domingo, 24 de abril de 2016

El Apocalipsis a la luz de la Quinta Revelación - Parte 1

(1007.1) 92:4.1 La revelación es evolucionaria pero siempre progresista. A través de las edades de la historia de un mundo, las revelaciones de la religión son cada vez más amplias y sucesivamente más esclarecedoras. Es misión de la revelación ordenar y censurar las sucesivas religiones de evolución.

En estas entradas precisamente intentaremos analizar como la Revelación Posterior de los Documentos de Urantia o Quinta Revelación, puede ordenar y censurar a cierta publicación religiosa, que originalmente estaba basada en otra Revelación anterior. Esto nos permitirá entender mejor el llamado Apocalipsis de Juan.

El libro de Revelación o Apocalipsis de San Juan durante muchos siglos fue puesto en duda en cuanto a su condición de inspirado. Martín Lutero tenía sospechas sobre él y muchos catálogos antiguos no lo contenían por su claro lenguaje judeo-apocalítico similar a otras obras (similares a libros de la apocalíptica judía como el libro de Enoc). 

Es justo decir que la Revelación de Juan recicla varios términos y visiones similares  a obras como Daniel, Ezequiel e Isaías. Esas obras presentaban un gran simbolismo pictórico destinado a graficar cambios humanos. Sobre este estilo literario, los Documentos dicen:

 (1500:2) "Unos cien años antes de los tiempos de Jesús y de Juan había surgido en Palestina una nueva escuela de maestros religiosos: los apocalipsistas. Estos nuevos maestros desarrollaron un sistema de creencias que explicaba los sufrimientos y la humillación de los judíos como expiación por los pecados de la nación. Se basaban en las razones históricamente bien conocidas que se habían invocado para explicar el cautiverio en Babilonia y en otros lugares en tiempos pasados. Pero, según enseñaban los apocalipsistas, Israel debía consolarse; los días de su aflicción estaban por terminar; el castigo del pueblo elegido de Dios estaba llegando a su término......». 

Un estudio objetivo del Apocalipsis de Juan señala que estaba escrito para las iglesias de finales del siglo I, que sufrían la persecución de la "bestia romana". Sin embargo, el Libro de Urantia también reconoce con mucho respeto el gran valor del Apocalipsis como una "gran revelación", aunque es realista al comentarnos que no fue inmune a los procesos del tiempo que afectan las narrativas:

"Durante su exilio temporal en Patmos, Juan escribió el libro del Apocalipsis, que vosotros ahora tenéis en su forma muy resumida y distorsionada. Este libro del Apocalipsis contiene los fragmentos que quedaron de una gran revelación, porque se perdieron grandes porciones, otras fueron eliminadas después de que Juan las escribiera. Se lo preserva tan sólo en forma fragmentaria y adulterada." - L.U Página 1556 

Según los Documentos el Apocalipsis presenta estos problemas:

1- Está resumido y distorsionado. Esto último pudo haber sido producto de las traducciones entre otros asuntos.

2- Solo tiene fragmentos de una gran revelación. Se perdieron grandes porciones.

3- Las lagunas fueron llenadas con otros elementos añadidos a la narrativa.

Actualmente hay decenas de interpretaciones diferentes del Apocalipsis por cientos de Iglesias que le dan su propia interpretación, a veces cambiante. Si Dios realmente hubiese entregado directamente y exactamente el mismo Apocalipsis que hoy tenemos en la Biblia, de alguna forma habría contribuido a semejante proliferación sectaria. Algo, sin duda, ocurrió en el camino durante estos casi dos milenios.

Los "siete espíritus de Dios"

Un ejemplo del problema lo presentan los documentos. De la página 378 de L.U  transcribo la siguiente cita que permite inferir el criterio de autoridad conferido a Juan como autor de partes de sus escritos en el Apocalipsis o Revelación y la mezcla de presentaciones distintas:


(378.5) 34:4.11 Éstos son los «siete espíritus de Dios», «como lámparas encendidas delante del trono» que el profeta vio en los símbolos de la visión. Pero no vio los asientos de los veinticuatro centinelas junto a estos siete espíritus ayudantes de la mente. Este registro representa la confusión de dos presentaciones, una referente a la sede del universo y la otra, a la capital del sistema. Los asientos de los veinticuatro ancianos están en Jerusem, la sede de vuestro sistema local de mundos habitados.

Los "siete espíritus ayudantes de la mente" son éstos "espíritus de Dios" y parten de la sede del universo a ministrar a las criaturas habitadas por un fragmento de Dios.

Los veinticuatro ancianos

(513.4) 45:4.1 En el centro de los siete círculos residenciales angélicos en Jerusem está ubicada la sede central del concilio asesor de Urantia, los veinticuatro consejeros. Juan el Revelador los llamó los veinticuatro ancianos: «Y alrededor del trono había veinticuatro asientos, y sentados en los asientos vi a veinticuatro ancianos, vestidos de togas blancas». El trono en el centro de este grupo es el asiento de juicio del arcángel presidente, el trono del llamado a la resurrección de la misericordia y justicia. Este asiento de juicio siempre ha estado en Jerusem, pero los veinticuatro asientos que lo rodean se colocaron en posición hace no más de mil novecientos años atrás, poco después de que Cristo Micael fuera elevado a la soberanía plena de Nebadon. Estos veinticuatro consejeros son sus agentes personales en Jerusem, y tienen autoridad para representar al Hijo Mayor en todos los asuntos que se refieren al llamado de lista y también en muchas otras fases del esquema de la ascensión mortal en los mundos aislados del sistema. Son los agentes designados para ejecutar las solicitudes especiales de Gabriel y los mandatos poco comunes de Micael.

