domingo, 11 de febrero de 2024

En el Libro de Urantia las “nebulosas” son realmente las “galaxias”


Este artículo es producto de un análisis sobre los términos y conceptos del Libro de Urantia relativos a las galaxias y nebulosas. 

Durante mucho tiempo el Libro de Urantia fue cuestionado en torno al asunto de Andrómeda. Puesto que el Libro cataloga a la misma como una nebulosa, se le criticó como erróneo puesto que hoy se le considera una galaxia.

Pero como veremos, todas esas críticas son innecesarias, y no tienen mucho sentido. En este post lo iremos analizando. 

En primer lugar, las clasificaciones sobre los términos “galaxia” o “nebulosa” son meramente científicos, humanos y cambiantes. Los Reveladores intentaron hacer una aproximación a los hechos, intentando usar algunas coordenadas, y reciclando terminología, pero a la vez usando libremente los términos entregándoles su propia concepción más ampliada.

Así, deliberadamente la expresión “universo”, “constelación” y “sistema” tienen su propio entendimiento, el cual no necesariamente es el mismo que conocemos. Esto cualquier lector del Libro de Urantia lo aprende rápidamente. Así, ciertas críticas se vuelven innecesarias y torpes.

Veamos como el Libro de Urantia define desde su perspectiva a las nebulosas:

15:4.5 (169.5) Las nebulosas varían grandemente en tamaño y en el número resultante y la masa agregada de sus vástagos estelares y planetarios. Al norte de los límites de Orvonton, pero todavía dentro del nivel espacial de este superuniverso, una nebulosa, que forma soles dentro del nivel espacial superuniversal, ya ha dado origen a aproximadamente cuarenta mil soles, y la rueda matriz sigue arrojando soles, la mayoría de los cuales son muchas veces más grandes que el vuestro. Algunas de las nebulosas más grandes del espacio exterior están originando hasta cien millones de soles.

Es importante destacar que para los Reveladores su clasificación de nebulosas está centrada en que en determinada edad estas son “ruedas” y que tienen “diferentes tamaños”.  Ahora note nuevamente:


15:4.4 (169.4) Los organizadores de la fuerza paradisiacos son los originadores de las nebulosas; son capaces de iniciar alrededor de su presencia espacial los tremendos ciclones de fuerza que, una vez que se inician, no se pueden detener ni limitar jamás hasta que todas las fuerzas que todo lo saturan son movilizadas para la aparición final de las unidades ultimatónicas de la materia universal. Así entran a la existencia las nebulosas espirales y otras, las ruedas matrices de los soles de origen directo y de sus sistemas distintos. En el espacio exterior se pueden ver diez formas diferentes de nebulosas, fases de la evolución universal primaria, y estas vastas ruedas de energía tienen el mismo origen que tuvieron las de los siete superuniversos.


Note el énfasis de los Reveladores en usar la expresión “ciclones”, “espirales”, “ruedas matrices”, “vastas ruedas”, etc. Pues bien, dentro de nuestros catálogos astronómicos, muy pocas nebulosas son espirales o parecen tremendas ruedas ciclónicas activas:



Como observamos, la inmensa mayoría de las nebulosas son clasificadas por nuestros astrónomos como agregaciones sin forma de polvo o gas. Son muy extrañas las nebulosas ciclónicas, espirales o circulares. Son relativamente pocas. Además, consideramos a las nebulosas como componentes más pequeños al interior de nuestras galaxias. No obstante, los Documentos parecen dar otra comprensión al término. Se nos revela que existen nebulosas gigantescas, pequeñas, etc. Además, según lo que nos narran, lo que nosotros observamos como nebulosas, son la actividad de nebulosas antiguas, que perdieron su forma original matriz. En otras palabras, las imágenes corresponderían a restos de nebulosas. Notemos:

15:4.8 (170.2) La galaxia de la Vía Láctea está compuesta de vastos números de antiguas nebulosas espirales y de otras formas, muchas aún retienen su configuración original. Pero como resultado de las catástrofes interiores y de la atracción exterior, muchas de ellas han sufrido considerable distorsión y cambio de forma hasta el punto de que estas enormes agregaciones aparecen como gigantescas masas luminosas de soles flameantes, tales como la nube de Magallanes, el grupo estelar del tipo globular que predomina cerca de los límites exteriores de Orvonton.

