85:1.2 (944.6) Las piedras impresionaron primero al hombre primitivo porque eran fuera de lo común debido a la forma en que aparecían tan repentinamente sobre la superficie de un campo cultivado o de un campo de pastura. Los hombres no sabían tomar en cuenta la erosión ni los resultados de la arada de la tierra. Las piedras también impresionaban mucho a los pueblos primitivos debido a su frecuente parecido con los animales. La atención del hombre civilizado se detiene ante numerosas formaciones rocosas de las montañas que tanto se asemejan al hocico de un animal o aun a un rostro humano.
85:1.1 (944.5) El primer objeto adorado por el hombre en evolución fue una piedra. Aún presentemente los katerinos del sur de la India adoran una piedra, así como lo hacen numerosas tribus en el norte de la India.
No es de extrañar que los hombres anaranjados y todos los pueblos posteriores en su evolución social hicieran de la piedra su refugio, no solo por motivos prácticos y de tecnología, sino también por un "respeto" ancestral hacia la misma que antes había tenido rasgos de adoración.
Los mismos adanitas canalizaron dichas técnicas preexistentes. Perfeccionaron la construcción en roca y piedra. Las pirámides y templos son el ejemplo palpable. Hasta hace pocos siglos, seguía siendo el método preferido en castillos y catedrales.
Aún hay pueblos que en su lenguaje religioso y cotidiano sienten reverencia a expresiones ligadas a la "roca", "las piedras sagradas", etc. Las runas y otros amuletos también son ejemplos. Y el amplio uso de las joyas por parte de las mujeres es un residuo atávico de esas antiguas admiraciones a las piedras.
Los mismos adanitas canalizaron dichas técnicas preexistentes. Perfeccionaron la construcción en roca y piedra. Las pirámides y templos son el ejemplo palpable. Hasta hace pocos siglos, seguía siendo el método preferido en castillos y catedrales.
Aún hay pueblos que en su lenguaje religioso y cotidiano sienten reverencia a expresiones ligadas a la "roca", "las piedras sagradas", etc. Las runas y otros amuletos también son ejemplos. Y el amplio uso de las joyas por parte de las mujeres es un residuo atávico de esas antiguas admiraciones a las piedras.