Estos 24 ancianos no deben confundirse con los 144.000 que analizaremos posteriormente. Los Documentos de Urantia revelan que entre los miembros de éstos 24 consejeros están algunos de los grandes profetas y maestros religiosos que vivieron en la Tierra, y después de haber sido resucitados o trasladados y capacitados, ahora están como seres glorificados entre los cuales figura Enoc, Moisés, Elías, Juan el Bautista, etc. Ellos son los representantes de Micael para los asuntos de la Tierra, en la sede del sistema de mundos.

Las criaturas vivientes

(378.6) 34:4.12 Pero acerca de Salvington, Juan escribió: «Y del trono salían relámpagos y truenos y voces» —las transmisiones del universo a los sistemas locales. También visualizó a las criaturas de control direccional del universo local, las brújulas vivientes del mundo sede. Las cuatro criaturas de control de Salvingtón, quienes operan sobre las corrientes del universo, mantienen este control direccional en Nebadon y están asistidas capazmente por el primer espíritu de mente, el ayudante de intuición, el espíritu de «rápido entendimiento». Pero la descripción, en inglés, de estas cuatro criaturas, llamadas bestias, ha sido lamentablemente estropeada. Son de una belleza sin paralelo y de una forma exquisita.

El apunte del Libro de Urantia es exacto. Aunque la Traducción del Nuevo Mundo de la Biblia traduce correctamente "criaturas vivientes", la Biblia King James las traduce efectivamente "bestias" y otras versiones como la Reina Valera de 1909 las traduce "animales". Esto es un ejemplo del problema de muchas traducciones con la transcripción de las palabras con el paso del tiempo. Y parece evidente que los primeros copistas del libro tuvieron dificultades iniciales en el proceso. Por esa razón existió mucha duda para incluir al Apocalipsis en el Canon Bíblico.


Además, según los Documentos estas visión de Apocalipsis son mezclas de visiones diferentes, se nos dice que "representa la confusión de dos presentaciones" y es posible que las llamadas caras de león, águila, toro y humano sean reciclajes del libro de Ezequiel insertados por el copista en esta edición posterior del Apocalipsis.

El gran dragón

“Y se vio otra señal en el cielo, y, ¡miren! un dragón grande de color de fuego, con siete cabezas” - Apocalipsis 12:3

(602.3) 53:1.6 El dragón se volvió finalmente la representación simbólica de todos estos personajes malvados. Cuando triunfó Micael, «Gabriel bajó de Salvington y encadenó al dragón (todos los líderes rebeldes) por una edad». De los rebeldes seráficos de Jerusem se ha escrito: «Y a los ángeles que no mantuvieron su estado primario sino que abandonaron su propia morada, aseguró con fuertes cadenas de oscuridad hasta el juicio del gran día».

Los Documentos señalan que Lucifer inició la rebelión celestial. Pero le siguió Satanás, Caligastia, Daligastia, Abadón, Beelzebú y Nod. Estos serían la representación simbólica del dragón de siete cabezas o líderes y su extensión de la misma en torno a la Tierra. Por esa razón, se indica que de alguna forma "fue arrojado" o dirigido a la Tierra. 



La Guerra Celestial

(606.2) 53:5.6 «Había guerra en los cielos; el comandante de Micael y sus ángeles lucharon contra el dragón (Lucifer, Satanás y los príncipes apóstatas); y el dragón y sus ángeles rebeldes lucharon pero no prevalecieron». Esta «guerra en los cielos» no fue una batalla física tal como se la puede concebir en Urantia. En los primeros días de la lucha Lucifer permaneció continuamente en el anfiteatro planetario. Gabriel condujo una exposición incesante de los sofismas rebeldes desde su sede central situada en las cercanías. Las varias personalidades presentes en la esfera que tuvieran duda en cuanto a su actitud se trasladaban de uno a otro sitio, escuchando las disertaciones hasta llegar a una decisión final.

Cómo notamos, la "batalla" era una cuestión de propaganda e ideas contrarías al sistema de gobernación celestial. No era una guerra física con espadas o sables de luz.


(606.3) 53:5.7 Pero esta guerra en los cielos fue muy terrible y muy real. Aunque no exhibía ninguna de las barbaridades tan características de la guerra física en los mundos inmaduros, este conflicto era mucho más mortífero; la vida material corre peligro en el combate material, pero la guerra en los cielos se peleó en términos de vida eterna.

Algo revelador que indican los Documentos es que ésta guerra estalló hace 200 mil años terrestres atrás. Por esa razón, Juan habla que "estalló guerra en el cielo". Y esta revuelta duró un tiempo en los cielos:

(605.4) 53:4.7 Sin embargo, esta demora fue un período de gran prueba y comprueba para los seres leales de toda Satania. Durante varios años todo fue caótico, y hubo gran confusión en los mundos de estancia.

Finalmente hasta la venida de Cristo Micael a nuestro mundo, la guerra comenzó a llegar a su fin:

(609.6) 53:8.3 El autootorgamiento de Micael terminó la rebelión de Lucifer en todo Satania fuera de los planetas de los Príncipes Planetarios apóstatas. Y éste fue el significado de la experiencia personal de Jesús poco antes de su muerte en la carne cuando cierto día exclamó a sus discípulos: «Y contemplo cómo cae Satanás desde el cielo como un rayo». Había concurrido a Urantia con Lucifer para sostener una última contienda crucial.

Desde entonces los rebeldes han comenzado a ser gradualmente arrestados y otros confinados en su marco de acción, reducidos a la Tierra.

Continuaremos analizando el Apocalipsis de Juan y las citas de los Documentos sobre él, en próximas entradas.