lugar “santo” ni hace alusión al profeta Daniel:
”Además, cuando vean a
Jerusalén cercada de ejércitos acampados, entonces sepan que la desolación de
ella se ha acercado. Entonces los que estén en Judea echen a huir a las
montañas, y los que estén en medio de [Jerusalén] retírense, y los que estén en
los lugares rurales no entren en ella”; - Lucas 21:20,21
La clave es que los
autores de Marcos y Mateo se concentran en lectores judíos. Entonces ellos utilizan
una especie de lenguaje en clave para referirse a los romanos como ejecutores
sin despertar un antagonismo directo hacia ellos. Es como cuando en algunas
publicaciones se usa el lenguaje ambiguo para referirse a una potencia política
y no generar problemas innecesarios creyendo que se hacía propaganda contra el
Imperio. Los lectores que usaran discernimiento lo relacionarían con una acción
similar a la de Antioco cuando profanó el Templo en la época de los Macabeos.
Entonces percibirían que la Bestia Romana era el agresor.
El hecho de que Marcos y
Mateo consideren a Jerusalén y el Templo el lugar Santo cuando ya había sido rechazado Jesús demuestra que las comunidades cristianas de Judea aún estaban
atadas a los preceptos de la Ley y esperaban una restitución mesiánica en la
Tierra (Véase Hechos 21:20-25).
En cambio Lucas no tiene
estas ataduras y habla sin tapujos de los ejércitos acampados y tampoco considera
a Jerusalén “un lugar Santo” ni habla de Daniel el profeta. Todo indica que su
público no eran los judeocristianos.
Lo anterior nos hace
surgir dudas sobre las palabras exactas de Jesús al referirse al sitio romano
de 66-70. Sabemos que el paréntesis no fue pronunciado por Jesús, y por lo tanto y por lógica, no existió la frase de la “Abominación Desoladora” y “Lugar Santo”, el "Profeta Daniel", etc. Estas serían expresiones
fuertemente judeocristianas utilizadas por redactores de ideas judías más que
reflejos exactos de los dichos de Jesús.
La idea del "use discernimiento el lector" es más bien un aviso al lector judeocristiano que capte el lenguaje que el Escritor tuvo que utilizar forzosamente al referirse a los ejércitos romanos, pero no necesariamente representa el dicho exacto de Cristo.
Según los Documentos de Urantia Jesús
dijo:
(1913.3) 176:1.4 Entonces preguntó Andrés: «Pero, Maestro, si la ciudad santa y el templo han de ser destruidos, y si tú no estarás aquí para guiarnos, ¿cuándo debemos abandonar Jerusalén?» Dijo Jesús: «Podéis permanecer en la ciudad después que yo me haya ido, aun a través de estos tiempos de congoja y persecución amarga, pero cuando veáis que Jerusalén está siendo rodeada por los ejércitos romanos después de la revuelta de los falsos profetas, entonces sabréis que su desolación está por llegar; entonces debéis huir a las montañas. Que nadie de los que están en la ciudad y a su alrededor se quede para tomar nada, y que nadie de los que están afuera se atreva a entrar. Habrá gran tribulación porque esos serán los días de la venganza gentil. Una vez que vosotros hayáis abandonado la ciudad, este pueblo desobediente caerá por la espada y será cautivo de todas las naciones; así destruirán los gentiles la ciudad de Jerusalén. Mientras tanto, os advierto, no os engañéis. Si alguien viene a vosotros diciendo: ‘Mirad, aquí está el Libertador', o ‘Mirad, allí está él', no le creáis, porque surgirán muchos falsos maestros y muchos serán conducidos por el camino erróneo; pero vosotros no debéis engañaros porque os he dicho esto por adelantado».
(1913.3) 176:1.4 Entonces preguntó Andrés: «Pero, Maestro, si la ciudad santa y el templo han de ser destruidos, y si tú no estarás aquí para guiarnos, ¿cuándo debemos abandonar Jerusalén?» Dijo Jesús: «Podéis permanecer en la ciudad después que yo me haya ido, aun a través de estos tiempos de congoja y persecución amarga, pero cuando veáis que Jerusalén está siendo rodeada por los ejércitos romanos después de la revuelta de los falsos profetas, entonces sabréis que su desolación está por llegar; entonces debéis huir a las montañas. Que nadie de los que están en la ciudad y a su alrededor se quede para tomar nada, y que nadie de los que están afuera se atreva a entrar. Habrá gran tribulación porque esos serán los días de la venganza gentil. Una vez que vosotros hayáis abandonado la ciudad, este pueblo desobediente caerá por la espada y será cautivo de todas las naciones; así destruirán los gentiles la ciudad de Jerusalén. Mientras tanto, os advierto, no os engañéis. Si alguien viene a vosotros diciendo: ‘Mirad, aquí está el Libertador', o ‘Mirad, allí está él', no le creáis, porque surgirán muchos falsos maestros y muchos serán conducidos por el camino erróneo; pero vosotros no debéis engañaros porque os he dicho esto por adelantado».