Los Documentos narran
algunas ocasiones en que Jesús expulsó demonios auténticos, en otras también
curó a personas que estaban enfermas mentalmente, y en otros casos había una
mezcla de ambas situaciones. El Libro de Urantia dice:
(863.7) 77:7.6 No es mera
figura retórica cuando los registros manifiestan: «Y le trajeron todos los que
tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los
endemoniados y lunáticos». Jesús sabía y reconocía la diferencia entre la
demencia y la posesión demoníaca, aunque estos estados se confundían mucho en
la mente de los que vivieron en su época y generación.
Podríamos resumir:
1-
Enfermedades
nerviosas confundidas con posesiones.
2-
Posesiones
demonicas auténticas.
3-
Mezcla de
posesiones y enfermedades.
Los apóstoles no podían
diferenciar estas situaciones, pero Jesús perfectamente lo hacía.
Científicamente la
posesión demoníaca se considera una de las formas del trastorno disociativo (de
conversión) que antiguamente se denominaba histeria. Se codifica en la
clasificación internacional de enfermedades mentales (CIE) de la Organización
Mundial de la Salud como F-44.3 como trastorno de trance o posesión o como
F-44.81 trastorno de personalidad múltiple.
Notemos un
caso narrado en los Documentos de Urantia de verdadera posesión:
(1755.8) 158:4.2 Aunque la
muchedumbre sostenía discusiones diversas, la controversia principal estaba
centrada en cierto ciudadano de Tiberiades que había llegado el día anterior en
busca de Jesús. Este hombre, Santiago de Safed, tenía un hijo único de unos
catorce años de edad, que estaba gravemente afligido de epilepsia. Además de
esta enfermedad nerviosa, el muchacho había sido poseído por uno de esos
intermedios errantes, malévolos y rebeldes, que entonces estaban presentes y sin
control en la Tierra, de manera que el joven era epiléptico y a la vez estaba
poseído por un demonio.
Lo notable es que Jesús al
expulsar al ser intermedio rebelde que poseía la mente del joven, no usó cánticos,
conjuros ni hizo ritos en latín tal como hacen sus supuestos representantes
sacerdotales católicos hoy en día. Jesús simplemente ordenó retirarse a esta
criatura rebelde. No hizo ninguna pose ni "puesta en escena".
El que posteriormente se
haya desarrollado un engorroso sistema de exorcismos parece ser más bien un
aprovechamiento del clero hacia la histeria religiosa y los trastornos psicológicos
excitados en un ambiente de temor aumentado por los Clérigos que hacen los exorcismos,
para de esta formar perpetuar el poder clerical. En la antiguedad los chamanes o sacerdotes mantenían su poder sobre las masas mediante la capacidad del líder espiritual de doblegar al mal. Muchas veces se usaban trucos burdos para hacerlo. Por ejemplo, una versión alterna del Libro de Daniel cuenta como este desenmascaró a unos sacerdotes.
El profeta demuestra que
Bel, patrono y protector de Babilonia, no es un dios verdadero. Un rey de
Babilonia ofrendaba diariamente delante de su estatua enormes cantidades de
alimentos, que eran "devorados" por la estatua de Bel. Daniel
demuestra al rey que todos los manjares y alimentos ofrendados al dios, eran,
en realidad, consumidos por los sacerdotes de dicho ídolo, sus niños y mujeres, ya que "debajo de la mesa donde se ponía la comida para Bel, habían
hecho un túnel secreto, y por allí entraban a comerse la comida del ídolo". Pues bien, Daniel desenmascaró a estos sacerdotes que exaltaban el temor al misticismo y mantenían la esclavitud mental.
El que actualmente
miembros de varias religiones ajenas al catolicismo no experimenten estos
episodios de exorcismos, y que en realidad no veamos a las personas masivamente poseídas
lanzando espuma por la boca, nos hace reflexionar en que esa Era efectivamente
ya es cosa del pasado, salvo por el aprovechamiento del Cine ficción de terror y la Iglesia Católica.