viernes, 27 de octubre de 2023

El “pecado original” según el Libro de Urantia. ¿Una fábula más? - parte I

Uno de los relatos más pintorescos y digno de una telenovela hispanoamericana o turca, es la historia de la falta de Adán y Eva según los Documentos. 

Cuando comencé a leer el Libro de Urantia este fue uno de los puntos que más me hicieron dudar de la veracidad del Libro. La razón es la intriga, la traición y el “adulterio” de los involucrados, todo muy parecido a una trama de una simple teleserie de la tarde. Encontraba todo muy burdo y básico, no tanto por la cuestión de fondo, sino por la narrativa en si misma. En realidad no esperaba eso de un libro que afirma ser una Revelación tan especial.

Con los años, la cuestión se fue aclarando, y ciertamente el asunto del mestizaje genético de los adanitas y nativos del planeta, cuadraba con muchos asuntos, ya sea desde las perspectivas que hablan de una antigua hibridación extraterrestre, o los descubrimientos científicos recientes y fidedignos, que han recalcado y probado que ciertamente somos el producto de un complejo mestizaje, incluyendo a un par de especies desconocidas.

No, el problema no era ese, sino la casi novelesca narrativa, algo incluso “cachonda”  sobre el engaño de Eva con Cano, la persuasión de Serapatatia, y la intriga de Caligastia para que Eva fornicase finalmente con el mencionado Nodita. Luego la muerte del amante, el suicidio de uno de los planificadores, y el dramatismo del esposo engañado y traicionado, vagando como loco, me causaba algo de perplejidad y dudas. Todo muy telenovesco.

Es cierto que los involucrados tenían otros parámetros mentales para ver el asunto, ya que lo consideraban una especie de “trabajo” de hibridación, pero no deja de existir cierta picardía o narrativa básica en algunos comentarios de los Reveladores. Insisto que aquello me generó profundas dudas sobre la veracidad de este relato como algo histórico, o era simplemente el producto de una mala imitación de una novela de romance clase B. De alguna forma era un poco chocante que el plan de elevación biológica de la Humanidad hubiese naufragado por algo tan constante y repetitivo como “poner los cuernos”. Sí, otra vez la infidelidad…

Incluso el relato del Génesis en donde los involucrados son probados en torno al  “árbol del conocimiento del bien y el mal”, y detrás de esta prueba se supone que estaba el demonio, parecía a ratos tener más lucidez que el relato de Urantia. He requerido de varios años para ir armando un rompecabezas que me ha hecho encontrar soporte adyacente a lo narrado en los Documentos, y no creerlo simplemente por buena fe, o por un decreto de autoridad revelada. Quienes me conocen, saben que mi aproximación al Libro de Urantia ha sido confirmada por vías laterales y otras fuentes, descubrimientos científicos, arqueológicos y de todo tipo. Jamás acepté al Libro de Urantia simplemente por sus declaraciones. Si hubiese sido así, estaría al mismo nivel que “Un curso de Milagros” o “Conversaciones con Dios”, junto al resto de “revelaciones”(?) canalizadas o manifestadas como sea.

Ahora bien, ¿cual es el soporte lateral que me hace confiar en el Libro de Urantia sobre el relato de la caída edénica? 

Es cierto que durante la Edad Media la Iglesia Católica apuntó que posiblemente (como una teoría más) las “relaciones sexuales” habían sido el pecado original. Taciano el sirio, enseñaba que el fruto del árbol del conocimiento transmitía “conocimiento carnal”. Asimismo, en el siglo V D.C. Agustín, reconocido por la cristiandad como uno de los Padres de la Iglesia, pensaba que el pecado había tenido sus comienzos en el deseo sexual por parte de Adán. 

Es cierto que para llegar a esta conclusión, los teólogos habían recogido interesantes fuentes y elementos antiguos que después analizaremos. No obstante, el enfoque de ellos sobre el asunto estaba errado en la conclusión final, dando a entender que el sexo era pecaminoso en sí mismo, llegando a enaltecer más aún el celibato y otras prácticas monásticas antinaturales, causando hipocresía, doble vida y confusión en la feligresía. 

En un próximo artículo analizaré cómo el mismo relato del Génesis contiene las claves encriptadas en su misma narrativa, y que sorprendentemente nos muestran una situación muy parecida a la descrita en los Documentos. Pero para eso hemos de aclarar algunos conceptos sobre la literatura bíblica. Lo expondré en una segunda parte.