Más adelante explicaremos porque a la Vía Láctea en esta parte también se le llama “galaxia”, pero quiero resaltar el hecho de que se diga que muchas nebulosas han sufrido distorsiones y han llegado a ser parte de la Vía Láctea. Se habla de la nube de Magallanes, la cual es considerada hoy una galaxia por la clasificación científica de este momento. Así, podemos dejar en claro que las nebulosas de la fotografía son restos deformes de antiguas nebulosas mayormente espirales, tragadas por la Vía Láctea, o que han llegado a ser parte de la misma. 

Es necesario entonces repasar nuevamente la cita que declara que las nebulosas Urantianas son verdaderos elementos activos en sus fases primarias:

15:4.4 (169.4) Los organizadores de la fuerza paradisiacos son los originadores de las nebulosas; son capaces de iniciar alrededor de su presencia espacial los tremendos ciclones de fuerza que, una vez que se inician, no se pueden detener ni limitar jamás hasta que todas las fuerzas que todo lo saturan son movilizadas para la aparición final de las unidades ultimatónicas de la materia universal. Así entran a la existencia las nebulosas espirales y otras, las ruedas matrices de los soles de origen directo y de sus sistemas distintos. 

Esto de los ciclones ciertamente tiene una correspondencia con lo que hoy se entiende por “galaxia”:


En mi impresión, las nebulosas (en sus etapas activas) del Libro de Urantia, son realmente las galaxias.  Y esto nos lleva al asunto de Andrómeda:

15:4.7 (170.1) No todas las nebulosas espirales se ocupan de producir soles. Algunas han retenido el control de muchos de sus vástagos estelares segregados, y su apariencia espiral resulta por el hecho de que sus soles salen del brazo nebular en formación estrecha pero retornan por diversos caminos, facilitando así la observación en cierto punto pero haciendo más difícil su visualización cuando están vastamente separados en sus diferentes caminos de retorno, mucho más alejados del brazo de la nebulosa. No existen en este momento muchas nebulosas formadoras de soles activas en Orvonton, aunque es muy activa Andrómeda, la que está fuera del superuniverso habitado. Esta nebulosa vastamente distante es visible a simple vista, y cuando la visualicéis, considerad que la luz que de ella contempláis abandonó aquellos distantes soles casi un millón de años atrás.

Notamos que se nos hablan de los “brazos” de la nebulosa y luego se declara a Andrómeda como una nebulosa activa. Estos detalles son muy interesantes. Se ha calculado actualmente que Andrómeda es una gran fábrica de estrellas, con una gran masa estelar. Recordemos que la mayoría de los términos en los Documentos están fundamentados en la función de las cosas y no tanto en su forma, entonces la descripción de Andrómeda como una productora de estrellas es ideal, porque para los Reveladores las nebulosas cumplen en gran parte esa función. Sin embargo, ahora nos hemos percatado que también las descripciones relativas a estos ciclones espaciales y grandes ruedas, encaja además con lo que hoy en día se clasifica como galaxias típicas.

¿Pero que podemos decir de la expresión “la galaxia de la Vía Láctea” cuando aparece en los documentos? ¿Que significa para los Reveladores el concepto de “galaxia”? Notemos en primer lugar esta cita:

15:4.8 (170.2) La galaxia de la Vía Láctea está compuesta de vastos números de antiguas nebulosas espirales y de otras formas, muchas aún retienen su configuración original.

Si observamos bien, la misma cita da la respuesta. Se declara que la Vía Láctea la forman antiguas nebulosas espirales y de otras formas. Y tal como antes vimos, otras de estas nebulosas, sufrieron cierta deformación. Así que para los Documentos una “galaxia” seria principalmente una agrupación de varios elementos, un conjunto principalmente de nebulosas y otros objetos. 

En otras palabras, la Vía Láctea sería producto de varias galaxias que han sido tragadas por la misma, fraccionadas, y atraídas. Esto ha sido demostrado por la ciencia, en donde un “canibalismo galáctico” originó a la Vía Láctea. No obstante, aún no se sabe con certeza cuál es la forma verdadera de la Vía Láctea. Generalmente se le representa como una galaxia espiral, pero hay estudios recientes que revelan que es más compleja. Saber su forma es aún un enigma, porque nos encontramos supuestamente cerca de un brazo de la misma, y nuestro ángulo de observación nos impide ver su forma completa.

