Nota: Debe leerse antes la entrada previa.
Los 24 consejeros
Otra cita del Apocalipsis
que aparece en los Documentos es esta:
45:4.1 (513.4)
En el centro de los siete círculos residenciales angélicos en Jerusem está
ubicada la sede central del concilio asesor de Urantia, los veinticuatro
consejeros. Juan el Revelador los llamó los veinticuatro ancianos: «Y alrededor
del trono había veinticuatro asientos, y sentados en los asientos vi a
veinticuatro ancianos, vestidos de togas blancas». El trono en el centro de
este grupo es el asiento de juicio del arcángel presidente.
Los Documentos
explican que éstos 24 consejeros están en la sede central en Jerusem, y la
mayoría son ex mortales, ahora glorificados, que fueron grandes profetas y
maestros en la Tierra, como Enoc, Moisés, Elías, Juan el Bautista, etc.
También se nos
describe en varios párrafos el mar de cristal, como punto de encuentro para las
transmisiones y llegada de los graduados del séptimo mundo de estancia. Y uno
de esos párrafos nos dice:
46:3.1 (522.1)
Las transmisiones del superuniverso y del Paraíso-Havona se reciben en Jerusem
en enlace con Salvington y mediante una técnica que comprende el cristal polar,
el mar de cristal.
Revelación lo
describe así:
“Y alrededor
del trono [hay] veinticuatro tronos, y sobre estos tronos [vi] sentados a
veinticuatro ancianos vestidos de prendas de vestir exteriores blancas, y sobre
sus cabezas coronas de oro. Y del trono proceden relámpagos y voces y
truenos; y [hay] siete lámparas de fuego ardiendo delante del trono, y estas
significan los siete espíritus de Dios. Y delante del trono hay, como si
fuera, un mar vítreo semejante a cristal”. – Apocalipsis 4:4-6
La “ciudad que
desciende del cielo”
Los Documentos
señalan que cuando la Humanidad de este planeta algún día llegue a la Era de
Luz y Vida, ocurre un hecho especial:
52:7.11
(599.7) Fue acerca de la conclusión de la misión final de los Hijos
Instructores (por lo menos esa sería la cronología en un mundo normal) acerca
de que Juan escribió: «Yo vi un nuevo cielo y una nueva tierra y el nuevo
Jerusalén que bajaba de Dios saliendo del cielo, preparada como una princesa
adornada para su príncipe».
55:1.1 (622.1)
La presencia del templo morontial en la capital de un mundo habitado es el
certificado de admisión de dicha esfera a las edades establecidas de luz y
vida. Antes de que los Hijos Instructores abandonen un mundo, cuando concluye
su misión terminal, inauguran esta época final de logro evolucionario; presiden
ese día en que «el templo sagrado desciende a la tierra». Este acontecimiento,
que señala los albores de la era de luz y vida, se ve siempre honrado con la
presencia personal del Hijo Paradisiaco autootorgador en ese planeta, que
concurre para presenciar este gran día.
Juan el
Revelador vio esta Era de Luz y Vida, y algunos de sus impresiones fueron
mezcladas más adelante con la descripción de Jerusem, y el compilador final
adjuntó elementos de las profecías judías lo que conformó el capítulo 21 de Apocalipsis. De
hecho, cierta base de la creencia de algunos grupos que Cristo bajará a la
Tierra con la Nueva Jerusalén radica en la información de que un Templo
Morontial será establecido en la Tierra en el inicio de la Era de Luz y Vida en el futuro de la Humanidad y aparezca un Hijo del Paraíso. ¿Será éste el retorno de Miguel?
No lo sabemos.
55:1.3 (622.3)
Aunque se dice que los templos planetarios «descienden de los cielos», en
realidad no se transporta material real desde la sede central del sistema. La
arquitectura de cada uno de ellos se prepara en miniatura en la capital del
sistema, y los Supervisores del Poder Morontial posteriormente traen al planeta
esos planes aprobados. Ahí, en asociación con los Controladores Físicos
Decanos, se procede con la construcción del templo morontial, de acuerdo con
las especificaciones.
