lunes, 7 de diciembre de 2015

El escape del tiempo a la eternidad

La única "condena" inevitable a la que estamos expuestos los seres en el espacio y tiempo es al paso del tiempo.

En una entrada ya pasada se explicaba que el llamado "envejecimiento" es realmente causado por el espacio y tiempo:

http://estudiosdelasescrituras.blogspot.cl/2014/06/envejecimiento-y-espacio-tiempo.html

En realidad, todas las cosas materiales que conocemos tienen un proceso de desgaste por el tiempo y la interacción con los elementos. Solo basta que observemos una roca como es erosionada con el viento. Todo instante espacio temporal cambia, y los elementos materiales que navegan en el flujo del tiempo. Todas las cosas y paisajes cambian y "mueren" de alguna forma. La muerte también es cambio.

http://estudiosdelasescrituras.blogspot.cl/2013/01/la-entriopia.htm

Nuestro Sol también provoca una paradoja. El nos da la vida al ser un catalizador original de impulso vital de las plantas y seres vivos, pero también nos mata. Es cómo el fuego vital para la preparación de una comida, pero la exposición continuada también la puede arruinar. Así el Sol también nos comienza a envejecer. Las células animales no están preparadas o calibradas para soportar la radiación constante solar que nos ataca permanentemente. El mismo ojo humano no está diseñado para mirar directamente al Sol. Notamos que el astro solar hasta destiñe a los colores de nuestras prendas. Imagina como afecta a nuestras células.

Esto significa que a pesar del magnífico trabajo de los Portadores de la Vida al intentar adaptar diseños vitales de vida a los medio ambientes complicados;  los mecanismos vitales ni de los animales, humanos y plantas son perfectos ni menos invulnerables.

En los mundos moronciales la luz no provoca la sensación de calor sofocante ni tampoco sufriremos quemaduras a la piel. También no veremos a una estrella de la cual emana la energía luminosa, sino que esta proviene de toda la bóveda celeste tal como explican los Documentos.

Lo único real y que es trascendente a la ilusión espacio-temporal (nuestro capullo presente) es la Personalidad, el Alma y ser Interior que sobrevive a la muerte como lo único real en sentido cósmico.

(1439.2) 130:7.4  En los mundos habitados, la personalidad humana (habitada y orientada por el espíritu del Padre del Paraíso) es la única realidad físicamente relacionada que puede trascender la secuencia material de los eventos temporales.

Por esa razón Jesús nos animaba a atesorar en los cielos. Los "tesoros en los cielos" son esas experiencias internas de valor basadas en el amor y la misericordia, los actos altruistas son lo único que nos llevamos al otro lado, y que en el otro lado serán realmente "tangibles", por que incluso nuestro nuevo cuerpo será en proporción a nuestro ser interno.

Lo único que rompe el espacio y el tiempo es el Amor, lo cual es lo único real.

El Árbol de la Vida
El Séquito del Príncipe Planetario y los Adanes y Evas planetarios son seres celestiales que tienen la condición de eternos ya que viven en los mundos moronciales. La condición de la experiencia en la muerte y el espacio tiempo, incluyendo la resurrección ya había sido vivida  por el Séquito Corpóreo en sus antiguos planetas natales. Cuando se les asigna en misión a un planeta temporal, en justicia también se les entrega el suplemento de los árboles de la vida. Notemos que esta planta también es celestial y es afín a ellos mismos para ayudarles a perdurar indefinidamente en un planeta temporal. Es como si el alimento celestial fuese traído para prolongar la vida celestial en la Tierra, en un mundo sujeto a la entropía temporal. Los Adanes y Evas también son celestiales y puesto que debían procrear el néctar de una raza mejor en el mundo, debían vivir varios siglos para completar su trabajo de crear una reserva biológica fuerte (de millones de hijos directos). Por esa razón, también comían del árbol de la vida.

Sin embargo, el árbol de la vida al ser una planta celestial no era afín a las criaturas espacio-temporales:

(826.4) 73:6.7 Cuando los noditas invadieron a Edén, se les dijo que se harían como «dioses si comían el fruto del árbol». Para gran sorpresa suya, lo hallaron sin custodia. Durante años comieron libremente el fruto, mas no les surtió ningún efecto; todos eran mortales materiales del reino; carecían de la dotación que hacía de complemento del fruto del árbol. Se enfurecieron con su incapacidad de beneficiarse del árbol de la vida, y en relación con una guerra interna suya, incendiaron tanto el templo como el árbol dejando a ambos destruidos; sólo quedó de pie la muralla de piedra hasta que se sumergió posteriormente el Jardín. 

Notamos, que el árbol de la vida no era para las criaturas materiales, no surtía ningún efecto en ellas. Era solo para criaturas celestiales trasladadas a la Tierra en una función específica. No tenía efecto alguno en los seres nativos de origen espacio temporal como nosotros.

