Las noticias alusivas al rescate de los niños en Tailandia, y la emoción positiva colectiva causada en la Humanidad, nos recuerda la condición más importante que tenemos: somos realmente HERMANOS, Hijos de Dios. Estas emociones y sentimientos no son meras reacciones gregarias. Los Ajustadores de muchas personas han logrado establecer contacto con las personas en estos días. Lamentablemente, los SISTEMAS y condicionamientos mentales nuevamente hacen que perdamos esta oleada de amor fraternal que contagia a la Humanidad. Pero tomemos nota importante: La Humanidad es buena, solo falta la guía y un sistema adecuado para que exprese el Amor.
195:5.12 (2076.3) Al
observar al mundo, recordad que las manchas negras del mal que veis se muestran
contra un fondo blanco de bondad final. No veréis simples manchas blancas de
bondad que se destacan contra un fondo negro de maldad.
195:5.13 (2076.4) Si hay
tanta buena verdad para publicar y proclamar, ¿por qué deben los hombres
ocuparse tanto del mal en el mundo, sólo porque parece ser un hecho? La belleza
de los valores espirituales de la verdad es más placentera e inspiradora que
este fenómeno del mal.
196:2.9 (2093.3) Jesús
guió a los hombres a que se sintieran en el mundo como en su propia casa; los
liberó de la esclavitud de los tabús y les enseñó que el mundo no es
fundamentalmente malo. No anhelaba escapar de su vida terrenal; dominó la
técnica de hacer la voluntad del Padre aceptablemente mientras estaba en la
carne. Alcanzó una vida religiosa idealista en medio de un mundo realista.
Jesús no compartía la opinión pesimista de Pablo sobre la humanidad. El Maestro
consideraba a los hombres como hijos de Dios y anticipaba un futuro magnífico y
eterno para los que eligieran la sobrevivencia. No era un escéptico moral;
consideraba al hombre en forma positiva, no negativa. Veía a la mayoría de los
hombres más como débiles que como malvados, más confundidos que depravados.
Pero fuera cual fuese su estado, ellos eran hijos de Dios y sus hermanos.
196:2.10 (2093.4) Enseñó a
los hombres a que se asignaran un alto valor, en el tiempo y en la eternidad.
Como Jesús asignaba a los hombres un alto valor, estaba dispuesto a invertir en
un servicio sin pausa a la humanidad. Y fue este valor infinito de lo finito
que hizo que la regla de oro fuera un factor vital de su religión. ¿Qué mortal
puede dejar de sentirse elevado por la fe extraordinaria que Jesús tiene en él?
Jesús durante su ministerio trató a los hombres de forma positiva, y nos pide que veamos de forma positiva a la Humanidad. La Humanidad es realmente buena. Está en confusión más que en iniquidad. Necesita guía urgente y sabiduría experta que la guié en esta fase de transición de los tiempos. Jesús tiene Fe en la Humanidad.