"Todas las naciones son 
como algo inexistente delante de él; como nada y como una 
irrealidad le han sido estimadas" - Isaías 40:17
"Pero los cuales 
[hombres] rinden servicio sagrado en una representación típica y sombra de 
las cosas celestiales" - Hebreos 8:5
"Tú haces que el hombre mortal 
vuelva a la materia triturada, y dices: “Vuélvanse, hijos de los hombres”. 
Porque mil años son a tus ojos solo como el día de ayer cuando ha pasado, y como 
una vigilia durante la noche. Los has llevado arrollando; ellos llegan a ser 
un simple sueño; a la mañana [son] justamente como la hierba verde que 
cambia. Por la mañana produce flores y tiene que cambiar; al atardecer se 
marchita y ciertamente se seca. (...) hemos terminado nuestros años lo mismo que 
un susurro" (Salmos 90:3-6, 9).
"Cuando el caso es que ustedes no 
saben lo que será su vida mañana. Porque son una neblina que aparece 
por un poco de tiempo y luego desaparece" - Santiago 4:14
Las 
declaraciones anteriores nos muestran una gran verdad. La realidad 
material, a la cual tanto nos aferramos, es una "irrealidad", una "sombra", un 
"sueño", un "susurro", una "neblina" si la comparamos con la auténtica realidad 
y la estabilidad eterna e inmutable de la realidad "espiritual".
El 
universo material es siempre la arena en donde tienen lugar todas las 
actividades espirituales. El universo material es la "sombra" del objeto real: 
Las realidades eternas.
Estamos convencidos que nuestra vida, nuestras 
actividades y las cosas que nos rodean son lo únicamente real y tangible. Nos 
aferramos a este estado, como si nunca pudiese existir otro. Ésto hace que nos 
aferremos a las situaciones y circunstancias de la vida. Quiséramos que los 
momentos de felicidad fueran eternos e imperecederos. Sin embargo, una reflexión 
cuidadosa nos muestra que no vivimos realmente en la auténtica 
realidad.
Hace algunos minutos puede ser que estuvimos reúnidos con 
muchos amigos y familiares. Sin embargo, ese momento en el tiempo literalmente 
desapareció, para siempre. Así, lo que estemos haciendo ahora, dejará de ser en 
una par de momentos más. Así funciona el espacio y el tiempo que conocemos, una 
transitoriedad constante. Solo experimentamos simultáneos "momentos 
presentes" sucesivos. No podemos "atrapar" los momentos. Todo es dinámico. 
Solo quedan en nuestra mente como "recuerdos". Nuestras actividades, movimientos 
y vidas son tan volátiles, que las descripciones anteriores son 
acertadas.
Así, si miramos algunas ciudades que hace siglos estuvieron 
llenas de gente, hoy las contemplamos desiertas, en ruinas y sin vida. Todo 
"desapareció". La materia siempre tiende a deteriorase y a ser transformada. Si 
dejamos un objeto material, sea un coche nuevo o cualesquier otra cosa, veremos 
como el tiempo lo desintegra y lo hace desaparecer como si hubiese sido irreal o 
inexistente. La visita a un edificio viejo lo confirma. Las formas aparentes 
comienzan a ser aniquiladas por el paso del tiempo.  Millones de seres humanos 
también ahora ya no existen. Su vida fué un "susurro". Un árbol o nuestro mismo 
cuerpo aparentemente sólido está lleno de células y moléculas en constante 
desaparición y transformación. No sería incorrecto decir que tenemos varios 
cuerpos en esta misma vida.
Todo indica que de forma paradójica, lo 
Espiritual, lo que nosotros creemos falsamente como algo intangible, es lo más 
real, sólido y tangible. Es lo más estable e imperecedero, sin estar sujeto al 
paso del tiempo. Nosotros somos como un sueño o una ilusión fantasmal a los ojos 
de los seres espirituales. Nosotros somos realmente los "fantasmas" al lado 
de la Realidad suprema de lo espiritual.
. 
Nosotros al no ver a los seres espirituales, nos imaginamos que son 
cosas etéreas, nubosas, etc. Nada más lejos de la verdad. Nuestra fugacidad es 
tan rápida, la materia se deteriora y se transforma tan rápido, que nosotros 
realmente somos fugaces y casi inexistentes a los ojos de ellos. Cuando 
despiertes en la resurrección en la primera morada preparada, tu sensación al 
despertar será la de haber tenido un sueño (tu vida en la Tierra).
.
Por eso a Dios se le llama la "Roca". El es una 
Roca al lado de un ambiente cambiante, movedizo e irreal. Cuando nos enfocamos 
en los asuntos espirituales, nos enfocamos en la auténtica realidad, la estable 
y la que colma y llena nuestro espíritu. Cuando nos elevamos en el momento 
presente con el Amor Conciencia, con sentimientos espirituales venciendo la 
inercia y gravedad carnal, sentimos sutilmente la auténtica realidad.
.
Una búsqueda afanosa en lo material, en lo que 
vemos con nuestros ojos, una búsqueda frenética por el placer y por los momentos 
felices, destinan a la humanidad a un ciclo interminable de placer y de dolor, 
de fugaces momentos felices, para luego como una droga intentar escapar del 
dolor y recurrir a ellos, para que luego otra vez desaparezcan. La única forma 
de liberarnos de ese ciclo, es aceptar la Verdad, es reconocer la Auténtica 
Realidad. Es comprender que no vivimos en la verdadera realidad, que somos 
"residentes temporales" en este mundo y sistema de cosas. Esta 
perspectiva ya nos libera de las preocupaciones irreales y nuestra vida se 
transforma en un peregrinaje ligero y suave. La vida más que una lucha se 
transforma en un peregrinaje que hay que disfrutar cada día. No habrá otro día 
igual a otro y esta oportunidad es única.
El viaje de la Eternidad 
consiste en una liberación gradual de la ilusión que tenemos, para entrar poco a 
poco en niveles y realidades eternas superiores. El papel de la espiritualidad 
consiste en eso. Las religiones organizadas tuvieron la función de ayudar a las 
masas humanas a partir en esa carrera. Pero la experiencia de "tocar" la 
auténtica realidad siempre será exclusivamente individual.
La ciencia nos habla de la energía y la 
materia oscura. Elementos desconocidos que viven entre nosotros y que unen todas 
las cosas. El Cielo envuelve la Tierra y la Tierra es parte de ese mismo cielo. 












