Nuestro planeta sigue
padeciendo constantemente desastres. Al respecto es bueno reflexionar en lo que
nos enseñan los Documentos:
(60.2) 4:5.3 El pueblo de
Urantia sigue padeciendo la influencia de los conceptos primitivos de Dios. Los
dioses desencadenados en la tormenta; que hacen temblar la tierra en su cólera,
y destruyen a los hombres en su ira; que manifiestan su descontento con
carestías e inundaciones —éstos son los dioses de la religión primitiva; no son
los Dioses que viven y rigen los universos. Estos conceptos son una reliquia de
los tiempos en que los hombres suponían que el universo estaba sujeto a los
caprichos y al dominio de estos dioses imaginarios. Pero el hombre mortal está
comenzando a darse cuenta que vive en un dominio de relativa ley y orden en lo
concerniente a las directrices administrativas y a la conducta de los Creadores
Supremos y de los Controladores Supremos.
(57.2) 4:2.5 Dios no está
personalmente presente en la naturaleza ni en cualesquiera de las fuerzas de la
naturaleza, porque el fenómeno de la naturaleza es la sobreimposición de las
imperfecciones de la evolución progresiva.
Dios no es el causante de los desastres de la naturaleza impersonal.
(57.4) 4:2.7 Los defectos
aparentes del mundo natural no son indicios de ningún defecto correspondiente
en el carácter de Dios. Más bien las imperfecciones que se observan son
meramente las inevitables y momentáneas interrupciones en la proyección de una
película infinita. Son estas mismas interrupciones-defectos de la
continuidad-perfección las que permiten que la mente finita del hombre material
obtenga una visión fugaz de la realidad divina en el tiempo y en el espacio.
Las manifestaciones materiales de la divinidad parecen defectuosas en la mente
evolutiva del hombre, sólo porque el hombre mortal persiste en visualizar los
fenómenos de la naturaleza a través de los ojos naturales, por medio de la
visión humana sin la ayuda de mota morontiana ni de la revelación, su sustituto
compensatorio en los mundos del tiempo.
Parece también que
existiera una divergencia entre los actos breves, pero destructivos e impersonales de la
naturaleza, con nuestra percepción personal interna. Esta aparente divergencia o interrupción es porque los otros
agentes de la Deidad funcionan en torno a las fuerzas impersonales físicas. Y cómo la naturaleza es impersonal, a
veces, parece divorciada de tus sentimientos espirituales personales. Intentaré
simplificarlo peligrosamente:
1-
El Padre
Universal mediante el Ajustador funciona en una relación personal interna que
te empuja a la compasión, bondad y verdad. El
se ocupa de la relación con el individuo. Opera desde tu interior hacia el exterior.
2-
EL Hijo Eterno y Original se ocupa
constantemente de los múltiples grupos de seres vivientes. Se ocupa de las administraciones universales, planetarias y colectivas, los planes cósmicos o propósito para las especies y razas. Opera a través de los cambios y evoluciones en las épocas.
3-
El Espíritu Infinito o Actor Conjunto se ocupa
a través de los universos de las fuerzas
impersonales, y las agencias del Actor Conjunto manipulan incesantemente
las fuerzas y energías de todo el espacio. La Tercera Fuente responde tanto a
lo material como a lo espiritual. Opera desde el exterior afectando a los individuos y grupos.
Notamos que el Padre opera
en nosotros, en el interior, como personas. El Hijo, en los grupos y
administradores de los universos (varias órdenes de inteligencias y ángeles) y el Espíritu
Infinito en las fuerzas más impersonales. De pronto, la naturaleza material y aún
en evolución, progreso, calibración y ajuste a su mejoramiento, obra en un breve espacio-tiempo, en
desarmonía con el aspecto más personal del Padre que opera en nosotros, en las inteligencias personales. Así un
día puedes estar fervientemente hablando con tu Ajustador, y a la vez, sufriendo
una lluvia torrencial que anega tu casa.
¿Cómo es posible que el Dios Todopoderoso con el que converso no pueda detener esa lluvia? Y el hombre aún carente de esta visión del funcionamiento Cósmico se apresura en culpar a Dios o reclamar su intervención externa. Una visión infantil de Dios aún persiste en muchas personas.
Pero el Padre, si intervendrá. Y lo hace desde tu interior al exterior.
La razón, es que el Padre obrará en ti
en su ministerio personal interno, para lograr la armonización de la devastación
que provoca lo impersonal. La tormenta es temporal, pero representa la
posibilidad de manifestar el amor, altruismo y compasión de forma heroica ante
los desastres naturales. Nosotros somos colaboradores de Dios al restablecer el equilibrio.
(115.7) 10:7.5 La mente mortal puede pensar inmediatamente en mil y una cosas —catástrofes físicas, accidentes espantosos, desastres horribles, enfermedades dolorosas, y calamidades mundiales— y preguntarse si tales visitaciones están correlacionadas con las maniobras desconocidas de este probable funcionamiento del Ser Supremo. Francamente, no lo sabemos; no estamos realmente seguros. Pero sí observamos que, según pasa el tiempo, todas estas situaciones difíciles y más o menos misteriosas resultan siempre en el bienestar y progreso de los universos. Puede ser que la función del Supremo y el supercontrol de la Trinidad entrelazan todas las circunstancias de la existencia y las inexplicables vicisitudes de la vida en un modelo significativo de alto valor.
(115.7) 10:7.5 La mente mortal puede pensar inmediatamente en mil y una cosas —catástrofes físicas, accidentes espantosos, desastres horribles, enfermedades dolorosas, y calamidades mundiales— y preguntarse si tales visitaciones están correlacionadas con las maniobras desconocidas de este probable funcionamiento del Ser Supremo. Francamente, no lo sabemos; no estamos realmente seguros. Pero sí observamos que, según pasa el tiempo, todas estas situaciones difíciles y más o menos misteriosas resultan siempre en el bienestar y progreso de los universos. Puede ser que la función del Supremo y el supercontrol de la Trinidad entrelazan todas las circunstancias de la existencia y las inexplicables vicisitudes de la vida en un modelo significativo de alto valor.
Definitivamente el Dios personal y Padre no causa el sufrimiento y desastre. Estos son fenómenos de una interrupción breve del dominio de la Tercera Fuente porque el universo material también es un organismo impersonal que muta y que a veces choca con lo personal. Pero la sabiduría Divina permite que de estas situaciones adversas nuestras cualidades sean refinadas como el Oro.
Otro aspecto es que colectivamente la humanidad debe aprender a minimizar los riesgos evitando construir en zonas peligrosas.
Otro aspecto es que colectivamente la humanidad debe aprender a minimizar los riesgos evitando construir en zonas peligrosas.