martes, 17 de septiembre de 2019

Sodoma y Gomorra

El 24 de agosto del año 79 de la Era Cristiana Pompeya desapareció tras la erupción del Vesubio. Esta ciudad era una zona de lujos y excesos en el Imperio Romano. La inmoralidad sexual y las perversiones eran abundantes, y hoy la arqueología da testimonio de esos tiempos. Plinio el Joven, testigo de primera mano de la catástrofe, relató sus impresiones de lo que interpretaron como un castigo divino:

El día amaneció despejado, pero no tardó en ir oscureciéndose. Antes del mediodía la ciudad ya se estaba adentrando en penumbras y del cielo los dioses, como dando fe de su castigo, comenzaron a lanzar cenizas y piedras que caían con fuerza sobre los tejados.

Corrimos en bandadas, con lo puesto, abrazando a nuestros hijos para no perderlos en el camino. Algunos se demoraron, preocupados en esconder a buen recaudo sus más preciados bienes. También hubo quienes, confiados, optaron por resguardarse entre los muros de sus hogares, creyendo que allí estarían a salvo. Han llegado algunos navíos a la costa, alertados del peligro implacable que nos acecha.


El relato de Plinio es muy similar a la situación experimentada varios siglos antes con la llamada destrucción de Sodoma y Gomorra. Una deidad airada que comienza a hacer llover piedras ardientes sobre los malvados. Una huida, la demora de otros por el apego a sus bienes, etc.


Sí, casi medio siglo después de las últimas inundaciones diluvianas, en la zona del medio oriente volvió a ocurrir un espectáculo de la naturaleza.


(1021.3) 93:6.7 Fue esta rendición pública y real de sus ambiciones personales a favor de los planes más grandes de Melquisedek después de que los tres seres celestiales se le aparecieron en las llanuras de Mamré. Ésta fue una aparición de hecho, a pesar de su asociación con las narrativas posteriormente inventadas relacionadas con la destrucción natural de Sodoma y Gomorra. Y estas leyendas de los acontecimientos de aquellos días indican cuán retrasadas estaban la moral y la ética aun en esa época comparativamente tan reciente.


En otras palabras, la destrucción de Sodoma y Gomorra fue real. Pero se nos dice que fue un evento de la naturaleza. Y fue real que tres seres celestiales se le aparecieron a Abrahán. Y puede que hayan ayudado a Lot a evacuar la ciudad con su capacidad de la presciencia anticipándose a la hecatombe. Pero claramente las narrativas posteriores incorporaron elementos que le atribuyeron a Dios la catástrofe natural, creando una especie de símbolo conmemorativo del castigo de Dios a los hombres malvados. Así lo recoge toda la literatura hebrea posterior que usa este hecho como un ejemplo para motivar la obediencia al Dios iracundo.


(1022.3) 93:8.1 Poco después de la destrucción de Sodoma y Gomorra, Maquiventa decidió poner punto final a su autootorgamiento de urgencia en Urantia. La decisión de Melquisedek de terminar su estadía en la carne fue influida por numerosas condiciones, principal entre ellas la tendencia en aumento entre las tribus circunvecinas, y aun entre sus asociados inmediatos, de considerarle un semidios, de contemplarle como un ser supernatural, lo cual en efecto lo era; pero estaban empezando a reverenciarlo indebidamente y con un temor altamente supersticioso.


Es interesante que los Documentos de Urantia señalen que poco después de la destrucción de dichas ciudades Melquisedek se retiró de la Tierra. Parece ser que podemos establecer una vinculación con el hecho de que las tribus inmediatas comenzaron a asociar su presencia con un castigo a Sodoma y Gomorra y un temor indebido vinculado a Melquisedek se apoderó de ellos. Esto precipitó que él terminara su carrera terrestre.


