4:1.1 (54.4) Por muchas
épocas los habitantes de Urantia han interpretado erróneamente la providencia
de Dios. Hay una providencia divina trabajando en vuestro mundo, pero no se
trata del ministerio infantil, arbitrario y material que muchos mortales han
concebido. La providencia de Dios consiste en las actividades entrelazadas de
los seres celestiales y de los espíritus divinos que, de acuerdo con las leyes
cósmicas, laboran incesantemente por el honor de Dios y para el desarrollo
espiritual de sus hijos en el universo.
Notamos que la Providencia
más que actuar en el ámbito físico, trabaja en aspectos relacionados con
nuestro interior. Cuando los israelitas salieron de Egipto, pudieron observar
grandes fenómenos de un aparente poder divino. Sin embargo, la misma Biblia
admite que aquello no les sirvió para corregir su corazón. La Providencia
verdadera, no es por lo tanto, el vehículo externo de demostración sobrenatural
de Dios, para obligar a mentes infantiles a servirle.
El trabajo de la
Providencia es más bien una obra que nos ilumina desde el interior, para lograr
nuestro auténtico progreso espiritual.
4:1.2 (54.5) ¿No podéis
vosotros acaso desarrollar vuestro concepto sobre el trato de Dios con el
hombre hasta el punto de reconocer que la consigna del universo es progreso? A
través de prolongadas edades la raza humana ha luchado para llegar a su estado
actual. A lo largo de todos estos milenios la Providencia ha estado laborando
en el plan de la evolución progresiva. Estas dos ideas no son opuestas en la
práctica, sino tan sólo en los conceptos erróneos del hombre. La providencia
divina no se enlista jamás en oposición al verdadero progreso humano, tanto
temporal como espiritual. La providencia está siempre de acuerdo con la
naturaleza inmutable y perfecta del supremo Legislador.
4:1.4 (55.2) No hay
límites a las fuerzas y personalidades que el Padre puede utilizar para
mantener su propósito y sostener a sus criaturas. «El Dios eterno es nuestro
refugio, y abajo están sus brazos sempiternos». «El que habita en el lugar
secreto del Altísimo morará bajo la sombra del Todopoderoso». «Mirad, el que
nos guarda no se adormecerá ni se dormirá». «Sabemos que todas las cosas
cooperan para bien de los que aman a Dios», «porque los ojos del Señor están
sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones».
A veces tenemos la conciencia
de que ocurren hechos externos-internos muy íntimos que provocan un crecimiento en
nuestro ser. Tomamos conciencia de que Dios responde nuestras oraciones, no
tanto para librarnos de circunstancias externas desagradables, sino para otorgarnos
cualidades internas que nos hacen crecer interiormente y enfrentar sabiamente las mismas.
¿Podemos entender que
somos semillas que aún no demuestran lo que realmente somos? Por eso, la
consigna del universo es el progreso. Todos debemos seguir progresando sin fin,
y la Providencia nos ayuda en esa dirección.
4:0.3 (54.3) El asombroso
plan de perfeccionar a los mortales evolutivos y, una vez que alcanzan el
Paraíso y los Cuerpos de la Finalidad, el proporcionar capacitación ulterior
para alguna tarea futura no revelada, parece ser, al actualmente, una de las
ocupaciones principales de los siete superuniversos y sus muchas subdivisiones.
Una de las formas en como
la Providencia verdadera actúa es mediante los serafines:
113:4.1 (1245.1) Los
serafines son estimuladores de la mente; intentan continuamente promover en la
mente humana las decisiones que cumplen los círculos. Lo hacen, no de la manera
en que lo hace el Ajustador, operando desde adentro y a través del alma, sino
más bien desde afuera hacia adentro, trabajando a través del medio ambiente social,
ético y moral de los seres humanos.
113:4.4 (1245.4) El
impulso a la adoración se origina en gran parte en las estimulaciones
espirituales de los ayudantes de la mente más elevados, reforzadas por la guía
del Ajustador. Pero el impulso a la oración tan frecuentemente experimentado
por los mortales conscientes de Dios surge muy frecuentemente como resultado de
la influencia seráfica. El serafín guardián está manipulando constantemente el
medio ambiente mortal para el propósito de aumentar el discernimiento cósmico
del ascendente humano con el fin de que dicho candidato para la supervivencia
pueda adquirir una realización enaltecida de la presencia del Ajustador
residente y de esta manera pueda dar una mayor cooperación a la misión
espiritual de la presencia divina.
Hay circunstancias externas manipuladas por los serafines y otras agencias espirituales al servicio de Dios, pero éstas son muy sutiles y no estruendosas. De pronto, ciertas circunstancias se dan para que podamos madurar, hacer nuestros ajustes internos, orar, y crecer. Cuando el medio ambiente externo se vuelve favorable, podemos hablar de la verdadera Providencia, la mano de Dios en nuestros asuntos.
Hay circunstancias externas manipuladas por los serafines y otras agencias espirituales al servicio de Dios, pero éstas son muy sutiles y no estruendosas. De pronto, ciertas circunstancias se dan para que podamos madurar, hacer nuestros ajustes internos, orar, y crecer. Cuando el medio ambiente externo se vuelve favorable, podemos hablar de la verdadera Providencia, la mano de Dios en nuestros asuntos.