miércoles, 22 de agosto de 2018

El intercambio viviente

Cerrando el paréntesis del día de ayer, regresamos con el análisis de la venida de los Cien en el pasado remoto.


Recordemos que los Cien eran 50 hombres y 50 mujeres de naturaleza extraplanetaria y moroncial.

y los cien andonitas que prestaron su material genético nativo de Urantia (aparentemente gran parte del costado de su cuerpo) eran 50 hombres y 50 mujeres de las tribus andonitas.


Los nuevos cuerpos construidos para los cien de Caligastia tenían mucho del material genético de éstos andonitas, al grado de obtener una similitud física con ellos. Se nos comenta:


66:4.4 (744.3)  Eran corpóreos y relativamente humanos, pues encarnaban el mismo plasma vital de una de las razas humanas, el plasma vital andónico de Urantia.


66:4.7 (744.6) En cuanto al color de la piel y el lenguaje, estos miembros materializados del séquito de Caligastia siguieron la raza andónica.

Si los andonitas eran de aspecto esquimal algo mongoloide, los cien de Caligastia en sus nuevos cuerpos eran de aspecto moreno y con rasgos orientales, evidentemente con cuerpos más altos y estilizados ya que aún tenían en parte su naturaleza sobrehumana. Así que Sitchin cuando habla de que los Anunakis eran rubios seguramente los estaba confundiendo con los adanitas posteriores.

66:4.8 (744.7) 2. Los cien eran seres materiales pero sobrehumanos, tras haberse reconstituido en Urantia a manera de hombres y mujeres singulares que pertenecían a un orden superior y extraordinario.

Evidentemente deben haber tenido un aspecto mas alto e imponente, pero con el pelo negro y rostro algo mongoloide. Eso hizo también que fueran reverenciados como dioses.

El que mantuviesen gran parte de su integridad original moroncial les hizo que pudiesen beneficiarse del árbol de la vida, descrito en entradas pasadas. De esta forma podrían mantener un estado de inmortalidad mientras consumiesen del árbol de la vida.

Pero lo interesante es que los cien andonitas nativos que prestaron parte de su cuerpo para ser trasplantado a los cien de Caligastia, obtuvieron la parte corporal misma de estos cien que fue sustituida por el material humano. Asi lo que ocurrió realmente fué un intercambio. Y esto les confirió a los cien andonitas el privilegio de volverse inmortales al subsistir del árbol.


66:4.15 (745.5) Cabe por explicar que, al contribuir los cien andonitas su plasma de germen humano a los miembros del séquito del Príncipe, los Portadores de Vida introdujeron en sus cuerpos mortales el complemento de los circuitos del sistema; y así pudieron continuar viviendo junto con el séquito, siglo tras siglo, desafiando a la muerte física.

66:4.13 (745.3) En la época de Dalamatia este árbol se cultivaba en el patio central del templo del Padre invisible, y el fruto del árbol de la vida permitió que los seres materiales y, en otros respectos mortales, del séquito del Príncipe, siguieran viviendo por tiempo indefinido, siempre y cuando tuvieran acceso a él.

Lo anterior sería la única forma en que los seres materiales pudiesen desafiar la muerte física. Gran parte de nuestro cuerpo tendría que ser reemplazado por secciones de cuerpos moronciales con sus respectivos sistemas vitales. Luego tendría que traerse un árbol de la vida a la Tierra. Pero dicho plan y permiso excpecional solo se hizo para que los Cien de Caligastia pudiesen funcionar como maestros durante miles de años, ya que la Humanidad era sumamente lenta en su aprendizaje. Se consideró justo que los cien andonitas que habían prestado parte de su organismo para ese trasplante recibieran inversamente la porción de los Cien de Caligastia y pudiesen trabajar con ellos como asistentes. Se les llama entonces andonitas modificados.

Como sabemos, tras la rebelión, parte de los cien miembros del séquito de Caligastia emprendieron la reproducción sexual. Así también ocurrió con los andonitas modificados que se unieron a los rebeldes. Los dos grupos dieron origen al linaje Nodita.