El hecho de que en las narrativas judías posteriores se dijera que Melquisedek era Dios o el Ángel del Señor el que participara de los diálogos con Abrahán muestra que esto fue así:


93:9.7 (1023.4) Lo que describen los registros del Antiguo Testamento como conversaciones entre Abraham y Dios fueron en realidad entrevistas entre Abraham y Melquisedek. Los escribas más recientes consideraron el término Melquisedek sinónimo de Dios. Las crónicas de tantos contactos de Abraham y Sara con «el ángel del Señor» se refieren a sus numerosas conversaciones con Melquisedek.


Tenemos claro que dicha destrucción fue un evento natural. El que los sodomitas hayan sido inmorales y degenerados solo fue circunstancial. Sobre ellos se nos dice:


(1021.3) 93:6.7 Los acontecimientos de aquellos días indican cuán retrasadas estaban la moral y la ética aun en esa época comparativamente tan reciente.


Como comentamos al principio, siglos después Pompeya también sufrió una destrucción semejante y sus habitantes eran también unos pervertidos sexuales. Más de algún contemporáneo romano asoció la destrucción de los pompeyanos a la ira de los dioses. Y si la civilización romana hubiera perdurado con su sistema teológico politeísta es posible que los libros de siglos posteriores hubiesen desarrollado una historia más elaborada sobre el castigo divino de Júpiter sobre los pompeyanos.


La causa de la destrucción de Pompeya parece ser casi la misma que la de la destrucción de Sodoma. Hay quienes han señalado una lluvia de meteoritos y hasta una explosión nuclear de los extraterrestres. Pero los escritores bíblicos de alguna forma tenían una virtud: tendían a colocar detalles interesantes descriptivos que hoy nos permiten llegar a conclusiones interesantes:


Estas ciudades estaban en la llanura de Sidim, en la región del hoy Mar Muerto. Antes de la destrucción de dichas ciudades el Génesis nos narra la batalla de una confederación de reyes contra los reyes de Sodoma y Gomorra:

“Ahora bien, la llanura baja de Sidim era pozo tras pozo de betún; y los reyes de Sodoma y Gomorra se dieron a la fuga y fueron cayendo en estos, y los que quedaron huyeron a la región montañosa”. - Génesis 14:10
Veamos las pruebas asociadas a ésto. La zona de Sodoma en la cuenca del ahora Mar Muerto estaba llena de pozos de betún. Este material es también llamado pez en la Biblia y es material de asfalto en los estratos superiores (en la actualidad) y antes posiblemente petróleo.
Como dice la obra Perspicacia para comprender las Escrituras:
“En un tiempo, el valle de Sidim, ubicado cerca de Sodoma y Gomorra en la región del mar Muerto, fue notorio por tener "pozo tras pozo de betún". (Gé 14:10.) Todavía el mar arroja de vez en cuando betún a la playa, lo que permite suponer que en la actualidad Sidim está sumergido bajo las aguas del mar Muerto. El betún es también un material inflamable, como indica Isaías cuando profetizó que la tierra de Edom tendría que "llegar a ser como pez ardiente". (Isa 34:9.) – Perspicacia

Harold Hayseed Stephens ha comentado que existe una capa de petróleo bajo un bloque de sal en el sudoeste del Mar Muerto israelí. Pruebas preliminares indicaron que el sitio podía producir entre 100 y 150 barriles de petróleo por día, expresó Eli Tannenbaum, geólogo de la empresa de exploración petrolera Ginko. Tannenbaum manifestó que existen señales de que podrían encontrarse mayores cantidades de crudo en las inmediaciones."Hay una presión elevada y ayer había un flujo, había un flujo libre (...) todo esto es evidencia de que hay petróleo allí. Cuando abrimos el grifo el petróleo comenzó a salir libremente durante varios segundos".

Notamos coma la cuenca, toda la zona-llanura era un auténtico "polvorín", llena de pozos de petróleo en medio de una zona de vegetación exuberante (Gen. 13:10-12). El lector ya advertirá una de las causas del desastre de Sodoma y Gomorra.

