martes, 5 de noviembre de 2019

Inercia-resistencia


71:1.24 (801.12) El fracaso de la integración estatal resulta en la reversión a las condiciones de las técnicas gubernamentales anteriores al estado, tal como el feudalismo del medioevo europeo. Durante estas edades de oscurantismo se vino abajo el estado territorial y hubo una reversión a los grupos pequeños de los castillos, la reaparición de las etapas evolutivas del clan y la tribu. Aún ahora existen en Asia y África semiestados de esta índole, mas no todos constituyen reversiones evolucionarias; gran parte son los núcleos de los estados del futuro en su etapa embrionaria.

Los acontecimientos que ocurren en Sudamérica como en Chile, en dónde algunas personas comienzan a reunirse en cabildos ciudadanos (asambleas populares en clubes y plazas), podría provocar el peligroso germen de un retroceso de cientos de años, en dónde en la Europa Medieval florecieron los Feudos.  Si las Instituciones establecidas como el gobierno, e incluso el estado, comienzan a perder apoyo, y las personas comienzan a generar sistemas gubernamentales paralelos y casi tribales, experimentaremos un lamentable retroceso. Imaginemos que cada ciudad, incluso cada sector de un vecindario, se convierta en una mini-nación, un feudo pequeño. Con el tiempo a esta visión tribal y casi hippie,  los problemas de divisiones, competencias y luchas comenzarían a aflorar. Este claramente es el problema caligastiano de los "derechos de los grupos". Cada ciudad, incluso cada sector de un vecindario, comenzaría a crear su propio ejército, sus propias leyes, etc. Sí, un espantoso retroceso de casi mil años. Y ésto no tiene que ver con el nivel tecnológico de un pueblo. Una nación moderna, incluso puede retroceder a los básicos niveles de las tribus y hordas en el aspecto de su pensamiento y enfoque político.

Los Documentos con claridad enseñan que la evolución del gobierno humano experimenta éstas etapas transicionales:

- Familias
- Clanes
- Tribus
- Naciones
- Naciones continentales o planetarias

Aunque en términos generales la Humanidad siempre ha avanzado al destino inexorable de una nación de toda la Humanidad, en las etapas de andamio o transicionales a veces han existido algunos y puntuales retrocesos temporales. 

134:5.5 (1488.3) La soberanía es poder, y crece mediante la organización. Dicho crecimiento de la organización del poder político es bueno y apropiado, porque tiende a abarcar segmentos cada vez mayores de toda la humanidad. Pero este mismo crecimiento de las organizaciones políticas crea un problema en cada etapa intermedia entre la organización inicial y natural del poder político —la familia— y la resultante final del crecimiento político —el gobierno de toda la humanidad, por toda la humanidad y para toda la humanidad.

134:5.6 (1488.4) Partiendo del poder paterno en el grupo familiar, la soberanía política evoluciona mediante la organización, a medida que las familias se van superponiendo en clanes consanguíneos que, por varias razones, se unen en unidades tribales —las agrupaciones políticas superconsanguíneas. De allí, mediante el comercio, el intercambio y la conquista, las tribus se unifican en naciones, y las naciones a veces se unen en un imperio.

134:5.7 (1488.5) A medida que la soberanía pasa de grupos más pequeños a grupos más grandes, las guerras disminuyen. Es decir que disminuyen las guerras menores entre naciones más pequeñas, mientras que aumenta el potencial de guerras más grandes en la medida en que las naciones que ejercen la soberanía se hacen más y más extensas. 

134:5.8 (1488.6) La dificultad en la evolución de la soberanía política, desde el núcleo familiar hasta la humanidad en bloque, yace en la inercia-resistencia que se observa en todos los niveles intermedios. Las familias desafían en ocasiones a su clan, en tanto que los clanes y las tribus a menudo estaban subversivos en cuanto a la soberanía del estado territorial. Cada evolución nueva y progresiva de la soberanía política se encuentra (y se ha encontrado siempre) estorbada y entorpecida por las «etapas de andamio» de las evoluciones anteriores en la organización política. Y esto ocurre porque la lealtad humana, una vez en movimiento, es difícil de cambiar. La misma lealtad que posibilita la evolución de la tribu, dificulta la evolución de la supertribu —el estado territorial. Y la misma lealtad (el patriotismo) que hace posible la evolución del estado territorial, complica enormemente el desarrollo evolutivo del gobierno de toda la humanidad.

134:5.9 (1488.7) La soberanía política se crea a partir de la renuncia a la autodeterminación, primero del individuo dentro del núcleo familiar, y luego de la familia y del clan dentro de la tribu y de las agrupaciones más grandes. Esta transferencia progresiva de la autodeterminación, desde las organizaciones políticas más pequeñas a las cada vez más grandes, ha seguido su curso prácticamente sin interrupciones en el Oriente, desde el establecimiento de las dinastías Ming y Mogol. En el Occidente siguió durante más de mil años hasta el fin de la Guerra Mundial, momento este en el que un desafortunado movimiento retrógrado revirtió temporalmente esta tendencia normal restableciendo la soberanía política sumergida de numerosos grupos pequeños de Europa.

El gran problema de Urantia, es la falta de un liderazgo político inteligente y sabio que sepa luchar contra las fuerzas retrógradas (inercia-resistencia) que muchas veces surgen en las etapas de transiciones, e intentan llevar a los grupos humanos al retroceso en vez de causar una evolución inteligente y paciente.