martes, 26 de junio de 2018

Un problema que enfrenta el creacionismo simple

Uno de los problemas de lógica que enfrenta el creacionismo simple es el asunto del diseño de los seres vivos. Si todas las cosas creadas han sido diseñadas por Dios, ¿que objeto tiene el diseño de los virus? Sabemos que hay bacterias beneficiosas y posiblemente algunos virus cumplan un papel, pero otros (en su mayoria), solo han traído tragedias a la especie humana. Por ejemplo, el virus que causó la "gripe española" causó la muerte de 40 millones de personas en un solo año. El virus ébola y VHI también son muy letales y no traen beneficios a la especie humana. El siguiente esquema representa la complejidad del diseño del virus ébola:




Otros virus de familias virales totalmente diferentes (otras especies víricas) también tienen estructuras que implican diseño (más abajo). Lejos de ser organismos "simples", tienen gran complejidad y me atrevería a decir que poseen un grado de "inteligencia". Y si todas las cosas diseñadas han sido creadas por Dios, ¿es Dios el causante de las muertes causadas por sus diseños virales?


Ciertamente, falta "algo" en la Ecuación y el Libro de Urantia nos proporciona este Eslabón. Se nos indica que Dios directamente NO crea las formas de vida o diseños de vida, sino que éstas son moldeadas por unos entes misteriosos llamados los Portadores de la Vida, unos seres de una naturaleza incluso superior a lo que consideramos "espiritual". Estos Portadores participan en elaborar los planes y diseños de como las formas energéticas de vida se manifestarán. Por eso hay tanta variedad de animales, vegetales y seres microscópicos. Dios de alguna forma, ha delegado en ellos el fabricar los modelos de su creación.

Sin embargo, los Documentos nos explican que los diseños vitales son introducidos en el Protoplasma Primordial (ADN Fuente) y éstos comienzan a ser "ejecutados" para comenzar a manifestarse a medida que el reloj terrestre avanza. Así comienza lo que la Ciencia interpreta por Evolución de las Especies. Pero ésta evolución no está sujeta realmente a la supervivencia del más apto y a la mera "selección natural" al azar, más bien hay "programas ejecutándose".  Estos programas ya diseñados e insertos funcionan en automático con un grado similar a la Inteligencia Artificial. En este punto ocurrió algo en la Tierra que es descrito:

65:2.3 (732.1) La bacteria, un organismo vegetal sencillo de índole muy primitiva, ha cambiado muy poco desde los primeros albores de la vida; incluso exhibe cierto grado de retroceso en su comportamiento parasitario. Gran parte de los hongos representa además un movimiento retrógrado en la evolución, siendo plantas que han perdido su capacidad de hacer la clorofila y, en cierto modo, se han convertido en parásitos. La mayoría de las bacterias que produce enfermedades y sus cuerpos auxiliares de virus pertenecen a este grupo de hongos parasitarios desertores. Durante las edades intermedias, todo el vasto reino de la flora ha evolucionado a partir de antepasados, de los cuales también ha descendido la bacteria.

Los organismos vegetales involucionaron por sí mismos para transformarse en hongos y luego en bacterias y virus. Esto significó un problema para los Portadores de la Vida, ya que una vez que "insertan" en la Tierra el super programa del ADN primordial, posteriormente no pueden interferir mientras la misma vida y su inteligencia mecánica de ejecución se despliega tanto en los animales y vegetales:


Portadores de la Vida
65:3.1 (733.7) Casi no será posible explicarle a la mente humana de hoy en día gran parte de los acontecimientos extraños y aparentemente grotescos del progreso evolucionario inicial. Un plan que suponía un propósito estaba funcionando durante toda esta evolución de lo viviente, al parecer extraña; y sin embargo, no se nos permite interferir arbitrariamente en el desarrollo de los modelos de vida una vez que se han puesto en funcionamiento.


65:3.2 (733.8) Los Portadores de Vida pueden emplear todo recurso natural posible y utilizar todas y cada una de las circunstancias fortuitas que faciliten la marcha del desarrollo experimental de la vida; pero no se nos permite intervenir mecánicamente, ni manipular de forma arbitraria, la conducta ni el curso de la evolución vegetal ni animal.


65:5.2 (736.5) Pero a través de esta aventura biológica nuestra mayor decepción surgió de la reversión de cierta flora primitiva hasta niveles de bacteria parasitaria anteriores a la clorofila en escala tan grande y de manera tan inesperada. Esta eventualidad en la evolución de la flora ocasionó muchas enfermedades aflictivas en los mamíferos superiores, sobre todo en la especie humana más vulnerable. Al enfrentarnos con esta situación que nos causaba perplejidad, dimos por descontadas, en cierto modo, las dificultades implícitas, pues sabíamos que el mestizaje subsiguiente del plasma vital adánico reforzaría la capacidad de resistencia de la raza mestiza resultante, de tal forma que vendría a inmunizarla de todas las enfermedades producidas por el tipo de organismo vegetal. Pero nuestras esperanzas estaban destinadas a la decepción, debido a la calamidad de la contumacia adánica.

Los Portadores declaran que la esperanza radicaba en el ADN de Adán donado a las razas nativas, que lograría inmunizar al hombre de todas las enfermedades parasitarias, de las bacterias y los virus. Pero esto fracasó por la falta de Adán y Eva.