Pero además, son interesantes los comentarios de algunos autores de siglos pasados que nos hablan de la actividad casi geotérmica de la zona. Estrabón, en el siglo I AC, dice que “según las tradiciones de los nativos (…) a consecuencia del terremoto , la tierra fue inundada de azufre caliente y agua sulfurosa” y que “se conservan todavía las obras de circunvalación”. En tiempos de Ptolomeo, en el siglo II, el Mar Muerto era conocido por “Sodomorum Lacus”. Autores como Tácito y Filón, también mencionan el tema. El Corán, menciona también el caso: “Y a las ciudades derribadas es El ( Alá ) el que las ha derribado. Y el castigo del cielo les envolvió por entero” (LIII, 53-54).

Flavio Josefo lo llamó el lago Asfaltites, pues sabía que de vez en cuando emergen manchas grandes de betún o asfalto a su superficie. (La Guerra de los Judíos, libro I, cap. XXXIII, sec. 5; libro IV, cap. VIII, sec. 4.) Parece que no se le llegó a llamar mar Muerto hasta el siglo II E.C. El nombre árabe es Bahr Lut, "Mar de Lot".

En el Mar muerto o Mar salado la superficie del agua está a unos 400 m. bajo el nivel del mar Mediterráneo, con lo que el mar Muerto es la masa de agua más baja de la Tierra. Ahora bien, Génesis 14:3 nos indica que los reyes de esas ciudades estaban entre los que guerrearon en "la llanura baja de Sidim, es decir, el mar Salado", lo que da a entender que la llanura baja de Sidim llegó a quedar cubierta por el mar Salado. (Gé 14:3.) Y Sodoma y Gomorra posiblemente estaban en la zona sur del Mar Muerto.

En otras palabras, las ciudades estaban en un gran valle, depresión o cuenca profunda. Ese valle tenía muchos pozos de petróleo que brotaban en varias áreas a tal grado que los reyes al terminar en esa batalla cayeron en los pozos (que deben haber sido como pantanos). Después de la destrucción de la zona el mar de la zona norte comenzó a inundar la zona sur del valle y las ciudades, y hoy esa parte estaría sumergida. Al parecer toda la zona circundante también en los estratos inferiores estaría llena de petróleo en las zonas profundas bajo las rocas salinas tal como lo demuestran las exploraciones petrolíferas actuales. Pero cuando el valle interior estaba sin agua, en el centro esos pozos de petróleo estaban brotando casi en la superficie.

Actualmente los turistas disfrutan flotando por la gran concentración de sal, sulfuros y azufres, además darse baños cosméticos de betún o asfalto, el cual sigue brotando. Actualmente en Yellowstone y en el norte de Chile (entre otras zonas) hay geisers y grandes concentraciones de sal. Esto demuestra que tras la explosión de origen subterráneo el posteriormente le cubrió.

Y es cierto porque el mar muerto  en realidad es una depresión tectónica en que la corteza terrestre se está abriendo, como en el Valle del Rift africano, con los lagos Tanganyka y Victoria. Hay un tipo de estas zonas geotectónicas que poseen volcanismo interno ( uno de cuyos ejemplos es el  Monte Tabor).

Blanckenhorn, que investigó el tema a fines del XIX, sugiere que las ciudades quedaron hundidas por un terremoto lo que es razonable teniendo en cuenta el hecho de ser una zona sísmica y que el Mar Muerto en esa zona, el bíblico Valle de Sidim, tiene una profundidad que oscila entre 1 y 6 m. De hecho, el nivel del Mar Muerto se ha elevado en los últimos siglos, acabando por tanto de sumergir los restos que según Estrabón existían aun en el siglo I a.C. El hundimiento de las ciudades podría haberse debido a la licuación sísmica del terreno, como han sugerido Graham Harris y Anthony Beardow (1995).