Para los Reveladores, el término “galaxia” no puede circunscribirse a un determinado elemento astronómico. Su clasificación engloba a un conjunto de objetos, y no solo a una agrupación de estrellas. De hecho, esta designación para el Libro de Urantia no es algo fijo, sino que es un asunto móvil, siempre que exista una agrupación de elementos. Es muy parecido al concepto de “conjunto”. Por ejemplo, notemos como libremente de todo el superuniverso de Orvonton se dice:

15:3.4 (167.20) Los astrónomos de Urantia han identificado aproximadamente ocho de las diez divisiones mayores de Orvonton. Es difícil reconocer separadamente las otras dos porque estáis obligados a visualizar estos fenómenos desde el interior. Si pudierais observar el superuniverso de Orvonton desde una ubicación vastamente distante en el espacio, inmediatamente reconoceríais los diez sectores principales de la séptima galaxia.

Debemos reconocer que la frase de esta cita es la que causó gran confusión en muchos lectores, hasta el punto en que representaciones artísticas han sido hechas comparando al mismo Orvonton con la forma de una galaxia espiral, o retratando al mismo con la forma que se le atribuye popularmente a la Vía Láctea, o declarando simplemente que ambos son lo mismo.

Sin embargo, a la vista de lo estudiado, y uniendo los elementos, notamos que la frase de la “séptima galaxia” significa que para los Reveladores el superuniverso nuevamente es un conjunto de varios elementos que lo forman. La palabra “galaxia” para el Libro de Urantia tiene ese matiz amplio. Esto queda reforzado con esta cita:

15.3.1 (167.17) Prácticamente todos los reinos estelares visibles a simple vista desde Urantia pertenecen a la séptima sección del gran universo, el superuniverso de Orvonton. El vasto sistema estelar de la Vía Láctea representa el núcleo central de Orvonton, en gran parte más allá de los límites de vuestro universo local. Esta gran agregación de soles, islas oscuras del espacio, estrellas dobles, grupos globulares, nubes estelares, espirales y otras nebulosas, juntamente con miríadas de planetas individuales, forma un grupo como un reloj circular alargado, de aproximadamente un séptimo de los universos habitados evolucionarios.

Notamos que la Vía Láctea es solo el núcleo central de Orvonton. Y ya vimos que a Orvonton mismo se le llama también “la séptima galaxia”, por lo tanto Orvonton incluye muchos más cuerpos que acompañan o rodean al núcleo central de la Vía Láctea, entonces una galaxia es un conjunto de elementos. Y desde esa perspectiva Orvonton si es una galaxia. De hecho, la cita dice que lo acompañan nubes estelares, espirales y otras nebulosas. Eso debe apuntar a las nebulosas espirales (llamadas “galaxias satélites” por nuestros astrónomos ) que rodean a la Vía Láctea y forman parte de Orvonton. 

Pero  note (como vimos en citas más arriba) que también a la misma Vía Láctea se le llama a su vez una galaxia en sí misma, porque dentro de ella tiene los restos de antiguas nebulosas y otros cuerpos, etc. Es en sí misma también otro conjunto de elementos. Así que para los Reveladores la expresión “galaxia” es usada libremente para referirse a un conjunto, indistintamente su tamaño, designación administrativa y sin importar mucho nuestras ideas astronómicas preconcebidas. 

Ahora bien, note en la última cita como Orvonton es descrito como un reloj circular alargado (nótese que no se habla de una espiral) que es un “séptimo de los universos habitados”. Esto último se refiere sin duda a la totalidad de los universos en los siete superuniversos, no a los universos locales en un solo superuniverso. El que sea un reloj circular alargado, indica que Orvonton en su procesión debe ser el llamado (por nosotros) grupo local de galaxias que rodean a la Vía Láctea. En realidad debo ser más preciso, más bien es el “Sistema Vía Láctea”, el grupo o conjunto de galaxias (nebulosas urantianas) que rodean a la Vía Lactea. Este sería Orvonton:


Como notamos, este sistema alargado de galaxias que rodean a la Vía Láctea, es Orvonton. Es asombroso que muchas de estas galaxias satélites fueron descubiertas en años recientes. 

Pero no quiero desviarme del tema y deseo volver a las “nebulosas”. Nuestro propio universo local es producto de los restos una nebulosa que expiró hace mucho,  llamada Andronover, pero note lo que se dice sobre el llamado “espacio exterior”. Recuerde que cuando Urantia habla de este se refiere a los niveles exteriores más allá de los superuniversos:

15:4.5 (169.5) ….y la rueda matriz sigue arrojando soles, la mayoría de los cuales son muchas veces más grandes que el vuestro. Algunas de las nebulosas más grandes del espacio exterior están originando hasta cien millones de soles.

