En Mateo 1:23 se lee:
“¡Miren! La virgen quedará encinta y dará a luz
un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel”, que, traducido, significa: “Con
Nosotros Está Dios”.
Aquí Mateo está citando de
Isaías 7:14. No obstante, el texto de Isaías en hebreo no usa la palabra “virgen”
sin doncella:
“Por lo tanto, Jehová
mismo les dará una señal: ¡Miren! La
doncella misma realmente quedará encinta, y va a dar a luz un hijo, y
ciertamente le pondrá por nombre Emmanuel”.
Varios investigadores se
han dado cuenta de un problema en este asunto. La expresión específica para
“virgen” en el Antiguo Testamento o Escrituras Hebreas es betuláh y esta no es precisamente la que aparece en Isaías 7.14, la
cual es almáh que inicialmente no
demanda la traducción de “virgen” sino de “mujer joven” y que es diferenciada
de la otra, pues su referencia primaria es a una muchacha o joven en edad
casadera, que bien pudiera ser virgen, pero que necesariamente no tiene que serlo.
La forma de fortalecer
nuestro argumento de que la traducción “virgen” no es la adecuada en Isaías 7:14,
es el análisis de los demás pasajes en los que, en el mismo libro de Isaías,
hallamos la palabra “virgen”. Pues bien, la palabra “virgen” la encontramos en
el libro de Isaías, además de Isaías 7: 14, en los siguientes pasajes: 23:4,
12; 37: 22; 47:1; 62:5 (un total de cinco ocasiones).
Estas cinco ocasiones es
la traducción de betuláh. Esto significa que considerando específicamente las
menciones de la palabra “virgen” en todo el libro de Isaías, exceptuando el 7:14,
se puede demostrar que cuando en este libro se quiso hacer referencia a una
muchacha específica y propiamente “virgen”, se usó la palabra usual para ello
en todas las Escrituras Hebreas.
Luego, pasamos a verificar cómo tradujo la Septuaginta
la forma hebrea que está detrás de la traducción “virgen” en los pasajes en
cuestión. En todos, incluyendo Isaías 7:14 traduce parthénos): virgen, no
casada.
La razón de que Mateo
pueda tomar como referencia a Isaías 7:14 y presentar lo ocurrido con María y
Jesús como cumplimiento profético de dicho pasaje, es porque estaba leyendo la versión griega de dicho
texto. El autor del evangelio de Mateo llama a María “virgen”, como
cumplimiento de Isaías 7:14, porque usó la palabra de la Septuaginta. Sin
embargo, la traducción “virgen” en este pasaje no fue ni es una adecuada
traducción.
Tengamos presente que la
Septuaginta fue el deseo del rey griego de Egipto Ptolomeo II Filadelfo, quién
deseaba proveer a la Biblioteca de Alejandría de una versión griega de los
textos hebreos. Esta traducción evidentemente intentaba armonizar con el
pensamiento helenizado que hablaba de los héroes y dioses nacidos de vírgenes.
Y parece patente que el redactor de Mateo cita de la misma al momento de
presentar el Evangelio al mundo gentil. En siglos posteriores cuando el
Catolicismo reafirmó este asunto con el Dogma de la Virginidad Perpetua de María,
los asuntos crearon en la mente de la gente la idea un nacimiento casi
sobrenatural de un ser “engendrado por Espíritu Santo”, alguien humano pero que
parecía más bien un dios-hombre, más común a la mentalidad oriental.
Los Documentos de Urantia
hacen una revelación sobre este asunto. Nos dan a entender que tanto José y María
como esposos normales y corrientes tuvieron relaciones sexuales, y de ésta
normal unión nació Jesús de Nazaret. Sin embargo, lo extraordinario de esto,
era que él realmente sí venia de los cielos, y era el gobernante de nuestro
universo:
(1317.1)
119:7.5 Josué ben José, el niño judío, fue engendrado y nació en el mundo tal
como cualquier otro bebé antes y desde entonces, excepto que este bebé en particular fue la encarnación de Micael de
Nebadon, un Hijo divino Paradisiaco y el Creador de este entero universo local
de cosas y seres. Y este misterio del autootorgamiento de la Deidad dentro de
la forma humana de Jesús, por otra parte de origen natural en el mundo,
permanecerá por siempre sin solución. Aun en la eternidad jamás conoceréis la
técnica y método del autootorgamiento del Creador en la forma y semejanza de
sus criaturas. Ése es el secreto de Sonarington, y estos misterios son posesión
exclusiva de aquellos Hijos divinos que han pasado por la experiencia del
autootorgamiento.
Uno de los propósitos de
Micael era vivir la experiencia humana en toda su dimensión desde el nacimiento
hasta la muerte y resurrección. ¿Por qué partir alterando el proceso normal con el que arranca la vida humana? Cuando Jesús se llamaba así mismo el “Hijo del
Hombre” era porque realmente era hijo del
hombre.
La idea de la Virginidad de María llevo al cristianismo a muchas direcciones primitivas y extrañas, como el establecimiento del culto a la misma, el considerar pecaminosas las relaciones sexuales, el asociar el pecado con la imperfección, y muchas ideas inverosímiles para salvar estos asuntos.
La idea de la Virginidad de María llevo al cristianismo a muchas direcciones primitivas y extrañas, como el establecimiento del culto a la misma, el considerar pecaminosas las relaciones sexuales, el asociar el pecado con la imperfección, y muchas ideas inverosímiles para salvar estos asuntos.