196:3.34 (2097.2) El gran
desafío del hombre moderno consiste en alcanzar una mejor comunicación con el
Monitor divino que reside en la mente humana. La aventura más grande del hombre
en la carne consiste en un esfuerzo bien balanceado y sano por avanzar los
límites de la autoconciencia hasta los ocultos reinos de la conciencia
embriónica del alma en un esfuerzo sincero por alcanzar el terreno que linda
con la conciencia espiritual —al contacto con la presencia divina. Esta
experiencia constituye la conciencia de Dios, una experiencia poderosamente
confirmadora de la verdad preexistente de la experiencia religiosa de conocer a
Dios. Esta conciencia del espíritu equivale al conocimiento de la actualidad de
la filiación de Dios. De otra manera, la certeza de la filiación es una
experiencia de fe.
196:3.35 (2097.3) La
conciencia de Dios es equivalente a la integración del yo con el universo, y en
sus niveles más altos de la realidad espiritual. Sólo el contenido espiritual
de cualquier valor es imperecedero. Aun lo que es verdadero, bello y bueno no
puede perecer en la experiencia humana. Si el hombre no elige sobrevivir, el
Ajustador sobreviviente conservará esas realidades nacidas del amor y
alimentadas en el servicio. Todas estas cosas son parte del Padre Universal. El
Padre es amor vivo, y esta vida del Padre reside en sus Hijos. Y el espíritu
del Padre reside en los hijos de sus Hijos —los hombres mortales. Al fin y al
cabo, la idea del Padre seguirá siendo el más alto concepto humano de Dios.
Uno de los regalos más bellos del Libro de Urantia es enseñarnos el Concepto del Ajustador del Pensamiento, del Fragmento de Dios que vive en nosotros. Las religiones evolutivas solo parcialmente nos hablaron de esa posibilidad. Cuando se habla del Espíritu Santo (en la Biblia) podemos entender que en la mayoría de los casos se refiere al Ajustador. Pero su descripción y la trascendencia de su función aún no había sido explicada. La reciente Revelación viene a desarrollar una visión mucho más excelsa, cercana y profunda de la relación que el hombre puede establecer con Dios.
Todos los cambios y transformaciones necesarias en la Humanidad deben nacer primero en el Reino Interior del Hombre. Luego, los hombres Renacidos del Espíritu harán los cambios externos para la transformación del mundo. Pero debemos partir con el proceso de forma bien cimentada, para resultados perdurables.
En las próximas entradas se analizarán nuevamente éstos pasos para el despertar espiritual de uno mismo, y posteriormente para los cambios necesarios que pueden transformar el mundo.
Todos los cambios y transformaciones necesarias en la Humanidad deben nacer primero en el Reino Interior del Hombre. Luego, los hombres Renacidos del Espíritu harán los cambios externos para la transformación del mundo. Pero debemos partir con el proceso de forma bien cimentada, para resultados perdurables.
En las próximas entradas se analizarán nuevamente éstos pasos para el despertar espiritual de uno mismo, y posteriormente para los cambios necesarios que pueden transformar el mundo.