Como hemos visto el Génesis (14: 10), nos dice que había allí “muchísimos pozos de betún”. Toda la región, como dice Henning, “es insólitamente rica en termas, fuentes sulfhídricas, depósitos de hidrocarburos” y de hecho, en el propio Mar, afloran masas asfálticas procedentes de filtraciones submarinas ( Vitaliano, 1980). Es razonable suponer que un terremoto pudiera activar la salida de gases combustibles que podían inflamarse al contacto con el fuego de los hogares e incluso hacer arder rocas bituminosas utilizadas en los muros, una hipótesis sugerida por Frederick Clapp en 1936. Esta hipótesis quedó comprobada en el terremoto de julio de 1927, que produjo efectivamente incendios (Henning, 1950). Probablemente, los gases tóxicos, en una zona también con azufre y siendo asfixiantes fruto de la combustión, similares a los que produjo el incendio por parte iraquí de los pozos kuwaitíes en la Guerra del Golfo de 1990, producirían numerosos muertos y el humo sería visible desde muy lejos.

Como dato, el 11 de julio de 1927 un terremoto en Israel alcanzó los 6,2 grados en la escala Richter. Su epicentro se situó en el Mar Muerto y en él perecieron unas 300 personas. Se produjeron  fuegos e incendios por la ignición de gas metano y otros elementos inflamables del terreno.

Al unir los distintos elementos disponibles podemos establecer que la destrucción de Sodoma y Gomorra fue por la acción de una caldera volcánica (hoy cubierta por el Mar Muerto) interna. El valle de o llanura de esa zona ya sumergida, cubría la caldera volcánica, la cual estaba bajo tierra, como el actual Yellowstone.


Al estallar la caldera volcánica bajo el valle (la cual debe haber estado a cierta distancia de la ciudades y no inmediatamente debajo de ellas), miles de piedras de azufre y fuego cayeron sobre las ciudades aledañas de Sodoma y Gomorra (en otras):


“Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos” – Génesis 19:24

Es interesante que sería sumamente extraño que una lluvia de meteoros contenga azufre en tal cantidad para ser identificado como tal, así que parece más probable en vista del vasto azufre que existe en la zona, que la explosión arrojó a los cielos el azufre y éste cayó como un bombardeo en las ciudades aledañas similar a la recreación de la explosión del Yellostone en la película 2012. El Corán también habla de una "lluvia de piedras de arcilla" posiblemente en alusión a este material que salió desprendido tras la erupción. Se han encontrado bolas de azufre en muchas zonas cercanas a la erupción de esta caldera (hoy bajo el Mar Muerto).

Luego, seguido a éstos eventos, viene la típica manifestación de la nube piroclástica (al igual que en Pompeya). Veamos como se nos narra la observación de Abrahán:


“Entonces miró abajo hacia Sodoma y Gomorra y hacia toda la tierra del Distrito, y vio una escena. ¡Pues mire, humo denso ascendía de la tierra como el humo denso de un horno de calcinación!" - Génesis 19:28


La lluvia de azufre y fuego vino acompañada de una explosión piroclástica, un flujo piroclástico:

“De modo que siguió adelante derribando a estas ciudades, sí, al Distrito entero, y a todos los habitantes de las ciudades, y las plantas del suelo” – Gén. 19:25

Como notamos, la destrucción se vuelve expansiva (“siguió adelante derribando”) arrasando a más ciudades y  no se salvan ni “las plantas del suelo”. Eso demuestra que la aniquilación no fue selectiva sino que era descontrolada.
La aniquilación es tal que no solo Sodoma y Gomorra desaparecen sino ciudades aledañas como Adma y de Zeboim (Deut. 29:23). El hecho de que Lot tuviera que huir desesperadmente para que no sucumbiera a la hecatombe es un indicativo de lo expansiva que era esta destrucción.

La mujer de Lot que se convirtió en estatua de sal (melach)  tiene una relación con la palabra “polvo”, como algo “pulverizado” como la sal o polvo que cayó sobre ella, similar como la ceniza volcánica que impregnó a los habitantes de Pompeya.  Se nos dice que ella  “empezó a mirar alrededor desde detrás de él, y se convirtió en columna de sal”.  Al parecer ella se detuvo y fue alcanzada por los gases similares a las nubes piroclásticas (efecto Pompeya) que arrojaron este material más salino de esta zona, lo cual parece explicar  las grandes concentraciones de sal en el Mar muerto, algunas de las cuales parecen figuras humanas.

