La Biblia insinúa brevemente que Jesús estuvo acompañado por seres celestiales en su ministerio. En el pasaje alusivo a sus "tentaciones" se indica que "ángeles le ministraban" y en Getsemaní habló de la posibilidad de apelar a varias "legiones de ángeles" para su defensa corporal.
Los Documentos de Urantia señalan que en efecto esto era así, y que constantemente rodeaban a Jesús muchas inteligencias sobrehumanas y que él podía perfectamente ver. También ejecutaban sus instrucciones, así que mentalmente podía comunicarse con ellas.
Aparte de los visitantes celestiales, ángeles y muchos más seres descritos en los Documentos, éstos señalan como acompañantes casi permanentes de Jesús a los Serafines, Portadores de la Vida, Controladores Físicos, Transformadores de Poder y a los Seres Intermedios leales. Todas estas personalidades son claves, ya que colaboraron como instrumentos de Dios y de Jesús en la materialización de sus muchos de los "milagros" que conocemos.
Por ejemplo, en la recuperación corporal de las personas enfermas, participaban activamente los Portadores de la Vida, en el caso de la aparición del vino y la multiplicación del pan, ayudaron los Controladores Físicos, Transformadores de Poder y los Seres Intermedios leales. Cuando otros seres celestiales se hicieron visibles al ojo humano en la Transfiguración, los Controladores Físicos y Transformadores de Poder permitieron esos ajustes para que la vista física de los apóstoles presenciara un hecho real (no fue una visión).