sábado, 2 de noviembre de 2019

Clases sociales, derechos, justicia

Los Documentos de Urantia definitivamente NO son para una exposición masiva en ésta época. Incluso las masas podrían actuar furiosamente en torno a ellos. Muchas de sus declaraciones podrían ser incendiarias hoy debido a la proliferación de ideas "progresistas".

70:8.1 (792.5) La desigualdad mental y física de los seres humanos garantiza la aparición de clases sociales. Los únicos mundos sin estratos sociales son los más primitivos y los más avanzados. Una civilización en ciernes aún no ha comenzado la diferenciación de los niveles sociales, mientras que un mundo establecido en luz y vida ha borrado en gran parte estas divisiones de la humanidad, que tan propias son de todas las etapas evolutivas intermedias.

Así que es una utopía socialista intentar eliminar las "clases sociales". Mientras la Humanidad aún esté en etapas transitorias intermedias, éstos estratos siempre existirán. No obstante, más que suprimir las "clases sociales" como pregonan algunos comunistas, la clave está en el concepto de "movilidad social", que las personas que lo deseen y que se esfuercen puedan salir de la pobreza y avanzar:

70:8.13 (793.5) Es indispensable para una sociedad evolutiva que las clases sociales sean flexibles y cambiantes; pero cuando las clases se convierten en castas, cuando se petrifican los niveles sociales, el mejoramiento de la estabilidad social se consigue mediante el menoscabo de la iniciativa personal. La casta social resuelve el problema de integrarse uno en la industria, pero también reduce tajantemente el desarrollo del individuo e impide casi completamente la cooperación social.

Sobre los derechos humanos se nos dice:

70:9.1 (793.11) La naturaleza no le confiere al hombre derechos, sino vida, y un mundo en donde vivirla. La naturaleza no confiere ni siquiera el derecho de vivir, tal como se puede deducir si consideramos lo que probablemente le sucedería a un hombre inerme si éste se enfrentara con un tigre hambriento en el bosque primitivo. La seguridad es el don primordial que la sociedad otorga al hombre.

Lo anterior es totalmente cierto y se fundamenta en las realidades de la existencia y no en las premisas filosóficas del hombre. Un ser humano desnudo en un bosque no puede clamar a la naturaleza por la vulneración de sus derechos, éstos son meramente una creación social humana. Y es interesante que por ésta misma razón el primer derecho humano social inventado y aplicado desde la antiguedad sea la "seguridad". De ahí la importancia que el Estado proteja a sus ciudadanos aunque eso paradojalmente implique anular los derechos sociales posteriores de otros individuos. 

70:9.13 (794.8) Cuando los derechos son tan antiguos que se les desconoce su origen, se les suele denominar derechos naturales. Pero los derechos humanos, en realidad, no son naturales; son enteramente sociales. Son relativos y cambian constantemente, pues no son más que las reglas del juego —adaptaciones reconocidas de las relaciones que rigen los fenómenos de competencia humana, las cuales van siempre cambiando.

70:9.14 (794.9) Lo que se puede considerar como correcto en una edad, puede no considerarse como tal en otra. La supervivencia de grandes cantidades de personas anormales y degeneradas no depende de que tengan el derecho natural de estorbar la civilización del siglo veinte, sino porque, sencillamente, así lo decreta la sociedad de la edad, las costumbres establecidas.

Sobre la justicia se nos dice:

70:10.1 (794.13) La justicia natural es una teoría elaborada por el hombre; no es una realidad. En la naturaleza, la justicia es puramente teórica, totalmente ficticia. La naturaleza no ofrece más que una clase de justicia —la conformidad inevitable de los resultados a las causas.

70:10.2 (794.14) La justicia, como la concibió el hombre, significa reivindicar los derechos y, por tanto, es cuestión de evolución progresiva.

Lo anterior concuerda plenamente con éste comentario de W. Dyer:

"La justicia no existe. Nunca ha existido y jamás existirá. Simplemente el mundo no ha sido organizado de esa manera.

Los gorriones comen gusanos. Eso no es justo para los gusanos. Las arañas comen moscas, lo que no es justo para las moscas. Los cuguares matan coyotes. Los coyotes matan tejones. Los tejones matan ratones. Los ratones matan insectos. Los insectos... No tienes más que observar la naturaleza para darte cuenta de que no hay justicia en este mundo. Los tornados, las inundaciones, los maremotos, las sequías, todas esas cosas son injustas.

Este asunto de la justicia es un concepto mitológico. El mundo y la gente que vive en él son injustos todos los días. Tú puedes escoger ser feliz o ser desgraciado, pero esta elección nada tiene que ver con la falta de justicia que veas a tu alrededor.

Éste no es un punto de vista amargado de la humanidad y del mundo sino que más bien un informe realista sobre lo que es el mundo. La justicia es un mero concepto casi imposible de aplicar, en especial, en lo que se refiere a tus propias opciones de realización y felicidad personales. Pero muchos de nosotros tendemos a exigir que la justicia y equidad sea parte inherente de sus relaciones con los demás. "No es justo." "Tú no tienes derecho a hacer eso si yo no puedo hacerlo", y "¿Te haría yo una cosa así a ti?".

Éstas son las frases que usamos. Queremos justicia y usamos su carencia como justificación para la infelicidad. La exigencia de justicia no es un comportamiento neurótico. Sólo se convierte en zona errónea cuando te castigas a ti mismo con una emoción negativa al no poder ver la justicia que exiges. En este caso el comportamiento autofrustrante no es la exigencia de justicia, sino la inmovilización que puede generar esa realidad sin justicia". - Tus zonas erróneas.

Las declaraciones anteriores de los Documentos son tan radicalmente opuestas al clamor popular que hacemos bien en reflexionar sobre ellas. 

Los políticos y el sistema actual prometen asuntos que son imposibles de cumplir. Lamentablemente la mayoría de la población no está lista para leer este diagnóstico realista de los asuntos, y prefiere seguir creyendo en mitos.