Al parecer el que la esposa de Lot se haya puesto a "mirar alrededor hacia atrás" (Gén. 19:26) no significa un mero girar la cabeza atrás, sino que ella al parecer se detuvo en la huida o incluso "intento regresar" (compárese con Lucas 17:31,32). Esto fue fatal ya que la nube piroclástica evidentemente la alcanzó.

Estas otras expresiones bíblicas son interesantes ya que nos ayudan a demostrar que la destrucción fue descontrolada:

“Entonces los hombres dijeron a Lot: “¿Tienes otros aquí? Yerno y tus hijos y tus hijas y cuantos sean tuyos en la ciudad, ¡sácalos del lugar! Pues vamos a arruinar este lugar, porque el clamor contra ellos se ha hecho fuerte delante de Jehová, de modo que Jehová nos ha enviado para arruinar la ciudad”.  Por lo tanto Lot salió y empezó a hablar a sus yernos que habían de tomar a sus hijas, y siguió diciendo: “¡Levántense! ¡Sálganse de este lugar, porque Jehová va a arruinar la ciudad!”. Pero a los ojos de sus yernos parecía como hombre que bromeaba”. – Génesis 19:12-14

Es interesante examinar las expresiones aquí envueltas y que he resaltado. Los ángeles dicen que los futuros maridos de sus hijas y otras personas asociadas ¡debían huir! Así que la “salvación” no estaba marcada por los ángeles sobre Lot y sus hijas, sino que, como veremos, dependía únicamente de “hacer caso” y escapar. Ese era el factor decisivo ante la catástrofe que se avecinaba y que ellos (los ángeles) habían detectado. Podían igualmente haberse salvado sus yernos y otras personas. La invitación de los ángeles estaba extendida, pero el factor tiempo estaba en contra. Y precisamente la gente demostró estar tan embrutecida con sus actividades de toda índole que ya era demasiado tarde.

Es altamente posible que la frase “vamos a arruinar este lugar” era “éste lugar se va arruinar” y “Jehová nos ha enviado a arruinar la ciudad” sea una interpolación de una frase que posiblemente decía: “Melquisedek nos ha enviado a avisarles del arruinamiento de la ciudad”. Como veremos, en el texto actual se declara que ellos arruinarían el lugar, pero como notaremos después, no tenían poder alguno sobre el mismo desastre, sino que escapaba al control de ellos. Esta contradicción demuestra la interpolación del escriba para dar a entender un Juicio directo de Dios.

Y esto debe haber sido verdad, pero ellos se cercioraron de ésta inminente explosión allí al llegar al valle. ¿Por qué estaban interesados en Lot? Porque sin duda este hombre justo era un alumno de Melquisedek (véase Gén. 19:29), aunque la invitación era extensiva para advertir a más personas a parte de Lot, tal como hemos visto.

“No obstante, cuando ascendió el alba, entonces los ángeles se pusieron a apremiar a Lot, diciendo: “¡Levántate! ¡Toma a tu esposa y a tus dos hijas que se hallan aquí, por temor de que seas barrido en el error de la ciudad!”.  Cuando siguió demorándose, entonces, por la compasión de Jehová para con él, los hombres asieron la mano de él y la mano de su esposa y las manos de sus dos hijas y procedieron a sacarlo y a situarlo fuera de la ciudad.  Y aconteció que, tan pronto como los hubieron sacado a las afueras, él empezó a decir: “¡Escapa por tu alma! ¡No mires atrás y no te detengas en todo el Distrito! ¡Escapa a la región montañosa por temor de que seas barrido!”. –Génesis 19:15-17

Esta parte demuestra que los seres celestiales no tenían ningún control sobre el desastre por ocurrir. Expresan dos veces su temor de que Lot al demorarse en su huída sea barrido por la inminente explosión piroclástica que se propagaría por la zona.