Hasta Melquisedek siendo un ser materializado de origen celestial comenzó a envejecer en su estado de hombre material:

(1015.6) 93:2.6 Aunque Maquiventa vivió en la forma en que lo hacían los hombres del reino, no se casó nunca ni podría haber dejado vástagos sobre la tierra. Su cuerpo físico, aunque se parecía al del varón humano, era en realidad del orden de aquellos cuerpos especialmente construídos utilizados por los cien miembros materializados del séquito del Príncipe Caligastia, excepto que no llevaba el plasma de vida de raza humana alguna. Tampoco estaba disponible en Urantia el árbol de la vida. Si Maquiventa hubiese permanecido sobre la tierra por un largo período de tiempo, su mecanismo físico se habría deteriorado gradualmente; tal como ocurrieron las cosas, terminó su misión de autootorgamiento en noventa y cuatro años, mucho antes de que su cuerpo material comenzara a desintegrarse.

Así que notamos, que el envejecimiento y desintegración celular no son un asunto que se hereda. Todas las cosas y seres expuestos en un ambiente espacio-temporal comienzan el proceso de desintegración al igual que una roca ante el sol y el viento.

Jesús mismo hubiese envejecido si hubiese permanecido en la carne. Las religiones han hecho gran confusión de conceptos, teorizan y relacionan el pecado con el mecanismo de vejez y muerte, pero si esto fuese así, los ángeles rebeldes y pecadores también deberían envejecer y morir. Entonces notamos que el quid de la cuestión no es el pecado y envejecimiento, sino el medio ambiente espacio-temporal, la estructura de los seres celulares. 

Es interesante que la Biblia si aborda esto cuando comenta sobre lo que es la Incorrupción. Notemos lo que admite la Obra Perspicacia:

"Incluso los cuerpos humanos perfectos son corruptibles, es decir, pueden deteriorarse o ser destruidos. Por este motivo, el apóstol Pablo pudo decir que Jesús, después de su resurrección, estuvo “destinado a nunca más volver a la corrupción” (Hch 13:34), o no volver a vivir nunca en un cuerpo humano corruptible".

Jesús, por lo tanto, si vivía en un cuerpo bajo corrupción. El error de la obra es mezclar y hablar de una "perfección" de Jesús en relación al cuerpo físico, algo que la Biblia nunca hace, sino que mas bien es algo teórico religioso. La Biblia si habla claramente de la Corrupción e Incorrupción. En una entrada posterior ahondaremos en eso.

Mientras tanto, hemos de enfatizar que la única forma de alcanzar la realidad verdadera es que nuestro Ser Interior se fortalezca en ese grado de crecimiento espiritual auténtico, y así escapar del tiempo y llegar a la Eternidad.

¿Por qué el Padre quiso crear una realidad espacio-temporal? Los Documentos ampliamente analizan este asunto profundo. Una de las razones es que cuando vivimos en el tiempo, experimentamos un asunto a la vez, y cosechamos fruto de lo que sembramos, obtenemos experiencia gradual y podemos disfrutar del proceso. Esto lo hemos vivido desde niños y lo seguiremos experimentando hasta que gradualmente abracemos la eternidad, la existencia sin tiempo.

Por esa razón, lo que hagamos a cada momento es importante en esta vida. Cada acto de amor, cada semilla de bondad, cada acción de gracias y cualidad experimentada en el espacio-tiempo, es lo  únicamente real, y que será expresado en el viaje hacia la Eternidad.

En el universo casi sin tiempo de Havona, en ese lugar en que casi mil años humanos son un día, los nativos de Havona reciben con especial atención a los peregrinos del tiempo, y allí se produce un intercambio especial:

(221.4) 19:6.2 Durante vuestra larga estadía en los mil millones de mundos de cultura havonal desarrollaréis una amistad eterna con estos seres magníficos. ¡Cuán profunda es la amistad que florece entre una criatura personal más baja de los mundos del espacio-tiempo y estos altos seres personales nacidos en las esferas perfectas del universo central! Los mortales ascendentes, en su larga y tierna asociación con los nativos de Havona, mucho hacen para compensar el empobrecimiento espiritual de las etapas primitivas de su progresión mortal. Al mismo tiempo, gracias a sus contactos con los peregrinos ascendentes del tiempo, los havoneros adquieren una experiencia que compensa considerablemente las limitaciones experienciales inherentes a haber vivido siempre una vida de perfección divina. Grandes y mutuos son los beneficios tanto para los mortales ascendentes como para los nativos de Havona.

Las experiencias de los seres del tiempo compensarán a las realidades siempre presentes de los seres sin tiempo, y viceversa.