15:4.4 (169.4) En el espacio exterior se pueden ver diez formas diferentes de nebulosas, fases de la evolución universal primaria, y estas vastas ruedas de energía tienen el mismo origen que tuvieron las de los siete superuniversos.

Lo anterior claramente nos impacta y confirma que para los Reveladores las denominadas galaxias lejanas que ha estado observando el Hubble y James Webb son realmente nebulosas, ruedas cósmicas que están evolucionado:


Pero no se alarme, para los efectos prácticos estas nebulosas son galaxias para nuestros astrónomos y no hay ningún drama. Simplemente para la comprensión de los Documentos en torno a llamarlas “enormes ruedas ciclónicas formadoras de estrellas” se les denomina nebulosas activas o espirales. 

Pero lo más impresionante sería que esta declaración bajo este nuevo prisma de entender los documentos cobra otro sentido más poderoso e impactante:

12:2.3 (130.5) En un futuro no lejano, los nuevos telescopios revelarán a la mirada sorprendida de los astrónomos urantianos no menos de 375 millones de nuevas galaxias en los tramos remotos del espacio exterior.

Según lo que puede discernir, y con todo lo que hemos estudiado hasta ahora, estas 375 millones de nuevas galaxias ¡son realmente agrupaciones o conjuntos de galaxias! Son 375 millones de agrupaciones de nebulosas urantianas. Cada agrupación puede estar a su vez compuesta por decenas o cientos de nebulosas (galaxias para la clasificación humana). 

Y esto explicaría el descubrimiento reciente de estas enormes estructuras que no deberían existir, y que las conforman varias galaxias (para nuestros astrónomos). En realidad, esas mismas estructuras serían realmente las galaxias (al ser conjuntos de nebulosas o ruedas cósmicas) que fueron “profetizadas” en el Libro de Urantia:


Y son solo los primeros conjuntos o galaxias (desde la perspectiva urantiana) de unos 375 millones aún por descubrir. 

Todo lo anterior le da un nuevo sentido y nos explicaría la existencia de los llamados “racimos”, “cúmulos, o “clusters” de galaxias. Según esta nueva luz, en realidad las galaxias que forman estos cúmulos son nebulosas, y los cúmulos serían realmente las verdaderas galaxias. Por ejemplo, este cúmulo de galaxias (nebulosas Urantianas) sería realmente una galaxia. Observe la imagen siguiente:


Esta clasificación es como si algunos planetas del sistema solar fueran ahora considerados como lunas o planetoides, algo parecido a lo que ocurrió con Plutón.

Pero para sus efectos prácticos, función y propósito, siguen siendo los mismos, independiente de la cambiante clasificación humana. Es por esa razón que los Reveladores no tienen problemas en expandir o modificar ciertos conceptos, aunque en su base hayan usado elementos de la época.

En resumen:

1) Al parecer la mayoría de las “nebulosas” en etapas activas, descritas en los Documentos, son realmente las galaxias que ahora denominamos así: galaxias.  No podemos descartar que en el futuro la ciencia haga un ajuste al respecto en cómo denomina una galaxia y una nebulosa.

2) La expresión “galaxia” para los reveladores implica el conjunto de una agrupación o cúmulo de varias de estas nebulosas (galaxias para nosotros). También, si esas nebulosas se distorsionaron o perdieron su forma original, como ocurre en la Vía Láctea. No olvide que la verdadera forma de la Vía Láctea no se sabe, así que podría ser un grupo de brazos rotos de antiguas nebulosas espirales tragadas.

En conclusión, es cierto que los Reveladores usaron el término “nebulosa” para describir a una galaxia como Andrómeda, en una época en que usualmente se le llamó así, pero el uso  de la palabra no se debe a un error, sino que esta comprensión del funcionamiento de la misma excede cualquier interpretación errónea sobre que aquí hubo una equivocación. Al contrario, el Libro de Urantia se adelantó décadas en concebir una gran concentración de estos cuerpos espirales y circulares ciclónicos gigantescos en el espacio exterior. Que se les haya denominado “nebulosas” en ese momento es lo de menos. Su función, cantidad, tamaño y propósito, excede el asunto de la designación nominal, se anticipó a los hechos y descubrimientos, y es una prueba de Revelación.