Hemos visto en la entrada pasada que el ADN es un superprograma de la vida previamente diseñado antes de su activación en la Tierra. Es imposible su aparición accidental.
"El cada vez más profundo misterio del genoma humano". Así se titulaba un artículo aparecido en la revista New Scientist, al eco de la publicación de los resultados obtenidos hasta ahora por el proyecto ENCODE. Hace unos años el mundo científico quedó sorprendido ante los datos derivados del Proyecto Genoma Humano (PGH). Los humanos sólo tendríamos unos 25.000 genes (los mismos que el melón, menos que algunos peces) pero contamos con muchísimas más proteínas. “Humillante” fue el frecuente adjetivo usado por los equipos científicos y los medios para describir la principal conclusión - que el genoma humano contiene no los previstos 100.000 – 140.000 genes (los tramos de ADN que dirigen la producción de aminoácidos y proteínas) sino sólo unos 25.000, poco más que el doble de los 13.601 genes de la mosca de la fruta y apenas cincuenta por ciento más que los 19.098 de las lombrices intestinales. Este descubrimiento le comió o devanó los sesos a los científicos según ellos mismos.
Con los años se descubrió además que el ADN basura no es tal. El proyecto ENCODE ha aclarado que ese ADN posee, en su mayor parte una función y que esta función es muy importante, la de contener las instrucciones que permiten que un determinado gen se exprese en unas células y no en otras. El genoma es mucho más complejo que lo que creíamos. Conocer la secuencia genómica es sólo una parte de la cuestión. Una única “instrucción” puede operar sobre múltiples genes y un gen necesita de múltiples instrucciones.
Por otra parte, apenas había alguna singularidad de los genes humanos. Estos son comparativos no al supuesto 95 por ciento sino a casi el 99 por ciento de los del chimpancé, y al 70 por ciento de los del ratón. Genes humanos, con las mismas funciones, fueron encontrados idénticos a los genes de otros vertebrados, así como invertebrados, plantas, hongos, e incluso levadura. Las conclusiones no sólo confirmaron que había una fuente de ADN para toda la vida sobre la Tierra, sino también permitió a los científicos rastrear el proceso "evolutivo" - cómo organismos más complejos se desarrollaron, genéticamente, desde los más simples. Sin embargo, como hemos visto en la entrada pasada, esos seres más "simples" tienen en su interior el potencial codificado de todo un superprogarama de todas las formas de vida.
La clave no está en la cantidad de material base genético que los seres vivientes compartimos. Algunas especies parecen tener más material genético que nosotros. El secreto está en los genes reguladores (o arquitectos) que son los que dan las instrucciones para la formación de un ser vivo, o la modificación súbita para la aparición de una especie totalmente nueva.
El misterio de los genes "extraterrestres"
Existe también la diferencia de un 1 o 2 % de material genético entre los primates y el hombre. Este equivale 250 a 500 genes. Ahora bien, el proyecto Genoma Humano descubrió algo muy extraño en el "árbol genético". De los aproximadamente 25.000 genes unos 223 fueron adquiridos por el hombre por transmisión horizontal (y no por la habitual línea de descencencia, o transmisión vertical). Es como si a la línea genética hubiesen sido transmitidos lateralmente y no por ascendencia ancestral. Esos genes fueron añadidos por otros seres.
La única explicación que se encontró para esta anomalía era que habían sido insertados por bacterias. Sin embargo, otros genetistas desmintieron esa posibilidad ya que presenta múltiples problemas viables.
Debido a esto algunos han sugerido la inserción de "genes extraterrestres" en una fase de los primeros humanos. Y entonces han vuelto a aparecer las historias de los Anunaquis, etc.
Y tal como analizamos en entradas pasadas, la leyenda sumeria Anunaqui está basada en la venida de los 100 de Caligastia según los Documentos de Urantia. Y posteriormente la llegada de Adán y Eva. Ambos sucesos son la culminación de los intentos del mejoramiento biológico de las razas humanas:
Visitantes en el pasado
La llegada de Adán y Eva
El gen de Adán y Eva
Información sorprendente
El Libro de Urantia aclara que los seres humanos actuales no son descendientes del simio actual. En realidad, tanto los primates modernos como el hombre moderno son dos líneas diferentes que se separaron de un ancestro común más antiguo. Ambos nuevos linajes aparecieron súbitamente.
(700.2) 61:6.1 En la septuagésima generación de este orden de vida surgió repentinamente un grupo nuevo de animales superiores. Estos mamíferos intermedios nuevos, que casi doblaban el tamaño de sus predecesores y contaban con una capacidad cerebral proporcionalmente aumentada, acababan de establecerse bien cuando aparecieron repentinamente los primates, la tercera mutación vital. (Al mismo tiempo, una evolución retrógrada dentro de la raza de los mamíferos intermedios dio origen a la descendencia símica; y desde aquel día hasta la fecha, la rama humana ha avanzado por evolución progresiva, en tanto que las tribus símicas se han estancado o, de hecho, han retrocedido.) - Urantia Book
Cuando hace más de una década se presentó la secuencia del Genoma Humano, se descubrió algo interesante con respecto a los simios, cuando también se realizó un estudio sobre su genoma:
Los humanos han sido mucho más activos insertando fragmentos reiterativos dado que se han encontrado 7.000 específicos de esta especie frente a 2.300 en los chimpancés. La relevancia de esta diferencia desde el punto de vista funcional se desconoce.
En lo que se refiere a zonas bien conocidas del paisaje genómico, los chimpancés macho parecen estar pagando molecularmente las consecuencias de sus prácticas sexuales, particularmente de la alta competencia para ganar los favores de las hembras, y por ende asegurar la transmisión de su ADN, que les obliga a producir mucho más esperma que sus parientes más evolucionados. El resultado es que su cromosoma Y está acumulando mutaciones que inhabilitan algunos de sus genes. Por el contrario, los humanos han desarrollado un sistema para eliminar los errores. "Parece que el Y humano está haciendo mejor trabajo de preservación de sus genes de lo que se esperaba", asegura David Page, el investigador del Howard Hughes Medical Institute que ha liderado los trabajos de comparación. - El país.com
¿Cómo posible que una publicación llamada el El Libro de Urantia (que se originó en los años treinta) hiciera una declaración tan precisa con respecto al problema genético de las razas de los simios? Solo hace pocos años se realizó la secuencia del genoma del chimpancé (fué publicado en Nature).
La información provista en estas últimas entradas reafirma el asombro que provoca el Libro de Urantia como una Revelación para la Humanidad. Una Revelación que logrará finalmente la armonización de las ciencias espirituales y materiales.