Es en estos
templos donde los humanos se fusionan con el Ajustador y son transportados sin
morir a los mundos de estancia. La muerte comienza a ser erradicada. Pero el plan sigue siendo la carrera ascendente. Estos Templos en la Tierra son una especie de "elevador" y se vuelven sistemas de comunicación directos con los mundos de estancia, para asambleas masivas de contacto, y ya como parte tangible y visible de un medio de comunicación masivo y real de una civilización, reemplazando a la Fe que tenemos ahora.
Los 144.000
Aunque no se
habla directamente de 144.000 humanos especiales, los Documentos citan algunas
veces el número 144 con características positivas, seráficas y divinas. Y más
especialmente se habla de 144.000 transmisiones:
39:2.15
(431.4) Emisores — recibidores y difusores— constituyen una subdivisión
especializada de los registradores seráficos, que se ocupa del envío de
registros y de la diseminación de información esencial. Su tarea es de orden
elevado, con tantos circuitos que 144.000
mensajes pueden atravesar simultáneamente las mismas líneas de energía.
¿Estará esta
capacidad de enviar un máximo de 144.000 mensajes asociada a un número
igualmente receptivo de humanos? ¿Será que el Cuerpo de Reserva del Destino, éstos
humanos que logran sincronicidad con su Ajustador, lleguen algún día a 144.000
humanos vivientes que puedan recibir simultáneamente estos 144.000 mensajes? ¿Son
estos los 144.000 vivientes que “tienen el nombre del Padre en la frente” (una
referencia al contacto con Dios)? Lo creo muy posible. El cuerpo de reservistas
en los años treinta era de unas 900 personas, y es posible que en la plenitud
de los tiempos, lleguen a existir 144.000 personas vivas en la Tierra que serán
capaces de guiar con fuerza y decisión a la Humanidad, hacia un destino mejor.
Aunque el Libro no lo dice directamente así como lo expreso, sospecho que es una posibilidad, ya que habla de los futuros líderes nacidos del espíritu que habrán de ayudar a la Humanidad para superar esta Era y pasar a la otra.
La Rebelión de Lucifer
Notemos este párrafo:
53:1.6 (602.3)
El dragón se volvió finalmente la representación simbólica de todos estos
personajes malvados. Cuando triunfó Micael, «Gabriel bajó de Salvington y
encadenó al dragón (todos los líderes rebeldes) por una edad».
53:5.6 (606.2)
«Había guerra en los cielos; el comandante de Micael y sus ángeles lucharon
contra el dragón (Lucifer, Satanás y los príncipes apóstatas); y el dragón y
sus ángeles rebeldes lucharon pero no prevalecieron». Esta «guerra en los
cielos» no fue una batalla física tal como se la puede concebir en Urantia. En
los primeros días de la lucha Lucifer permaneció continuamente en el anfiteatro
planetario. Gabriel condujo una exposición incesante de los sofismas rebeldes
desde su sede central situada en las cercanías. Las varias personalidades
presentes en la esfera que tuvieran duda en cuanto a su actitud se trasladaban
de uno a otro sitio, escuchando las disertaciones hasta llegar a una decisión
final.
53:5.7 (606.3)
Pero esta guerra en los cielos fue muy terrible y muy real. Aunque no exhibía
ninguna de las barbaridades tan características de la guerra física en los
mundos inmaduros, este conflicto era mucho más mortífero; la vida material
corre peligro en el combate material, pero la guerra en los cielos se peleó en
términos de vida eterna.
Es interesante que a diferencia de la "bestia salvaje" que ya aparecía en libros como Daniel (de la apocalíptica judía), la mención al "dragón" es algo nuevo, y parece debutar como una representación simbólica en el libro de Apocalipsis. Y los Documentos nos revelan que el dragón alude a todos éstos caudillos rebeldes. También es el "comandante de Micael", o sea Gabriel, quién lideró la "batalla mental y dialéctica" y finalmente logró la expulsión celestial.