Es evidente que Lot no alcanzó a llegar a la región montañosa y que logró refugiarse en una ciudad cercana de éstas al sur, llamada Zóar. Y la nube de cenizas y azufre afortunadamente no alcanzó a llegar Zóar, aunque no obstante aniquiló a lo menos cuatro ciudades más grandes.  Esto fue totalmente providencial y había que otorgar una explicación “divina” al perdón sobre Zóar, entonces el escriba de este relato (realizado en el exilio) declaró:

“Entonces les dijo Lot: “¡Eso no, por favor, Jehová!  Ahora, por favor, tu siervo ha hallado favor a tus ojos de modo que estás engrandeciendo tu bondad amorosa, la cual has ejercido conmigo para conservar viva mi alma, pero yo... yo no puedo escapar a la región montañosa por temor de que la calamidad se mantenga cerca de mí y yo ciertamente muera. Ahora, por favor, esta ciudad está cerca para huir allá, y es cosa pequeña. Permítaseme, por favor, escapar allá —¿no es cosa pequeña?— y mi alma seguirá viviendo”.  Así que él le dijo: “Mira que verdaderamente te muestro consideración hasta este grado también, al no derribar la ciudad de la cual has hablado.  ¡Apresúrate! ¡Escapa allá, porque no puedo hacer nada hasta que llegues allá!”. Por eso él llamó la ciudad por nombre Zóar”. – Génesis 19:18-22

Y ahí en negrita observamos la cuestión clave. Si según la visión teológica convencional Zóar estaba considerada para destrucción, y se le da un “perdonazo” para que Lot llegue allí, ¿Por qué entonces Sodoma misma no fue perdonada inicialmente? ¿Por qué hacer correr al viejo Lot? (Zóar era malvada ya que más adelante Lot decide retirarse de allí por temor (ver. 30), pero no obstante, ¿fue perdonada?)

La respuesta está al final: “¡no puedo hacer nada hasta que llegues allá!”. No había ninguna potestad sobre la catástrofe y esto fue la explicación que tuvo que darse a la única ciudad sobreviviente.

“Entonces Jehová hizo llover azufre y fuego desde Jehová, desde los cielos, sobre Sodoma y sobre Gomorra.  De modo que siguió adelante derribando a estas ciudades, sí, al Distrito entero, y a todos los habitantes de las ciudades, y las plantas del suelo.  Y la esposa de él empezó a mirar alrededor desde detrás de él, y se convirtió en columna de sal”- Génesis 19:24-26.

Notamos que la destrucción se extendió por más ciudades, como hemos visto a lo menos cuatro importantes: Sodoma, Gomorra, Adma y  Zeboim (Deut. 29:23). Al respecto, si retrocedemos el “clamor” era por Sodoma y Gomorra y la inspección solo se hizo en la primera cuando los visitantes bajan al valle (Génesis 18:20,21). ¿Se usó solo el parámetro de Sodoma para decidir la destrucción de Gomorra, Adma y Seboim? ¿Y si habían justos en esas ciudades? Todo lo anterior muestra un evento descontrolado lo cual nos lleva a la conclusión de que era un desastre natural. El hecho de que ni las plantas del suelo se salvasen confirma que no fue nada de “selectivo”, sino que salvarse meramente dependía de evacuar y de que el flujo no te alcanzase.

Pero este asunto fue tan importante en la Historia primitiva del pueblo Hebreo que en la época del exilio fue claramente señalado como un ejemplo amonestador. De ahí las muchas referencias en los demás libros bíblicos. Sodoma y Gomorra se convirtieron en un ejemplo proverbial de destrucción absoluta por parte del Dios Todopoderoso (Dt 29:23; Isa 1:9; 13:19; Jer 49:18; 50:40; Lam 4:6; Am 4:11; Sof 2:9; Ro 9:29) y de iniquidad extrema. (Dt 32:32; Isa 1:10; 3:9; Jer 23:14; Eze 16:46-56).

Este tema es importante tocarlo entre los lectores de la Revelación porque debemos hacerle justicia al Padre Universal por sus verdaderas obras…
166:4.7 (1830.7) «2. Podéis por casualidad caer víctimas de uno de los accidentes de la naturaleza, o de uno de los infortunios de los hombres, sabiendo plenamente que estos sucesos no están de ninguna manera predeterminados ni son por otra parte producidos por fuerzas espirituales.